El verdadero éxito debe permitirnos vivir en paz.
Miguel A. Terán
Comencemos por comprender y aceptar que la paz
interior es nuestro más valioso tesoro; por ello, perder la paz es perderlo
todo. La ausencia de paz nos lleva a confundir lo que tenemos y hacemos
con lo que somos, mientras perdemos el contacto real con nosotros mismos y con nuestro entorno. Esa paz
perdida nos hace víctimas de ansiedades, conflictos, miedos, angustias y otras
emociones tóxicas.
Es un hecho, que la agitada y estresada vida de hoy, la falta de
sentido en mucho de lo que hacemos, las incertidumbres acerca de los tiempos
por venir y muchas angustias más, nos impiden vivir en paz. Perdemos el presente mientras
hurgamos en el pasado o tratamos de adivinar el futuro, llenándonos de miedos, temores e incertidumbres, sin entender ni comprender que solo
podemos vivir la paz en el presente.
Perdemos la paz en una sociedad que nos enseña a desvirtuar y confundir necesidades y deseos, llevándonos al excesivo consumo de
bienes y servicios para satisfacer exigencias sociales. Nos engañamos
buscando la paz en todos lados, llenándonos de cosas materiales o intentando
comprar conciencias y corazones, pero sin entender que “Si no tenemos paz
dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera”, tal cual lo expresó –siglos
atrás- el escritor francés François de La Rochefoucauld.
La palabra éxito es muy utilizada, pero pocas
veces precisamos, qué es o qué significa para nosotros el éxito. Por ello, para alcanzarlo, antes de iniciar el camino en su búsqueda, requerimos definir previamente lo que el éxito representa para cada uno de
nosotros, porque de lo contrario no
sabremos cuando lo hemos alcanzado o cuando nos desviamos de su ruta. El brillante pensador estadounidense Ralph Waldo Emerson afirmaba que “El éxito consiste en
obtener lo que se desea. La felicidad, en disfrutar lo que se obtiene”. En otras palabras, un
éxito sin disfrute de lo obtenido no es un éxito.
Preguntarnos quién y qué queremos ser, hacer y tener cuando alcancemos el éxito es condición vital para saber cuándo lo hemos
logrado. Al no definirlo con precisión, su búsqueda se puede convertir en un camino sin
fin, como si giráramos en círculo, en un interminable recorrido durante el cual se nos va la vida.
Debemos aprender a no transitar por la vida
obsesionados con solo lograr el fin, sino aprender a disfrutar del
trayecto, a saborear el camino. Es importante comprender que el éxito no es un fin en sí mismo,
sino un medio que debe llevarnos al fin que nos hemos propuesto. Regularmente debemos cuestionarnos sí lo que hemos alcanzado, hasta la fecha, lo hemos podido conservar. Porque muchas veces ocurre que logramos hacer pareja, tener hijos, construir una familia, y mucho más, pero - al continuar buscando el éxito- todo lo construido en el tiempo se nos puede derrumbar; entonces, aunque conservemos otros logros materiales, tales como fortuna, éxito y poder, esa posibilidad de perder lo construido y de verdadero valor, debe llevarnos a recapitular y re-enfocar a tiempo nuestras prioridades, para colocar un sano límite a nuestros sueños.
Es fácil confundirnos entre medios y fines, aunque los primeros -los medios- representan la forma en que pretendemos alcanzar un fin; pero al equivocar o perder el rumbo, terminaremos desvirtuando el medio y confundiendo éste con el fin. Es allí cuando quedaremos atrapados en la trampa de la " Búsqueda del Éxito", convirtiéndonos en sus permanentes esclavos y víctimas.
Es fácil confundirnos entre medios y fines, aunque los primeros -los medios- representan la forma en que pretendemos alcanzar un fin; pero al equivocar o perder el rumbo, terminaremos desvirtuando el medio y confundiendo éste con el fin. Es allí cuando quedaremos atrapados en la trampa de la " Búsqueda del Éxito", convirtiéndonos en sus permanentes esclavos y víctimas.
El autor y orador motivacional estadounidense Jim
Rohn, nos decía que “La pregunta más importante en las diferentes etapas de
nuestra vida, no es ¿Qué estoy consiguiendo?, sino ¿En qué me estoy
convirtiendo?”. Debemos esforzarnos por convertirnos en alguien que nos
gustaría llegar a ser, ese alguien que fue parte de nuestro plan y sueño original
cuando salimos en búsqueda del éxito.
El Maestro Espiritual Dalái Lama, reconoce esa
trampa del éxito diciendo "Lo que más me sorprende del hombre
occidental es que pierde su salud para ganar dinero, después pierde el dinero
para recuperar su salud. Y por pensar ansiosamente en su futuro no disfrutan el
presente, por lo que no viven el presente ni el futuro. Y viven como si no
tuviesen que morir nunca, y mueren como si nunca hubiesen vivido".
Seamos selectivos en nuestras batallas, seamos medidos en la búsqueda de objetivos, establezcamos límites a lo suficiente y tengamos siempre presente que un éxito que nos
quite o robe la paz, no puede ser considerado un verdadero éxito.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Blog: www.miguelterancoach.blogspot.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
Muy enfocado y centrado a calidad de vida
ResponderEliminar