miércoles, 26 de agosto de 2015

Los problemas se van gestando poco a poco, algunas veces de manera casi imperceptible. Miguel A. Terán

Los problemas se van gestando poco a poco, algunas veces de manera casi imperceptible.
Miguel A. Terán

Lo que llamamos en algún momento problemas, surgen inicialmente como inquietudes basadas en
necesidades insatisfechas, que van creciendo con el paso del tiempo. Puede ocurrir que ese crecimiento sea rápido, pero no siempre se hace visible en las primeras etapas. Muchos cambios son apenas perceptibles en sus inicios, por lo cual se  considera que hay estabilidad o apenas evolucionan de manera lineal, pero la realidad es que pueden estar evolucionando geométrica o exponencialmente.
Por lo antes expuesto, algunas veces los llamados problemas parecen insignificantes en esas primeras etapas, tanto así, que les restamos toda importancia. El Maestro Zen vietnamita Thich Nhat Hanh, plantea que “al pensar solo en nosotros mismos, solo conocemos nuestras propias necesidades y haremos caso omiso a la necesidades de otras personas”.  
Lo común, al considerar opciones, para resolver problemas es buscar soluciones. Pero las soluciones tienen sus raíces en el mismo problema, de manera tal que quedamos girando en círculos sobre el problema, sin entenderlo ni atacar sus raíces. Es común intentar resolver los síntomas, sin atender la causa. Es como disminuir una fiebre con algún medicamento, sin acabar con la infección, la fiebre será recurrente luego del intervalo del efecto del fármaco. 
“Pocos sospechan al percibir la primera fisura en una pieza de porcelana que esa delgada línea basta para hacerla estallar”, expresa la escritora española Nuria Barrios.   
Lo que realmente debemos resolver es la necesidad que motiva la inquietud y el malestar, generando lo que denominamos problema. En la reconocida escala de necesidades humanas desarrollada por el psicólogo estadounidense Abraham Maslow, éste las jerarquiza, planteando una pirámide de necesidades en la cual conforme se satisfacen las necesidades más básicas o simples, las de orden fisiológico, van apareciendo otras de orden superior.   
Todo se va sucediendo como un proceso, en el tiempo. Aunque buena parte de las veces cometemos el error de intentar resolverlo de inmediato, sin entender que “algo que se deteriora como un proceso debe resolverse como un proceso” o sea requerirá tiempo y esfuerzo. Negarnos a comprender la gradualidad del deterioro puede hacernos pensar erróneamente que fracasos en negocios, finanzas,  pareja y familia, e inclusive en lo político, económico y social, ocurren de repente. En otras palabras, considerar que “hasta apenas ayer todo estaba bien” o “de repente te das cuenta que todo ha terminado”. 
Las enfermedades son un ejemplo de ese lento desarrollo del "problema" que por falta de atención y cuidados, dentro de un particular estilo de vida, avanzan hasta complicarnos la existencia. 
Debemos ser perceptivos para detectar pequeños cambios, que buscan satisfacer necesidades,  pudiendo transformarse –si dejamos que crezcan- en motivadores de situaciones complicadas, algunas veces inmanejables.  Buscar la causa sin perdernos en el efecto es clave, para avocarnos a satisfacer las necesidades que generaron esa causa y evitar consecuencias.  

Agosto 27, 2015.

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).


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