lunes, 11 de mayo de 2015

REFLEXIÓN DEL DÍA (Lunes 11 de Mayo de 2015)‏

“No prepares el camino para el niño, prepara el niño para el camino”.
Autor anónimo.

REFLEXIÓN: Si pretendemos resolver la vida de nuestros hijos en el corto plazo, dediquémonos a dar respuesta a sus inquietudes y problemas; pero si queremos que ellos mismos puedan dirigir y resolver sus vidas en el largo plazo,  ayudémosles a reconocer su necesidades, a manejar sus emociones, a vivir una vida basada en principios y valores,  a tomar conciencia de sus propias decisiones asumiendo la responsabilidad de las mismas y a escoger su propio camino. 
Nuestros hijos deben comprender desde pequeños que la libertad está unida a la responsabilidad, y que recibiremos las consecuencias –positivas o negativas- de nuestras acciones, porque en la vida recogemos lo que sembramos. Ten presente que “Tus hijos no tendrán éxito gracias a lo que hayas hecho por ellos, sino gracias a lo que les hayas enseñado a hacer por sí mismos”, afirmaba la periodista estadounidense Ann Landers. 
Garantizar a nuestros hijos una infancia y adolescencia de “espectáculo” o “burbuja”, sin problemas y con todo resuelto no es garantía de una adultez feliz, una buena parte de las veces es lo contrario. Porque darles todo no los prepara para la vida, sino que los deja –en muchos casos- sin capacidad para sobrevivir a las frustraciones a que regularmente nos somete la vida.  El filósofo y sabio chino Confucio recomendaba “Cría a tus Hijos con un poco de hambre y un poco de Frío”, evitando darles de todo y hasta en exceso, así valorarán. Ellos deben entender –desde muy pequeños- que no todo tiene una etiqueta de precio, por lo tanto, no todo se puede comprar. 
La adversidad, los contratiempos, los infortunios y otros elementos limitantes son parte de la dinámica de vida, y requeriremos manejarlos adecuadamente para poder vivir en armonía y equilibrio. Al querer dar a ellos una vida sin obstáculos, estaremos criándoles  incompletos, porque le cortaremos vivencias y experiencias necesarias para aprender y desarrollar  los conocimientos y habilidades que más adelante requerirán para crecer e independizarse. 
A nuestros hijos los preparamos no solo con lo que les decimos que deben hacer, sino con nuestro diario ejemplo. Al respecto, bien lo expresó la Madre Teresa de Calcuta, diciendo “No te preocupes porque tus hijos no te escuchen: te observan todo el día”. 
A diferencia del pasado, los padres de hoy día se involucran –tal vez- demasiado en la vida de sus hijos. Erróneamente, muchos padres han perdido el sentido y enfoque de sus propias vidas,  inclusive de pareja, desviándolas para girar alrededor de las vidas de sus hijos. 
Podemos llegar a obsesionarnos tanto con ese desvirtuado y patológico objetivo de vida, que consideramos a nuestros hijos como lo más cercano a la perfección; llegando a la imposibilidad de considerar –y mucho menos aceptar- algo negativo de ellos, algunas veces olvidamos que son seres humanos y los convertimos en un proyecto, nuestro proyecto de vida. Al negar, inclusive lo obvio, este tipo de progenitores se arriesgan a que cualquier problema crezca en el tiempo, mientras se niegan a reconocerlo. 
Todo en la vida tiene límites y es sano entender y respetar esos límites. Cuando los padres transgreden o rebasan esos límites, comienzan a asumir la responsabilidad de  problemas que pertenecen  a sus hijos. En innumerables ocasiones los hijos se desentienden de su problema y la responsabilidad de la solución es ahora de sus padres. “No les evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas”, decía el científico francés Louis Pasteur. 
Es ilógico pretender corregir nuestros errores y vivir la vida que no vivimos a través de las vidas de nuestros hijos. Alguien dijo “Sí quiere un campeón en la familia: ¡Entrénese Usted!... y mientras tanto deje que sus hijos jueguen felices”, permitiéndoles que sean niños. 
Muchos padres son culpables de esa insana competencia que tanto daño hace a la sociedad. En una vida con sentido, contenido y conciencia nunca “El fin justificará los medios”. No debemos exigir a nuestros hijos que logren sus metas a toda costa, hagámosle entender la importancia de los límites y de ser felices transitando el camino de la vida, porque la felicidad no está en un lugar al cual debemos llegar. Una vida de competencia les mantendrá siempre alejados de la paz y la felicidad.

Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).


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