Preguntas y respuestas, por
allí transitamos en la vida.
Miguel A. Terán
De la calidad de nuestras
preguntas dependerá la calidad de nuestra vida. Es imposible alcanzar una
respuesta correcta a una pregunta incorrecta o mal formulada. Las preguntas que
nos hacemos deben responder a la satisfacción de necesidades y no solo a la
solución de problemas.
De niños somos inquietos,
preguntando acerca de todo, para encontrar explicaciones ante un mundo
nuevo,
luego la sociedad –de alguna manera- nos va apagando esa llama. Con el paso del
tiempo vamos acumulando experiencias y el concepto de que lo importante es
conocer las respuestas, quitando valor a la pregunta. En algunos ambientes
sociales, preguntar parece no ser bueno y así extinguimos la inquietud de
aprender por esa vía. Aunque un Proverbio danés, nos recuerda "A quien
teme preguntar, le avergüenza aprender".
Vale la pena reiterar que de
la calidad de las preguntas dependerá la calidad de las respuestas. Preguntamos
no solo para obtener respuestas, sino también opiniones, información, validar o
confirmar lo que creemos saber, reflexionar, profundizar, y mucho más,
preguntamos hasta para escucharnos preguntando.
Debemos formularnos nuevas
preguntas, porque si continuamos haciéndonos las mismas preguntas, no saldremos
de donde estamos en este momento. Entendamos que llegamos hasta aquí con esa
preguntas, no cambiarlas hará que giremos en círculo sin lograr avanzar.
Algunas preguntas requieren
simplemente tiempo para poder ser respondidas, deben ocurrir algunos eventos en
ese espacio de tiempo, para que maduren procesos. “Las respuestas no llegan
siempre cuando uno las necesita, muchas veces ocurre que quedarse esperando es
la única respuesta posible”, planteaba el escritor portugués José Saramago,
quien fue Premio Nobel de Literatura.
“Preguntando se llega a Roma”,
es un viejo refrán, que en sentido figurado motiva a preguntar para aclarar.
Por su parte, el escritor uruguayo Mario Benedetti, nos invitaba a reflexionar
acerca del riesgo de conocer solo respuestas, porque “Cuando creíamos que
teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”.
Las preguntas requieren ser
formuladas adecuadamente, es por ello que lograremos una mejor respuesta
preguntándonos ¿Para qué me pasa esto?, que preguntándonos ¿Por qué me
pasa esto? En la primera pregunta, encontraremos alguna respuesta, mediante una
reflexión; en la segunda, es posible buscar y conseguir excusas,
justificaciones o culpables.
Nunca debemos considerar la
pregunta desde una perspectiva de agresión o acusación, ni cuando la emitimos
ni cuando la recibimos, porque ello cierra posibilidades de reflexión, cambio,
desarrollo y transformación. Igualmente, tal cual refería el psicólogo y
escritor estadounidense Wayne W. Dyer, “No puedes crecer y desarrollarte
si sabes las respuestas antes que las preguntas”, requerimos como siempre una
buena dosis de humildad para aprender.
Hay preguntas clave en la
vida, cuando más temprano las formulemos y nos dediquemos a darles respuesta,
más pronto tomaremos rumbo firme. El productor, director y animador
estadounidense Walt Disney, nos invitaba a “Preguntarnos si lo que
estamos haciendo hoy nos acerca al lugar en el que queremos estar mañana”.
Entonces, no dejemos de
preguntar ni de buscar las repuestas, porque de ambas está asfaltado el camino
de la vida.
04 de Septiembre de 2015
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y
coaching.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la
web
Referencias: Tomadas de
Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
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