Sin dejar de reconocer que al vivir y convivir en
sociedad los problemas de los otros, más temprano que tarde, pueden afectarnos,
es un hecho que existen individuos a quienes –casi por hobby- les encanta
participar activamente y hasta asumir como propios problemas ajenos.
El matemático, filósofo y místico griego Pitágoras
de Samos recomendaba "Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no
te consideres obligado a llevársela". Algunas veces nos inmiscuimos tanto
en esos problemas ajenos, que nos los delegan, pasando de simples observadores
a protagonistas de un problema que no nos pertenece.
Ese involucrarse o meterse en lo que no es de
nuestra incumbencia, nos hace escapar ficticia y temporalmente de nuestros
propios problemas; sin embargo, la realidad es que el problema personal –aunque
pretendamos olvidarlo- seguirá allí mientras no lo resolvamos, posiblemente
creciendo y fortaleciéndose. Un refrán popular refiere “Es más fácil ver la
paja en el ojo ajeno que la viga en el propio”.
La mayor parte de las veces, las personas no piden
consejo u orientación antes de tomar decisiones ni ejecutar acciones, ni
siquiera escuchan advertencias, pero si pretenden compartir la carga de error
cometido con amigos y familiares. El deseo y deber de apoyar o ayudar a
otros a resolver sus problemas es una muestra de humanidad, pero es importante
y necesario siempre aclarar la propiedad del problema.
En la medida en que nos involucremos más de cerca
con situaciones, circunstancias y personas, estaremos más cerca de
involucrarnos en las consecuencias de decisiones, en las cuales posiblemente no
conozcamos todos los elementos y aspectos involucrados, pero el hecho de
participar de alguna manera ya nos hace responsables de las consecuencias,
especialmente de las negativas. Vale la referencia de las negativas, ya que
cuando las cosas salen bien, pocas veces recibimos gestos de agradecimiento por
nuestra participación.
Tengamos presente las palabras del escritor y
teólogo francés Fénelon, quien consideraba que “El sufrimiento depende no tanto
de lo que se padece cuanto de nuestra imaginación, que aumenta nuestros males”.
Es igualmente importante tener presente las palabras de Sabio Buda, quien
afirmó que "El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional". Mientras el poeta y novelista italiano Cesare Pavese era contundente al afirmar
“Pero la grande, la tremenda verdad es ésta: sufrir no sirve de nada”, por
supuesto más aún por sufrimientos prestados o endosados.
Para concluir no podemos ser insensibles ante los problemas
ajenos, deben preocuparnos y es deber ayudar, pero no podemos dejar de un lado
la solución a los nuestros, evitando que los mismos se compliquen de tal manera
que no podamos atender ni los propios ni los ajenos.
07 de Marzo de 2016.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y
coaching.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
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