“El pasado es un sitio de referencia no un lugar
de residencia”.
Ignacio Nova (n. 1959). Escritor dominicano.
REFLEXIÓN: Si bien es cierto que en buena parte
nuestro presente y futuro dependen de nuestro pasado, también es cierto que no
podemos estancarnos añorando el pasado con nostalgia o recordándolo con dolor,
ni mucho menos esperando en ese lugar la llegada del futuro. “No puedo volver
al ayer, porque ya soy una persona diferente”, eran palabras de Lewis Carroll,
el matemático y escritor británico.
“Deberíamos usar el pasado como trampolín y no
como sofá”, recomendaba el político y quien fue Primer Ministro británico
Harold MacMillan. En similar orden de
ideas el arquitecto y diseñador industrial Ludwig Mies Van Der Rohe decía “Es
imposible ir hacia adelante y mirar hacia atrás; quien vive en el pasado no
puede avanzar”.
Son muchos, quienes aún pasados los años, siguen
añorando o sufriendo por algo que ya no existe –simplemente- porque ha
cambiado. Pero la realidad es que cualquiera de nosotros, al vivir y conocer
nuevas tierras, personas y culturas, también hemos cambiado, tal cual decía
Lewis Carroll. Con el paso del tiempo, tanto el lugar, como las personas y
nosotros mismos, ya no somos lo que fuimos.
Son muchas las personas que han decidido residir
en el pasado, todos conocemos alguna o algunas. Muchas de ellas consideran que
esa época pasada fue mejor que la actual, pero sin duda que hay subjetividad en
esa opinión. El escritor español Francisco de Quevedo, afirmaba “Nunca
mejora su estado quien se muda solamente de lugar y no de vida y de
costumbres”. Hay quien se muda o emigra solo en cuerpo.
En lugares donde confluyen inmigrantes es bastante
común escuchar las expresiones “Yo tuve”, “Yo era” o “Yo fui”, con la siempre
duda para quien las escucha acerca de la certeza o veracidad de las mismas, y
la convicción e idealización de quien las expresa. “El pasado es lo que
recuerdas, lo que imaginas recordar, lo que te convences en recordar, o lo que
pretendes recordar”, decía el dramaturgo y Premio Nobel de Literatura (2005) el
británico Harold Pinter.
Es sano dejar de hablar continuamente de lo
vivido, sea bueno o malo, para no vivir de recuerdos, arriesgándonos a
llenarnos de melancolía o reproches. Ver nuestro álbum de fotografías es
válido, pero que sea nuestra “lectura” de mesa de noche antes de dormir, no es
recomendable. El pasado como hemos dicho es una referencia, no el lugar donde
actualmente vivimos.
Muchos “errores o desaciertos” del pasado,
continúan torturándonos en el presente, quitándonos motivación y oscureciendo
nuestro futuro. Es necesario evitar que nos paralicemos por encontrarnos
anclados en reproches o melancolía relacionados con ese pasado. Pero también
muchos “éxitos” del pasado nos atrapan, sin permitirnos arrancar, porque
esperamos tener todo garantizado, estar absolutamente seguros, para
repetir viejos triunfos y glorias.
Un proverbio ruso nos recuerda que “Añorar el
pasado es correr tras el viento”; y, un refrán popular, dice que “Agua pasada
no mueve molinos”. Del pasado la experiencia, la reflexión y el aprendizaje,
para enfrentar nuevos retos, luchar por amores y alcanzar los sueños que están
por venir, pero no debemos ni podemos olvidar que el camino es hacia adelante.
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
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