lunes, 27 de julio de 2020

Se disfrazó tanto para los demás que murió sin saber quién era. Miguel A. Terán


Nos convencemos de ser alguien, pero en realidad, pensamos, sentimos, decidimos y actuamos de manera diferente a quien creemos ser. Para muchos existe una clara brecha entre el yo real y el yo deseado.  “Estamos tan acostumbrados a disfrazarnos para los demás, que al final nos disfrazamos para nosotros mismos”, expresaba el escritor francés François de La Rochefoucauld. 

Aparentar lo que no somos es complicado, quizá por ello, el poeta y crítico austriaco Karl Kraus refería que  “Aparentar tiene más letras que ser”. Por su parte, el psicoterapeuta y autor Nathaniel Branden afirmaba que “Cuando intentamos vivir de una manera poco auténtica, siempre somos nuestra primera víctima, ya que, en definitiva, el fraude va dirigido contra nosotros mismos”. 

Es imposible llegar a ser felices cargando a diario el peso de un antifaz, escondiendo lo que somos y sentimos. Afirmaba el político y pensador hindú Mahatma Gandhi  que «La felicidad se alcanza cuando, lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía». 

En cuanto a ser auténtico, decía el filósofo y escritor francés Jean-Paul Sartre «Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es». La mejor demostración de autenticidad de J. P. Sartre, fue su rechazo al otorgado Premio Nobel de Literatura (1964), por considerar que los lazos entre el hombre y la cultura debían desarrollarse directamente, sin pasar por instituciones.   

Es un hecho que “Hay mucha gente en el mundo, pero todavía hay más rostros, pues cada uno tiene varios”, tal cual refería el escritor austriaco Rainer María Rilke.  Mientras el famoso escritor irlandés Oscar Wilde, en su sarcástico estilo nos recomendaba  “Sé tú mismo, los demás puestos ya están ocupados”. 

Mostrar nuestra verdadera personalidad es clara señal de autoestima; no obstante,  debemos reconocer que no fácil ser auténtico. La sociedad nos ofrece variadas máscaras, presionándonos para que actuemos en la vida, exigiendo que dejemos de ser una voz y nos convirtamos en un eco. En otras palabras, un miembro más de un rebaño. El filósofo político, diplomático y escritor italiano Nicolás Maquiavelo, reconocía  la realidad de que “Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos”, allí está el engaño.  
 
“El que aspira a parecer renuncia a ser”, afirmaba el psicólogo, psiquiatra, filósofo y escritor argentino José Ingenieros. Y la actriz italiana Eleonora Duse expresaba que “El mayor peligro de engañar a los demás, está en que uno acaba inevitablemente por engañarse a sí mismo”. 

Algunos eventos traumáticos, complicados o difíciles que nos ocurren en la vida nos brindan la oportunidad de cambiar y transformarnos, para ser auténticos, para ser mejores. Es todo un reto aceptar y lograr este cambio, porque ello nos exige realizar, no solo cambios cosméticos o superficiales, sino transformaciones profundas en muchos aspectos de nuestra vida. 

Esa búsqueda de autenticidad, de ser lo que realmente somos, nos lleva a considerar la posibilidad de recuperar nuestros verdaderos sueños, buscar o consolidar actividades que nos llenen y satisfagan, perder viejas amistades y conseguir nuevas, cambiar hábitos y estilo de vida; todo un proceso, a veces complicado, que nos llevará a transitar otros caminos en busca de la auténtica libertad y de un final feliz, saliendo de la sombra hacia nuestra propia luz.   

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

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Nota: imagen extraída de la web

Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

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