“Cuando tienes expectativas, te estas preparando
para las desilusiones”.
Ryan Reynolds (n. 1976). Actor canadiense.
REFLEXIÓN: Entre los temas que afectan y destruyen
relaciones humanas -de todo tipo- uno de los principales son las expectativas.
Es común iniciar relaciones personales, afectivas, laborales y otras, cargadas
de expectativas, no siempre compartidas entre las partes. Una relación sana
debe ser una relación de expectativas debidamente expresadas, compartidas y
negociadas, aunque sería preferible sin expectativas, pero no es fácil
lograrlo.
El poeta inglés del siglo XVIII Alexander Pope
decía “Bendecido el que no espera nada, porque nunca debería ser decepcionado”.
Algunas veces nos hacemos falsas expectativas, de tantas cosas, situaciones,
momentos y personas, inclusive acerca de nosotros mismos. Llegamos a construir
una imagen de lo que creemos debemos ser, pero muchas veces nos cuesta
conservar esa imagen, porque no somos eso.
A muchas personas no las conocemos de verdad, ni
nos planteamos conocerlas, porque en realidad queremos es la imagen que nos
hemos hecho de ellas –sin ponerla a prueba- a través de los años, esas
expectativas, y allí se gestan futuras decepciones.
Las expectativas son como una niebla que separa la
realidad de los deseos. Nos llenamos de expectativas y desvirtuamos la
realidad.
Las expectativas se construyen con una mezcla
entre ilusión y miedo. Con la ilusión acerca de lo que deseamos y el miedo a
que no se cumpla. Es común engañarse cuando alguien ofrece algo que parece
satisfacer nuestras expectativas; la política y los amores están llenos de esas
desilusiones.
La confianza es un antídoto al miedo que pueden
generar las expectativas. Esa confianza debemos crearla y darle soporte
mediante la adecuada y efectiva preparación, mediante la revisión objetiva de
hechos y no de valoraciones emotivas. No es realista hacerse expectativas por
encima de los recursos y posibilidades, porque sería prepararnos para fracasos
y frustraciones.
Pero conservar esas expectativas, más allá de los
hechos, también tiene límites. “Negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha
gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho”, nos decía el escritor y
bioquímico estadounidense Isaac Asimov. Algunas veces las expectativas nos
ciegan y no podemos ver a tiempo lo que es una verdad a gritos. "Hay que
tener aspiraciones elevadas, expectativas moderadas y necesidades
pequeñas" expresaba el político Heinrich vom Stein, conocido como el
Baron vom Stein.
El líder religioso y luchador por los derechos
civiles, el estadounidense Martin Luther King, expresaba que “Debemos aceptar
finitas desilusiones, pero nunca perder la esperanza infinita”. Aunque más que
la esperanza debemos conservar la fe en lo que hacemos y luchar para
conseguirlo.
Si deseamos tener expectativas, es importante no
confundirlas con objetivos. Sin embargo, siempre será necesario precisar –lo
mejor posible- esas expectativas y compararlas con los recursos disponibles
para alcanzarlas, definiendo que tan realistas son, para evitar decepciones,
frustraciones y desilusiones. Pero más allá de lo racional, las expectativas
parecen parte del ser humanos. Es un tema siempre difícil y álgido de discutir,
pero válido para reflexionar.
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web (EtiAmmos - Fotolia.com)
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
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