“Si vas a jugar conmigo, procura que yo también me
divierta”.
Autor Anónimo
REFLEXIÓN: En las relaciones humanas y,
especialmente, en las relaciones de pareja, entran en juego la honestidad
y las expectativas. Son muchos los problemas que se evitarían, siendo honestos
y aclarando –desde los inicios- las expectativas de cada uno acerca del
probable rumbo de la relación, porque está se consolidará o no en el tiempo.
No es sano iniciar o establecer relaciones
afectivas donde alguna de las partes pueda salir lastimada. Ser honestos y
aclarar el tipo de relación, cuando se habla entre personas maduras, es válido
para evitar esos malos entendidos. Aunque tristemente, como decía la
escritora francesa Amantine-Lucile-Aurore Dupin, quien escribía bajo el
seudónimo de George Sand “Nada se parece más a un hombre honesto que un pícaro que conoce su
oficio”. Sin duda que, en la vida real, también existe la versión
femenina de este espécimen de la fauna humana.
Cuando desde el inicio de la relación no se
aclaran debidamente expectativas y reglas del juego, corremos el riesgo
de que esas expectativas, cargadas de interpretaciones, algunas de ellas
subjetivas o –simplemente- sesgadas por el interés o apego a la otra persona, concluyan en malos entendidos y los
consecuentes problemas. Otras veces, ocurre que algunas de las partes no
se atreve a exponer honestamente su interés inicial y, en la medida que la
relación avanza, las cosas se complican y la probabilidad de salir –cuando
menos- ilesos será realidad.
En todo caso, es un hecho que ser honestos no es
fácil y la mejor muestra de ello es que nos engañamos incluso a nosotros
mismos. El inversionista y millonario estadounidense Warren Buffett afirma que
“La honestidad es un regalo muy caro, no la esperes de gente barata”.
El problema, dice un autor anónimo, en una cita
aplicable a este caso, es que “El gato juega con el ratón, pero el ratón sufre
porque el gato está jugando con su comida”. En realidad, son nuestras propias
expectativas las que nos hacen daño. Podríamos decir que a menos expectativas,
más realidad y menor sufrimiento. No es positivismo ni negativismo, sino más
bien un sano y equilibrado realismo.
“La paz comienza cuando terminan las
expectativas”, afirmaba el Maestro Espiritual bengalí Sri Chinmoy. La novelista
estadounidense Jodi Picoult considera que “Hay dos formas de ser feliz: mejorar tu realidad o
bajar tus expectativas”. Se dice que las apariencias no engañan, lo que
en realidad engaña son las expectativas.
De ninguna manera pretendemos afirmar o sugerir
que debemos bajar las expectativas y simplemente aceptar la relación en
cualquier condición, porque eso no es sano para nuestra estima personal. Cada
quien debe darse su valor y exigir lo que merece. Lo que pretendemos decir es
que tratemos de comprender a tiempo las perspectivas de la relación, para no
mal interpretarla y escoger eventos que afirmen lo que queremos que suceda,
cuando en la realidad no es así.
“Más traiciones se cometen por debilidad que por
un propósito firme de hacer traición”, expresaba el escritor francés François
de La Rochefoucauld. Mientras un proverbio árabe refiere que “La primera vez
que me engañes, será culpa tuya; la segunda vez, la culpa será mía”. Aunque el
engaño es simplemente una consecuencia o un síntoma de una relación débil o
insana.
El autoengaño que más adelante concluye en finales
difíciles o traumáticos, puede ocurrir cuando tratamos como prioridad en
nuestra vida a una persona para la cual apenas somos solo una opción, como
expresa una frase de autoría anónima. El escritor, dramaturgo y periodista
argentino Ernesto Mallo, nos invita a brindarnos la oportunidad de conseguir y
luchar por ese amor que merecemos, planteando que “No amar por temor a
sufrir es como no vivir por temor a morir”.
La idea es que ambos miembros de la pareja estén
claros en sus expectativas acerca de la relación, que ambos estén jugando el
mismo juego y pasándola bien, mientras la relación evoluciona en el tiempo,
para consolidarse o finalizar. De manera honesta, ambos deben brindarse una
oportunidad genuina de avanzar en un proyecto de experiencias y crecimiento que
transitará el camino de la amistad, el afecto y el amor, ofreciéndoles la
posibilidad de una unión permanente en el tiempo, para felicidad de ambos.
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
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