Lo expresado por el periodista y escritor uruguayo
Eduardo Galeano, es válido como introducción a esta reflexión, cuando refirió
que «El automóvil, el televisor,
el vídeo, la computadora personal, el teléfono celular y demás
contraseñas de la felicidad, máquinas nacidas para “ganar tiempo” o para “pasar
el tiempo”, se apoderan del tiempo».
Sin duda, que la tecnología ha permitido romper muchas barreras, entre ellas la barrera de la distancia. La tecnología ha recortado distancias, viajamos de un lugar a otro en horas; pero en algunos casos, por ejemplo, la telefonía celular, contradictoriamente y como resultado de su inadecuado uso, nos acerca a los lejanos y nos aleja de los cercanos. Hemos aumentado el contacto virtual y perdido el contacto real; éste último vital para validar nuestra condición de seres humanos y sociales.
No obstante, pretender juzgar o calificar a la
tecnología, como buena o mala, sería un error. La tecnología, al igual que
muchas otras cosas, no es ni buena ni mala, todo depende del uso que damos a la
misma. Es un hecho que la tecnología y el conocimiento en el campo de la medicina han representado salud y mejor calidad de vida, para
quienes tienen acceso a ella. Por lo contrario, la tecnología enfocada a
desarrollar la industria de la guerra ha representado destrucción y dolor.
Entonces, es la conceptualización y uso que damos
a la tecnología lo que puede calificarla de buena o mala. La tecnología en el
área de salud, como mencionamos en el párrafo anterior, representa alivio y
calidad de vida; pero al conceptualizarla como una industria y un negocio con
fin de lucro, todo cambia. En resumen, la mejor clasificación para la
tecnología, sería definirla como neutra, porque depende de nuestra sabiduría
como seres humanos para otorgarle el adecuado y equilibrado uso.
La llegada de la televisión e internet a algunos
pueblos de bajo o escaso nivel educativo y cultural ha enfrentado a sus
habitantes con una avalancha de información para cual no están preparados,
creando en ellos “necesidades” y “expectativas” que no existían y que no tienen
capacidad de manejar adecuadamente, en estos casos la tecnología podríamos
juzgarla como más dañina que beneficiosa.
La tecnología exige preparación, conciencia y
madurez para poderla manejar adecuadamente. Ella ha permitido que los autos
desarrollen grandes velocidades, pero también muchos perecen en accidentes de
tránsito al desconocer el riesgo que esa tecnología de la velocidad representa.
Estar conectados continúa y permanentemente a lo
virtual, nos lleva a un falso escape de lo real, mientras los problemas crecen
a la sombra de ese escape. Parece que pretendemos llenarnos de virtualidad para
cubrir vacíos de contacto y realidad. El empresario y magnate estadounidense
Steve Jobs, tal vez consciente de ese necesario equilibrio entre lo tecnológico
y humano, expresó “Cambiaría, si pudiera, toda mi tecnología por una
tarde con Sócrates”.
Es importante tener presente que la tecnología es
un buen sirviente, pero un pésimo amo. Si llega a dominarnos nos absorbe,
desvirtuando sus beneficios. Es
necesario utilizar de manera crítica y racional la tecnología, sabiendo obtener
adecuado provecho de la misma. Debemos aprender a utilizarla de manera crítica,
cuidadosa y equilibrada, evitando que en su aplicación práctica perdamos
elementos que nos definen como seres humanos.
Ese inadecuado uso ha hecho del apego y
dependencia a la tecnología una de las enfermedades de nuestro tiempo.
Podríamos decir que hemos llegado al extremo de no saber qué hacer con las manos,
cuando no tenemos en ellas algún equipo tecnológico.
Un sano equilibrio es vital para que la tecnología
no se apodere de nuestra vida, logrando que esté a nuestro servicio
y no nosotros a su servicio. Es indispensable que la tecnología esté subordinada a nuestra condición humana, porque de lo contrario nos
arriesgamos a perder los rasgos y comportamientos que nos definen como seres
humanos.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y
coaching.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Web: www.lidervoice.com
Twitter: @MiguelATeranO
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
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