“No pienses como yo, pero
respeta que yo piense diferente”.
Autor Anónimo.
REFLEXIÓN: En un mundo globalizado,
cargado de datos e información, existen múltiples
alternativas u opciones que harían imposible pretender que todos pensemos
igual. Es un hecho que las raíces culturales, los valores, las experiencias,
creencias y paradigmas, individuales y colectivas,
así como innumerables elementos y variables personales nos delinean y dan forma
como individuos de la misma raza humana, pero diferentes en muchos otros sentidos.
Es importante tener claro que
los principios básicos que deben regir nuestra presencia en la tierra son
universales. Principios tales como el derecho a la libertad, a la vida, al bien
común, a la educación, a la salud, a la paz y otros, deben tener vigencia y
presencia, más allá de temas e intereses culturales, religiosos, políticos,
económicos y sociales.
En cuanto a los valores, éstos
están más influidos por temas culturales
y, por ello, varían entre individuos y sociedades. Es un hecho, que en muchas
oportunidades no nos entendemos ni a nosotros mismo. “Encuentro tanta
diferencia entre yo y yo mismo como entre yo y los demás” decía el escritor y
filósofo francés Michel de Montaigne.
Ser flexible, sin sujetarse a
normas, dogmas o paradigmas, es condición imprescindible para lograr la
necesaria empatía que nos permita ponernos en el lugar del otro, comprendiendo
o intentando comprenderlo desde su
perspectiva, no desde la nuestra.
A quienes tiene la posibilidad
de dirigir a otros, expresaba el sacerdote y predicador francés Herni Dominique
Lacordaire “Para gobernar se precisa firmeza, pero también mucha flexibilidad y
paciencia”. Entender que existen innumerables alternativas y que la nuestra es
solo una de ellas.
Otro aspecto clave a controlar
y dosificar, para poder comprender a otros, son nuestras expectativas. Al respecto, refería
el Maestro espiritual bengalí Sri Chinmoy que “La paz comienza cuando terminan
las expectativas”. Si vivimos en función de las expectativas que otro tiene de nosotros,
en realidad no vivimos. “No estoy en este mundo para vivir conforme a tus
expectativas y tú no estás en este mundo para vivir conforme a las mías”,
expresaba el Maestro de las Artes Marciales Bruce Lee.
El problema, planteaba San
Francisco de Sales es que “En nosotros
todo lo excusamos; en los prójimos, nada; queremos vender caro y comprar barato”.
Por su parte, el ex Presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy,
planteaba “Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que
el mundo sea un lugar apto para ellas”, que tengan cabida diferentes puntos de
vista. Expresaba el consultor, escritor y orador Stephen Covey, que “Cada parte
se considera virtuosa y racional, al tiempo que cree que la otra carece de
virtud o de sentido común”. El mismo Covey planteaba “Quienes piensan en dos
alternativas solo pueden ver rivalidad, nunca competición sana, se trata
siempre de Nosotros contra Ellos”, y la verdad es que casi siempre hay más
opciones.
Reforzando lo referido en el
primer párrafo, en cuanto a la forma en que pensamos, resulta imposible
considerar que todos lo hagamos de la misma manera. La razón para ese pensar y
actuar diferente es que cada uno de nosotros tiene diferente historia personal,
experiencia, creencias, paradigmas, situación económica, condiciones personales
y familiares, posibilidades, educación, perspectivas, sueños y mucho más.
Literalmente, nadie tiene
similar condición a otro, como para intentar convencer a ese otro. Planteaba el
escritor portugués y Premio Nobel de Literatura (1998) José Saramago “He
aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta
de respeto, es un intento de colonización del otro”.
Los parámetros y puntos de
vista han cambiado tanto, que para algunos ya no existe diferencia entre lo normal
y lo anormal. Vemos todo conflicto en dos dimensiones, yo y él o ella, nosotros
y ellos, yo y ustedes; y allí quedamos todos atrapados, girando en círculos.
Comprender otros puntos de vista exige hacerlo desde una perspectiva más amplia
y cercana al otro. Es indispensable alcanzar esa cercanía y entendimiento para lograr transitar juntos, felices y en
paz.
Miguel A. Terán
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Nota: imagen extraída de la
web
Referencias: Tomadas de Wikipedia.
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