lunes, 14 de marzo de 2016

Definitivamente, el mayor reto es conocernos a nosotros mismos para poder cambiar y transformarnos en alguien mejor. Miguel A. Terán

Definitivamente, el mayor reto es conocernos a nosotros mismos para poder cambiar y transformarnos en alguien mejor.
Miguel A. Terán


El aforismo “Conócete a ti mismo”, atribuido a varios sabios griegos, estaba inscrito en la parte delantera del Templo de Apolo en el sitio arqueológico de Delfos en Grecia. Era casi una recomendación de los dioses, que -aún siglos después- nos invita a conocernos a nosotros mismos, a descubrir todo lo que somos y comprender nuestras raíces, para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. 


En similar orden de ideas, pero comprendiendo la complejidad del proceso de auto-conocimiento, el filósofo, matemático y legislador griego, Tales de Mileto expresó: “La cosa más difícil del mundo es conocerse a uno mismo”. 


A veces nos sorprendemos al observar que alguna persona expresa, refiere o comparte en conversaciones o en las redes sociales algo, que para quienes le conocen, es todo lo contrario a lo que la persona es o hace en su diario vivir. Podríamos pensar que trata de mentir, habrá algunos casos, pero quizá está convencida de ser o hacer algo diferente a lo que realmente es o hace. En otras palabras y retomando a Tales de Mileto, no es fácil conocernos a nosotros mismo. 

Los filósofos de aquellos lejanos tiempos tenían conciencia de la necesidad de trabajar en nosotros mismos, desarrollarnos y crecer como seres humanos y sociales, para lo cual es indispensable conocernos. Nuestra propia imagen mantiene una constante lucha, en muchos casos inconsciente, para poder definirnos. Esa lucha se sucede entre lo que somos y lo que creemos ser. La brecha o distancia entre estas dos percepciones –lo que somos y lo que creemos ser- puede llenarnos de contradicciones y sufrimiento. 
Algunas veces, al trabajar en nuestro yo real para acercarlo a nuestro yo deseado, logramos disminuir el tamaño de la brecha, haciéndola menos estresante y menos frustrante. Ello no significa apagarnos, sino de alguna manera poner a un lado el antifaz y ser nosotros mismos. Es importante llenarnos de “quiero´s”, no solo de “tengo´s y debo´s”. 

La relación entre nuestras conductas y nuestros valores es otro aspecto que crea malestar, cuando pretendemos ajustar nuestros valores a la situación. Ese común ejemplo, de la mal llamada “Ética Situacional”, que patológicamente permitiría ajustar nuestra ética a la situación; en otras palabras, pasaríamos a tener una escala de ética que podría ir desde los extremos de “Totalmente ético” hasta “Nada ético”,  con valores intermedios, gran mentira y peor tragedia.   

En la medida en que nos conozcamos y aceptemos a nosotros mismos, podemos ser más auténticos, dejando a un lado las pesadas cargas de antifaces al reconocer que no estamos en esta vida para actuar, sino para vivir en paz, compartir y ser felices.

14 de Marzo de 2016.

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.


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