domingo, 3 de abril de 2016

En la carrera entre la tecnología y el desarrollo humano, los seres humanos vamos perdiendo esa carrera. Miguel A. Terán

En la carrera entre la tecnología y el desarrollo humano, los seres humanos vamos perdiendo esa carrera.
Miguel A. Terán

Lo expresado por el periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano, es válido como introducción a esta reflexión, cuando refirió que «El automóvil, el televisor, el vídeo, la computadora personal, el teléfono celular y demás contraseñas de la felicidad, máquinas nacidas para “ganar tiempo” o para “pasar el tiempo”, se apoderan del tiempo».
Sin duda, que la tecnología ha permitido romper muchas barreras, entre ellas la barrera de la distancia. La tecnología ha recortado distancias, viajamos de un lugar a otro en horas; pero en algunos casos, por ejemplo, la telefonía celular, contradictoriamente y como resultado de su inadecuado uso, nos acerca a los lejanos y nos aleja de los cercanos. Hemos aumentado el contacto virtual y perdido el contacto real; éste último vital para validar nuestra condición de seres humanos y sociales.  
No obstante, pretender juzgar o calificar a la tecnología, como buena o mala, sería un error. La tecnología, al igual que muchas otras cosas, no es ni buena ni mala, todo depende del uso que damos a la misma. Es un hecho que la tecnología y el conocimiento en el campo de la medicina  han representado salud y mejor calidad de vida, para quienes tienen acceso a ella. Por lo contrario, la tecnología enfocada a desarrollar la industria de la guerra ha representado destrucción y dolor.  
Entonces, es la conceptualización y uso que damos a la tecnología lo que puede calificarla de buena o mala. La tecnología en el área de salud, como mencionamos en el párrafo anterior, representa alivio y calidad de vida; pero al conceptualizarla como una industria y un negocio con fin de lucro, todo cambia. En resumen, la mejor clasificación para la tecnología, sería definirla como neutra, porque depende de nuestra sabiduría como seres humanos para otorgarle el adecuado y equilibrado uso.
La llegada de la televisión e internet a algunos pueblos de bajo o escaso nivel educativo y cultural, ha enfrentado a sus habitantes con una avalancha de información para cual no están preparados, creando en ellos “necesidades” y “expectativas” que no existían y que no tienen capacidad de manejar adecuadamente, en estos casos la tecnología podríamos juzgarla como más dañina que beneficiosa.  
La tecnología exige preparación, conciencia y madurez para poderla manejar adecuadamente. Ella ha permitido que los autos desarrollen grandes velocidades, pero también muchos perecen en accidentes de tránsito al desconocer el riesgo que esa tecnología de la velocidad  representa.
Estar conectados continúa y permanentemente a lo virtual, nos lleva a un falso escape de lo real, mientras los problemas crecen a la sombra de ese escape. Parece que pretendemos llenarnos de virtualidad para cubrir vacíos de contacto y realidad. El empresario y magnate estadounidense Steve Jobs, tal vez consciente de ese necesario equilibrio entre lo tecnológico y humano,  expresó “Cambiaría, si pudiera, toda mi tecnología por una tarde con Sócrates”.
Es importante tener presente que la tecnología es un buen sirviente pero un pésimo amo. Si llega a dominarnos nos absorbe, desvirtuando sus beneficios.  Es necesario utilizar de manera crítica y racional la tecnología, sabiendo obtener adecuado provecho de la misma. Debemos aprender a utilizarla de manera crítica, cuidadosa y equilibrada, evitando que en su aplicación práctica perdamos elementos que nos definen como seres humanos.  
Ese inadecuado uso ha hecho del apego y dependencia a la tecnología una de las enfermedades de nuestro tiempo. Podríamos decir que hemos llegado al extremo de no saber qué hacer con las manos, cuando no tenemos en ellas algún equipo tecnológico.
Un sano equilibrio es vital para que la tecnología no se apodere de nuestra vida, logrando que  esté a nuestro servicio y no nosotros a su servicio. Es indispensable que la tecnología esté  subordinada  a nuestra condición humana, porque de lo contrario nos arriesgamos a perder los rasgos y comportamientos que nos definen como seres humanos.

04 de Abril de 2016.

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.


No hay comentarios:

Publicar un comentario