lunes, 29 de octubre de 2018

Es importante que las soluciones temporales, puntuales, momentáneas o parciales lleven a soluciones reales y definitivas. Miguel A. Terán

En la vida debemos tomar decisiones y sus correspondientes acciones en busca de resolver o solucionar problemas o situaciones. Muchas de esas decisiones y acciones pueden dar respuesta parcial o temporal al problema, pero no necesariamente lo resuelven de manera integral ni definitiva. 

Además, siempre existe el riesgo que esa solución parcial o temporal nos lleve solo a un oasis, pero la realidad es que el desierto continúa allí, a nuestro alrededor con sus extremas condiciones. No todo ni todos caben en ese oasis, de manera tal que el problema sigue vigente y presente. También ocurre que algunas alternativas que escogemos para resolver el problema, pueden ser incorrectas o inadecuadas y lejos de solucionar complican.

Esa falsa solución, que muchas veces nos engaña, por su "efectividad" temporal, porque es fácil y sencilla, resuelve solo síntomas, nunca el problema. La razón es simple, no hemos comprendido el problema, ni mucho menos las necesidades o motivaciones  que lo han generado en el tiempo. Entonces, ese erróneo diagnóstico del problema, sin considerar sus raíces o causas, impedirá encontrar soluciones integrales, reales y definitivas. Es como intentar sanar a alguien sin tener un adecuado diagnóstico de la enfermedad que le afecta.

Cuando no resolvemos los problemas de manera definitiva, transcurrido el tiempo, éstos tienden a enredarse, crecer y dificultarse, mutando a problemas de mayor dimensión y de más complicada solución. Es todo un reto diferenciar entre causas y efectos, porque “Las causas están ocultas, mientras los efectos son visibles para todos”, tal cual expresó -siglos atrás- Ovidio el famoso poeta romano.

La historia contiene muchos capítulos de epopeyas, batallas y guerras, dirigidas a resolver solo síntomas, atacando los efectos. En la vida común es fácil buscar síntomas y culpables, pero no tanto descubrir las raíces y causas de los problemas, ni menos reconocer nuestra participación o autoría. Una historia de infidelidad de conyugal, refleja graciosamente esta situación, cuando a una persona en confidencia le hacen saber que su pareja sentimental le estaba siendo infiel, específicamente en el sofá de la casa. De inmediato el ofendido miembro de la pareja, objeto de la traición,  manifestó que resolvería el problema, dirigiéndose a su casa y procediendo a botar el sofá. 
  
Muchas fórmulas, a través de las cuales se intenta alcanzar soluciones a problemas, fueron desarrolladas con la misma creencia o paradigma que generó dichos problemas, de manera tal, que esas actividades y esfuerzos son solo cosméticos, desgastan recursos pero no concluyen en reales soluciones. “No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos”, nos recordaba el científico Albert Einstein, en una de sus famosas frases. 

Entonces, tengamos presente que las soluciones temporales, puntuales, momentáneas o parciales  no son soluciones reales y definitivas. Algunas veces, con estas "soluciones" ocultamos el verdadero problema, permitiendo que el mismo crezca y se complique. La solución temporal debe permitir controlar los síntomas, mientras precisamos a través del efectivo diagnóstico las raíces y causas del problema, para proceder a resolverlo en su esencia. 


Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Blog: www.miguelterancoach.blogspot.com
Web: www.lidervoice.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

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