martes, 13 de noviembre de 2018

Para alcanzar una vida equilibrada es necesario proteger y respetar nuestros diferentes espacios y tiempos. Miguel A. Terán

Mezclar todo no es un sano hábito de vida, ni siquiera prepararemos un buen batido o merengada colocándole de todo. Al equivocar el lugar y el tiempo, los cuales constituyen el momento, podemos enredar y complicar las relaciones, decisiones, eventos o situaciones, convirtiéndolas  en auténticos problemas o desperdiciando las oportunidades. Recordemos la expresión “vivir en el aquí y ahora”.

Nuestro día tiene veinticuatro horas y en ese lapso debemos transitar por todos los espacios, disponiendo el “necesario” tiempo según la prioridad que hemos otorgado a cada uno de ellos. Nuestro adecuado criterio, para asignar con efectivo equilibrio las prioridades sera vital para la armonía y balance en nuestras vidas. El recorrido diario requiere atender temas relacionados con nuestros espacios individuales o personales, de familia, pareja, sociales y de trabajo, considerando que dentro de éstos están incluidas actividades espirituales, de recreación, estudio, ocio, etcétera. 

Sin embargo, ha ocurrido que en ese enfermizo afán o deseo de ahorrar u optimizar el tiempo, tratamos de estar bien con Dios y con el diablo, pretendiendo combinar y mezclar espacios y tiempos diferentes en un mismo lugar y tiempo; por ello, es práctica común que a los tiempos y espacios de familia o de pareja los convertimos en momentos sociales, transformándolos –sin darnos cuenta-  en otra actividad. 

Tratemos de explicar mejor la idea sobre el tema, haciendo referencia a los tiempos y espacios de pareja,  los cuales para que sean reales y genuinos deben ser “Momentos de Pareja”, donde ni siquiera hay cabida para una mascota. Una parrillada o barbecue (bbq) puede ser un evento familiar, de trabajo o social, pero no es de pareja, salvo que lo haga solo la pareja. 

El famoso efecto del “Nido Vacío” al cual enfrentan muchas parejas en el momento que sus hijos se van de casa, es esa sensación de soledad, acompañada de nostalgia y desencuentro resultado de una mezcla entre el dolor por la partida de los hijos,  quienes toman nuevos rumbos para hacer sus propias vidas y la incertidumbre de reencontrarse con nuestra pareja y comenzar una nueva vida. 

Muchas parejas descuidaron sus espacios y tiempos personales y de pareja al dedicarse básicamente a la atención de sus hijos. La relación puede haberse conservado en el tiempo, con el objetivo -casi único-de lograr la crianza de los hijos, pero al perder sus momentos dejó de ser una relación de pareja, por lo cual reactivarla algunos años después no será tarea fácil. 

En ese otro eterno dilema entre trabajo y familia, la solución es priorizar adecuadamente, pero sobre todo respetando nuestros tiempos y espacios de trabajo y de familia, diferenciando los unos de otros. No obstante, es muy importante comprender que el tiempo es finito o limitado; por ello, dedicar más tiempo dentro  de esas veinticuatro horas a alguna actividad en particular,  significa quitarlo a otra u otras, es un ejercicio de equilibrio y balance para lograr armonía en nuestra vida. 

Parece ilógico, pero muchas veces a quien menos tiempo otorgamos en nuestra “apretada” agenda es a nosotros mismos. Sin brindarnos espacios de reflexión o auto-reflexión perderemos el mensaje que nos dejan las experiencias, lo que nos lleva a repetir las malas y perder el rumbo de las buenas, impidiendo desarrollarnos y crecer como seres humanos y sociales. 

En estos tiempos, casi sin darnos cuenta, hemos permitido que la tecnología, especialmente las redes sociales, hayan invadido nuestra vida, cuan “Caballo de Troya”, robándonos espacios y tiempos en todas las demás áreas; lo cual es y será causa de muchos desequilibrios en lo humano y social. Hemos crecido en virtualidad, pero nos hemos disminuido en realidad, el tiempo arrojará resultados de este cambio tecnológico. 
Es un hecho que cuando nos aferramos a algo o alguien, podemos estar intentando conservarlo –de manera artificial- más tiempo del necesario o realista. Es sano y necesario cerrar capítulos en nuestra vida, para abrirnos a otras posibilidades. “Es difícil que alguien te rompa el corazón, generalmente eres tú mientras tratas de meterlo a la fuerza en donde bien sabes que no cabe”, refiere  el artista chileno Alejandro Jodorowsky; en otras palabras, es necesario comprender que ya se fue el tiempo -ese corazón ya no está a nuestro lado- o nunca hubo espacio para nosotros en ese corazón.

Entonces, tomemos conciencia acerca de la importancia de respetar los diferentes tiempos y espacios, utilizando adecuadamente los lugares y horas de nuestra vida en el momento que les corresponde, en la actividad en que debemos estar, sin tratar de mezclar para no desvirtuar ni perder el momento. 

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Blog: www.miguelterancoach.blogspot.com
Web: www.lidervoice.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.


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