Una vez que creemos haber llegado, olvidamos con
facilidad a aquellos quienes nos acompañaron, apoyaron, animaron o ayudaron en
nuestro trayecto de subida. Con seguridad, sin algunos de ellos, nos hubiera faltado fuerza o motivación para seguir escalando y no estaríamos donde hoy
hemos llegado. El gran filósofo alemán Goethe, humildemente reconocía que si
pudiera enumerar cuanto debía a sus antecesores y contemporáneos, no le
quedaría gran cosa en propiedad.
Debemos agradecer y nunca olvidar, pasando de la palabra a los hechos, para aquellos quienes han sido clave en nuestros logros personales, profesionales o económicos. Un breve pero contundente proverbio chino dice: «Cuando bebas agua, recuerda la fuente».
Cualquier individuo que pretenda ser persona debe agradecer a quienes le han ayudado a lograrlo, de no ser así, es que aún no es persona y continúa siendo individuo, independientemente de los logros alcanzados.
Agradecer no se trata solo de repartir dinero o bienes materiales, si los hay, bienvenidos; sin embargo, muchas veces una simple palabra de estímulo o un consejo en el momento requerido son suficientes. El tiempo que dedicamos a otros es una valiosa forma de agradecerles. Un aspecto donde siempre podemos apoyar a todos quienes nos acompañan o acompañaron es ayudarles a que se desarrollen y crezcan con nosotros. Saludemos y apoyemos a los que van caminando con nosotros.
Quizá el tiempo, los cambios y las circunstancias nos alejan de esa persona a quien debemos agradecer. Pero lo importante, es siempre tener presente en nuestra mente y corazón, que si esa persona no hubiera estado allí, en aquel preciso momento; y que de alguna manera -aunque hoy día hagamos criticas- lo cierto fue que recibimos su vital apoyo, con seguridad, nuestras actuales circunstancias de vida y las de otros -que luego nosotros apoyamos- serían muy distintas.
Quizá el tiempo, los cambios y las circunstancias nos alejan de esa persona a quien debemos agradecer. Pero lo importante, es siempre tener presente en nuestra mente y corazón, que si esa persona no hubiera estado allí, en aquel preciso momento; y que de alguna manera -aunque hoy día hagamos criticas- lo cierto fue que recibimos su vital apoyo, con seguridad, nuestras actuales circunstancias de vida y las de otros -que luego nosotros apoyamos- serían muy distintas.
Tengamos siempre presente las palabras de San Agustín: “Da de lo que tienes para merecer lo que te falta”. No olvidemos a nuestros compañeros de viaje, ellos han sido parte de lo que somos y tenerles presente es un reflejo de la gratitud que nos humaniza.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
Excelente articulo Miguel sabiduría que a medida que pasa el tiempo te vas dando cuenta a veces por experiencia otras por verlos en otras personas pero al final solo tu corazón sabe la verdad
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