miércoles, 19 de agosto de 2015

Es importante recordar cuándo, cómo, por qué y para qué comenzamos algún sueño, objetivo o proyecto de vida. Miguel A. Terán

Es importante recordar cuándo, cómo, por qué y para qué comenzamos algún sueño, objetivo o proyecto de vida.
Miguel A. Terán

Con el paso del tiempo vamos olvidando las motivaciones, razones y fines que nos llevaron a considerar importante o útil hacer algo;  y la mayoría de las veces, solo recordamos algunos eventos o hechos aislados. Tanto es así, que muchas personas, ni siquiera recuerdan porqué, ni mucho menos para qué tomaron algunas decisiones en el pasado, las cuales pueden incluso continuar activas, para bien o para mal,  a través de sus consecuencias en el presente. 
En ese transcurrir del tiempo, los fines originales se han ido diluyendo o transformando y los medios ocupan su espacio y tiempo. Ejemplos tales como desear, alcanzar o hacer fortuna con la idea de ser felices; donde “hacer fortuna” era el medio para lograr el fin de “ser felices”, por el camino se transforman o mutan desde la idea original, alterando o desvirtuando  el medio y  convirtiéndolo en el fin, entonces a partir de allí  “hacer fortuna” es el fin que creemos nos hace “felices”. 
"El éxito consiste en obtener lo que se desea. La felicidad, en disfrutar lo que se obtiene”, expresaba el pensador estadounidense  Ralph Waldo Emerson. En similar orden de ideas, muchos siglos antes, el poeta romano Quinto Horacio afirmaba “Es falso que se haya hecho fortuna, cuando no se sabe disfrutarla”. 
Por el camino inclusive vamos cambiando nosotros mismos, nuestra forma de ser, sentir y actuar, la mayor parte de las veces sin darnos cuenta, aunque quienes nos rodean si lo perciben y sienten o sufren sus consecuencias. En ese transformarse muchas veces terminan siendo aquel tipo de individuo que alguna vez criticaron. Es también cierto que otros cambian para bien, para algo mejor. 
Es importante conservar presente las razones originales que nos llevaron hacia algo o alguien, para no disminuirlas en valor, entendiendo que cosas y personas cambian, pero evitando que cualquier “ventarrón o ventisca” nos haga salir de la ruta que habíamos soñado.  “Por el camino se enderezan las cargas”, decían los arrieros. El poeta inglés Alfred Tennyson reconocía la importancia de aprender durante ese transitar por la vida diciendo “Yo soy una parte de todo aquello que he encontrado en mi camino”. 
Igualmente, es válido tener presente a todos aquellos individuos, quienes de una u otra forma nos ayudaron o brindaron su apoyo en las diferentes etapas de nuestro recorrido, porque el éxito no debe ser solo nuestro. 
Esos planes y proyectos originales fueron construidos con base en nuestros valores y, algunas veces, transformarlos requirió perder parte de esos valores, quizá sin darnos cuenta. 
Desde sus inicios, definir con precisión para qué necesitamos o deseamos hacer algo es condición vital para ser consecuentes en el futuro con ese sueño, objetivo o meta, inclusive para ser comprometidos valorándola, manteniéndola y conservándola, una vez alcanzada.   Cuando tenemos presente esas razones y motivos originales, podemos seguir transitando la ruta escogida.

Agosto 19, 2015.

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).


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