miércoles, 3 de junio de 2015

REFLEXIÓN DEL DÍA (Miércoles 03 de Junio de 2015)‏

“Cuando tienes expectativas, te estas preparando para las desilusiones”.
Ryan Reynolds (n. 1976). Actor canadiense.

REFLEXIÓN: Entre los temas que afectan y destruyen relaciones humanas -de todo tipo- uno de los principales son las expectativas. Es común iniciar relaciones personales, afectivas, laborales y otras, cargadas de expectativas, no siempre compartidas entre las partes. Una relación sana debe ser una relación de expectativas debidamente expresadas, compartidas y negociadas, aunque sería preferible sin expectativas, pero no es fácil lograrlo. 
El poeta inglés del siglo XVIII Alexander Pope decía “Bendecido el que no espera nada, porque nunca debería ser decepcionado”. Algunas veces nos hacemos falsas expectativas, de tantas cosas, situaciones, momentos y personas, inclusive acerca de nosotros mismos. Llegamos a construir una imagen de lo que creemos debemos ser, pero muchas veces nos cuesta conservar esa imagen, porque no somos eso. 
A muchas personas no las conocemos de verdad, ni nos planteamos conocerlas, porque en realidad queremos es la imagen que nos hemos hecho de ellas –sin ponerla a prueba- a través de los años, esas expectativas, y allí se gestan futuras decepciones. 
Las expectativas son como una niebla que separa la realidad de los deseos. Nos llenamos de expectativas y desvirtuamos la realidad. 
Las expectativas se construyen con una mezcla entre ilusión y miedo. Con la ilusión acerca de lo que deseamos y el miedo a que no se cumpla. Es común engañarse cuando alguien ofrece algo que parece satisfacer nuestras expectativas; la política y los amores están llenos de esas desilusiones. 
La confianza es un antídoto al miedo que pueden generar las expectativas. Esa confianza debemos crearla y darle soporte mediante la adecuada y efectiva preparación, mediante la revisión objetiva de hechos y no de valoraciones emotivas. No es realista hacerse expectativas por encima de los recursos y posibilidades, porque sería prepararnos para fracasos y frustraciones.   
Pero conservar esas expectativas, más allá de los hechos, también tiene límites. “Negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho”, nos decía el escritor y bioquímico estadounidense Isaac Asimov. Algunas veces las expectativas nos ciegan y no podemos ver a tiempo lo que es una verdad a gritos. "Hay que tener aspiraciones elevadas, expectativas moderadas y necesidades pequeñas" expresaba el político  Heinrich vom Stein, conocido como el  Baron vom Stein. 
El líder religioso y luchador por los derechos civiles, el estadounidense Martin Luther King, expresaba que “Debemos aceptar finitas desilusiones, pero nunca perder la esperanza infinita”. Aunque más que la esperanza debemos conservar la fe en lo que hacemos y luchar para conseguirlo. 
Si deseamos tener expectativas, es importante no confundirlas con objetivos. Sin embargo, siempre será necesario precisar –lo mejor posible- esas expectativas y compararlas con los recursos disponibles para alcanzarlas, definiendo que tan realistas son, para evitar decepciones, frustraciones y desilusiones. Pero más allá de lo racional, las expectativas parecen parte del ser humanos. Es un tema siempre difícil y álgido de discutir, pero válido para reflexionar.

Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web (EtiAmmos - Fotolia.com)
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).


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