domingo, 27 de septiembre de 2015

Idealizar es el principio del fin. Miguel A. Terán

Idealizar es el principio del fin.
Miguel A. Terán

Aunque el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la palabra idealizar como “Elevar las cosas sobre la realidad sensible por medio de la inteligencia o la fantasía”, en la práctica al idealizar estamos exagerando en positivo las características o virtudes de algo o alguien, quitando valor a otras cosas o personas, inclusive a nosotros mismos.
Otorgamos a ese algo o alguien una calificación cercana a la “perfección”, elevando lo bueno y disminuyendo lo malo, un mezcla o coctel muy dañina para el equilibrio. Pero la  definición del diccionario, parece no reconocer que la idealización se basa más en la ignorancia y las emociones, que en la inteligencia y -quizá en algo o mucho a la- fantasía.  Es común que una persona que idealiza a otra, suela sentirse inferior, y creer que está ante alguien inalcanzable o de otro nivel. 
Idealizamos personas, parejas, hijos, amistades, líderes, cosas, momentos, y mucho más, aceptando el espejismo que la mayoría de éstos representan. La idealización, en muchos casos, se basa en recuerdos de situaciones que fueron más la excepción que la regla, pero que las hemos convertido en la regla. Podemos idealizar por inseguridad  ligada a la escasa autoestima o falta de conocimiento.   
Podemos incluso llegar a mitificar teorías, personas y sucesos, otorgándoles carácter divino o heroico. Muchas de las cuales no son verdad, sino parte de la admiración y exagerada estima que se les tiene. 
También es un hecho que idealizar, en algunos casos, coloca una exagerada expectativa en algo o alguien, que se transforma en una ilimitada –y hasta irracional- exigencia y potencial frustración, cuando no se cumplen la expectativa de tan elevado nivel. El amor es uno de los sentimientos humanos que más idealización ha recibido a través de tiempos, pero también de mayores decepciones y frustraciones. 
Cuando idealizamos a ese alguien, éste comienza a ser la que nos falta a nosotros, nuestro supuesto complemento, la razón de ser, nuestra solución.  Ante ese individuo nuestra percepción se llena de filtros de percepción que nos impiden reconocer los hechos y la realidad, solo aceptando lo que está acorde a nuestra idealización. Lo demás ni siquiera lo vemos. 
Idealizar, de alguna o de muchas maneras,  es auto-engañarnos, aceptando una ilusión que oculta lo que no queremos reconocer como posible o imposible. Cuando idealizamos comenzamos a transitar en los extremos, porque el idealismo no funciona en puntos medios. El  escritor y orador en materia filosófica y espiritual Jiddu Krishnamurti afirmaba que “Desde el momento que se sigue a alguien se deja de seguir la verdad”. 
Recientemente refirió el Papa Francisco que “las ideologías piensan por el pueblo, no dejan pensar al pueblo”. La idealización infunde o persuade, a quienes la siguen, de su realidad, distorsionando personas, cosas, sucesos o eventos, y creando en muchos casos máscaras, palabras y discursos, en los que se ocultan falsos ideales.   
El requisito para que la idealización germine en las sociedades, es la ignorancia de los miembros de esa sociedad. Las ideologías van consumiendo mentes y espíritu hasta un punto en que sus seguidores pierden la capacidad  de criticar, llenándose de paradigmas alineados con esa particular ideología.  El escritor y crítico británico Graham Greene, cuya obra refiere las confusiones del individuo moderno en asuntos de política y moral ambiguos, expresó “Intento comprender la verdad, aunque esto comprometa mi ideología”. 
Muchas ideologías comenzaron como alternativas u opciones válidas en busca o explicación de la verdad o la solución de problemas, pero llegan a extremarse hasta un punto en que se pierden las ideas originales y con ellas la razón.  Debemos evitar idealizar, reconociendo la existencia y el valor del camino medio, para tomar decisiones y acciones equilibradas que nos permitan llevar vidas armónicas y adecuadamente balanceadas.   
28 de Septiembre 2015.

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. 


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