Los límites son vitales para vivir. Si bien es
cierto que debemos esforzarnos en busca de lo mejor que puede ofrecernos la
vida, también es cierto que requerimos definir –previamente- o hacer un
alto en el camino, para precisar y razonar lo qué estamos buscando. Cuando no
establecemos un límite nos arriesgarnos a continuar persiguiendo algo que nunca
alcanzaremos, ya que el límite será movible.
Hasta en lo más elemental, la naturaleza es sabia
en límites. Comer más de lo que gastamos en energía y desarrollo, nos llevará a
subir de peso. Unas copas de licor, antes de conducir, pueden ser la diferencia
entre la vida y la muerte. El sabio y médico griego Hipócrates, llamado el
Padre de la Medicina, reconocía el poder de los límites diciendo “Ni la
sociedad, ni el hombre, ni ninguna otra cosa deben sobrepasar, para ser buenos,
los límites establecidos por la naturaleza”.
En una expresión atribuida a Eduardo Galeano, el
famoso y brillante escritor uruguayo, pero que el mismo Galeano reconoció
que la autoría era del director de cine argentino Fernando Birri, cuando
en una oportunidad preguntaron a Birri, ¿Para qué sirve la utopía?, éste
respondió “La utopía está en el horizonte y, entonces, si yo ando diez pasos la
utopía se aleja diez pasos, y si yo ando veinte pasos la utopía se coloca
veinte pasos más allá; por mucho que yo camine nunca, nunca la alcanzaré.
Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, para caminar”.
Debemos ser cuidadosos para no
llenarnos -en extremo- de optimismo, dedicándonos a perseguir de manera
irracional sueños u objetivos, que son realmente utopías. No porque no
vale la pena esforzarnos, ni luchar por lo que deseamos y merecemos, sino
porque se nos puede ir la vida caminando sin parar, mientras perseguimos una
utopía, sin ni siquiera llegar a disfrutar el camino. El poeta de la
Antigua Roma Horacio reconocía que “Todo
tiene sus límites”.
Debemos disponer de tiempo
para disfrutar lo que hemos conseguido, no hace sentido posponer disfrutes, más
allá de lo lógico razonable, porque nunca sabremos si tendremos tiempo más
adelante. El co-fundador de la empresa japonesa Sony Akio Morita,
reconocía que “Saber cuando detenerse o continuar es la clave del éxito”. En
similar línea de pensamiento el actor, director y productor de cine estadounidense
Orson Welles, reconocía que "Tener o no un final feliz depende de dónde
decidas detener la historia". Entonces,
parece importante saber cuando comenzar, encontrando el mejor momento para
hacerlo, pero parece aún más importante saber cuando detenerse, para no pasar o
perder todo o parte de lo logrado.
El antes mencionado escritor
uruguayo Eduardo Galeano, planteaba una triste realidad, relacionada más con
los deseos que con necesidades, y el riesgo de hacerlos insaciables. Al pasar
los límites, los deseos acaban con la necesaria paz para vivir; por ello,
reconocía "Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo:
unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no
duermen por el pánico de perder las cosas que tienen".
Primeramente, definamos lo que
deseamos y precisemos lo que realmente necesitamos, de todo eso que deseamos;
luchemos por satisfacer esas necesidades sin dañar a nadie y por el contrario
haciendo bien a quien podamos. Reconozcamos el adecuado momento de detenernos,
pero sobre todo no permitamos que la búsqueda nos haga perder la conciencia y
dejemos de disfrutar el camino. El científico Albert Einstein, afirmaba que
“Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no
estoy seguro”. Lo cierto es que algunas veces, tal vez sin ser estúpidos,
hacemos algunas cosas sin mucho sentido.
Junio 17, 2015.
Miguel A. Terán
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la
web
Referencias: Tomadas de
Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
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