martes, 6 de octubre de 2015

Se requiere apoyo y compañía para alcanzar el éxito. Miguel A. Terán

Se requiere apoyo y compañía para alcanzar el éxito.
Miguel A. Terán

Para no filosofar mucho con respecto a qué es o qué no es éxito, porque allí trancaríamos y desviaríamos la discusión, consideremos para efecto de esta reflexión solo el éxito en lo material o económico, el más fácil de medir, el más común y utilizado. Aunque vale la pena recordar y nunca olvidar que el verdadero éxito es integral, no parcial ni temporal, por lo cual el éxito se valida solo con el paso del tiempo. 
Solo como referencia, es válido tener presente que  podemos hablar de logros profesionales o económicos, pero no de éxito, cuando para alcanzar esos logros hemos pagado como precio la perdida de  nuestra familia, la salud, la libertad  o la paz interior.   
Quien logra el éxito en términos materiales o económicos, inició el trayecto en su búsqueda sin tenerlo en sus manos, solo contaba con un sueño, el compromiso, la convicción y el deseo de superarse y lograr algo, que quizá no estaba adecuadamente definido en ese momento. Esta última característica, es una de las mayores debilidades del éxito, la falta de precisión inicial acerca de lo que queremos lograr; por ello, corremos el riesgo de nunca saber cuándo lo hemos alcanzado, de manera tal que podemos dedicarnos a buscarlo sin que jamás terminemos esa búsqueda. 
Pero es una realidad que durante nuestro transitar por la vida vamos encontrando personas que nos impulsan y apoyan en nuestros pasos, así como otras que producen el efecto contrario. Algunas al acompañarnos juegan un rol importante en nuestros logros y éxitos, motivándonos, trabajando a nuestro lado o simplemente contribuyendo a que no nos sintamos solos en la lucha y en el trayecto. 
Sin embargo, por el camino vamos perdiendo algunos aliados, por diversas razones, pero buena parte de las veces debemos reconocer que fue por nuestra propia culpa. Ahora, luego de haber alcanzado algo de “éxito”, es válido considerar sí estamos dispuestos a reconocer y compartir nuestros logros con esas personas. 
Debemos tener presente, que una palabras de estímulo, la compañía en un momento difícil, la solidaridad y otras muestras de compromiso de algún compañero de trayecto, fueron energía vital, en ciertos momentos, para que hasta los grandes creadores de sueños y empresas tuvieran el necesario ánimo y empuje para resistir. Sería difícil predecir lo que hubiera ocurrido, sin ese valioso apoyo y solidaridad, en ese preciso momento.   
Una vez pasada la crisis, el reto es tener la capacidad de recordar esos apoyos, compromisos y gestos de solidaridad, para retribuirlos razonable y justamente. A esos individuos que fueron parte de nuestro equipo en la búsqueda del éxito, es justo compartir con ellos los beneficios de ese éxito.   
Recordando que “Cuando damos solo de lo que nos sobra, no estamos compartiendo, estamos dando limosna”, según refirió un autor anónimo. Nuestro éxito será completo y permanente en el tiempo cuando lo compartimos. 
No obstante, en innumerables oportunidades, el éxito engolosina –de tal manera- que al alcanzarlo terminamos adueñándonos de todo el éxito, reconociendo solo nuestros esfuerzos y despreciando o dando escaso valor al aporte y apoyo de los demás. Sin reconocer ni entender que el éxito compartido es el verdadero y genuino éxito, porque sus bendiciones se esparcen contribuyendo a que seamos exitosos en todos los aspectos de nuestra vida, logrando la prosperidad, la paz y la felicidad que merecemos.   

07 de Octubre de 2015.

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.


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