"La felicidad consiste en poder unir el principio con el fin". Pitágoras de Samos (569 A. C. – 475 A. C.) Filósofo y matemático griego.
Es fácil conseguir “éxitos” parciales durante el
camino, al igual que algunos fracasos. De hecho hay quien dice que la vida es
un «Roller Coaster» o «Montaña Rusa», porque en algunos momentos estamos en la
cima y en otros casi en el piso; pero lo cierto es que la vida debemos verla
como un proceso, que –como todos los procesos- transcurre en el tiempo, no solo
a lo largo sino también a lo ancho.
Sin embargo, y contrario a lo expresado por
Pitágoras, que hace referencia a la unión del principio y el fin, la mayor
parte de las veces no logramos que estos coincidan; en otras palabras, la
princesa no siempre consigue al príncipe azul. La razón es que en ese afán de
buscar y buscar, arribamos a lugares no planificados y hasta nos transformamos
en individuos que nunca pensamos llegar a ser, para bien o para mal. Al
respecto, el autor y orador motivacional estadounidense Jim Rohn, nos decía que
“La pregunta más importante en las diferentes etapas de nuestra vida, no es
¿Qué estoy consiguiendo?, sino ¿En qué me estoy convirtiendo?”.
El problema para no lograr unir el principio con
el fin, la mayor parte de las veces, obedece a que no definimos con precisión
hasta dónde queremos llegar en la vida, y ocurre que colocamos metas que se
convierten solo en etapas de un recorrido más largo, que se convierte en
infinito e indefinido.
Decía el novelista estadounidense, Channing
Pollock, que “La felicidad es una estación de parada en el camino entre lo
demasiado y lo muy poco”. Tomar el camino sin definir hasta dónde queremos
llegar puede hacer el viaje interminable. El actor estadounidense Robin
Williams afirmaba que "La cocaína es la manera que tiene Dios de decirte
que estás ganando demasiado dinero", en otras palabras, que vas en camino
a separar aún más el principio deseado con el final real.
Las palabras del escritor Henry Van Dyke, refieren
que “La felicidad es interior, no exterior; por tanto, no depende de lo que
tenemos, sino de lo que somos”. En otras palabras, dejamos que se apague
nuestra luz interior mientras continuamos preocupados por avivar nuestro brillo
exterior. El líder hindú Mahatma Gandhi afirmaba que "La felicidad se
alcanza cuando, lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en
armonía”.
Si cada paso que damos nos produce paz,
seguramente vamos en buen camino. Dijo el novelista estadounidense Pearl
S. Buck que “Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan
la gran felicidad”. Se nos va la vida esperando el gran momento, que no parece
llegar, mientras que los pequeños momentos de verdadera felicidad se nos
escapan.
El éxito es algo tan particular e indefinible, que
juzgar a alguien con el calificativo de exitoso es complicado. Al respecto,
reconocía el poeta italiano del siglo XVIII, Pietro Metastasio, que “Si las
íntimas preocupaciones de cada cual se leyeran escritas sobre su frente
!Cuántos que causan envidia nos generarían lástima!”. Como válida referencia,
al final de sus días, el famoso escritor argentino Jorge Luis Borges expresó “He cometido el peor
pecado que uno puede cometer. No he sido feliz”.
Es vital definir de la manera más precisa posible
adónde queremos llegar en la vida, para priorizar nuestras decisiones y
acciones; evitando hacer de esa meta algo movible que se convierta en una
utopía, inalcanzable, tras la cual se nos va la vida tratando de lograr una
meta que siempre está mutando o cambiando, haciendo del reto de finalizar algo
interminable. Tengamos presente las palabras del escritor y crítico francés
Jean Cocteau, quien dejó claro un concepto básico y elemental de vida: “Hay que
saber dónde está el límite para poder llegar”.
23 de Marzo de 2016.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y
coaching.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
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