jueves, 5 de marzo de 2015

REFLEXIÓN DEL DÍA (Viernes 06 de Marzo de 2015)‏

“Prudente padre es el que conoce a su hijo”.
William Shakespeare  (1564-1616) Escritor británico.

REFLEXIÓN: El mismo Shakespeare afirmaba que “La duda prudente es reconocida como la antorcha del sabio”. Es muy importante conocer a nuestros hijos, pero conocerlos de verdad, más allá de nuestras emociones y sentimientos hacia ellos.  La razón es que con los hijos corremos el riesgo de alabarlos tanto que llegamos a minimizar o negar sus errores, defectos e imperfecciones, convenciéndonos de tener hijos “perfectos”, apreciación que no siempre es realidad. 
Al idealizar elevamos o exageramos las características o virtudes de personas, cosas o eventos, acercándolas a niveles de “perfección”. El hábito de idealizar, en general, ha sido asociado con la baja autoestima de quien idealiza, porque éste requiere buscar valor y logros en otro. Surgen allí apegos y dependencia emocional que hacen daño, tanto a quien idealiza como al idealizado, en caso de ser una persona. Cuando se trata de objetos, las palabras del filósofo español Fernando Savater, están llenas de verdad “Lo que poseemos nos posee”. 
El sabio Buda afirmaba y el budismo continúa ratificando, que “La raíz del sufrimiento humano es el apego. La felicidad consiste precisamente en evitar el apego a todo cuanto nos rodea”. Debemos evitar apegarnos a nuestros hijos como un sueño y menos aún como un proyecto,  porque como dijo el escritor y poeta Kahlil Gibran, “Tus hijos no son tus hijos son hijos e hijas de la vida…”. 
En algunos casos, la búsqueda de la perfección en nuestros hijos nos mantiene siempre insatisfechos, y a ellos agotados, porque podrían “lograr un poco más”. Las expectativas son elevadas, la sociedad se encarga de presionar,  pero llenar ese vacío entre expectativas y realidad, es una pesada carga y difícil tarea, tanto para nosotros como para ellos. 
A muchos les cuesta aceptar que sus hijos son seres humanos, comunes y corriente, con virtudes, defectos, fortalezas y debilidades, sueños y pesadillas y que  “La perfección es una pulida colección de errores”, como dijo el escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti. Reconociendo que es un hecho que necesitamos cometer errores, muchos errores, para perfeccionarnos. Desgraciadamente, ocurre tal cual refirió Albert Einstein, que “La perfección de los medios y la confusión de los fines parecen caracterizar a nuestra época”. Nos preocupamos por mejorar y –hasta perfeccionar- los medios para alcanzar algo, pero nos olvidamos de preguntarnos si el fin u objetivo que buscamos es válido.
La columnista y autora estadounidense Abigail Van Buren, recomendaba “Si usted quiere que sus hijos tengan los pies sobre la tierra, colóqueles alguna responsabilidad sobre los hombros”. En similar orden de ideas, el reconocido científico francés Louis Pasteur, recomendaba “No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas”, porque al fin y al cabo, educar, formar y desarrollar a nuestros hijos tiene como objetivo  enseñarles a continuar transitando por la vida sin nuestra compañía.
Seremos equilibrados y prudentes en las apreciaciones y opiniones sobre nuestros hijos, cuando, sin engañarnos ni tratar de engañar a otros, reconocemos con humildad que ellos o ellas no son objetos de comparación, exibición  ni de competencia;  y por tanto, no es necesario buscarles diferencias y semejanzas, porque son únicos como lo es cada ser humano y así debemos aceptarlos, amarlos y dar gracias a Dios por habernos premiado con ellos. 

Tus hijos no son tus hijos (Kahlil Gibran)

Tus hijos no son tus hijos son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo no te pertenecen.

Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, pues, ellos tienen sus propios pensamientos. Puedes abrigar sus cuerpos, pero no sus almas, porque ellas, viven en la casa del mañana, que no puedes visitar ni siquiera en sueños. 
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer. 
Tú eres el arco del cual, tus hijos como flechas vivas son lanzados. Deja que la inclinación en tu mano de arquero sea para la felicidad.

Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia.

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“Sueña, vive, reflexiona, aprende, ayuda y ora”.

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