“Prudente padre es el que conoce a su hijo”.
William Shakespeare (1564-1616) Escritor
británico.
REFLEXIÓN: El mismo Shakespeare afirmaba que “La
duda prudente es reconocida como la antorcha del sabio”. Es muy importante
conocer a nuestros hijos, pero conocerlos de verdad, más allá de nuestras
emociones y sentimientos hacia ellos. La razón es que con los hijos
corremos el riesgo de alabarlos tanto que llegamos a minimizar o negar sus
errores, defectos e imperfecciones, convenciéndonos de tener hijos “perfectos”,
apreciación que no siempre es realidad.
Al idealizar elevamos o exageramos las características
o virtudes de personas, cosas o eventos, acercándolas a niveles de
“perfección”. El hábito de idealizar, en general, ha sido asociado con la baja
autoestima de quien idealiza, porque éste requiere buscar valor y logros en
otro. Surgen allí apegos y dependencia emocional que hacen daño, tanto a quien
idealiza como al idealizado, en caso de ser una persona. Cuando se trata de
objetos, las palabras del filósofo español Fernando Savater, están llenas de
verdad “Lo que poseemos nos posee”.
El sabio Buda afirmaba y el budismo continúa
ratificando, que “La raíz del sufrimiento humano es el apego. La felicidad
consiste precisamente en evitar el apego a todo cuanto nos rodea”. Debemos
evitar apegarnos a nuestros hijos como un sueño y menos aún como un proyecto,
porque como dijo el escritor y poeta Kahlil Gibran, “Tus hijos no son tus
hijos son hijos e hijas de la vida…”.
En algunos casos, la búsqueda de la perfección en
nuestros hijos nos mantiene siempre insatisfechos, y a ellos agotados, porque
podrían “lograr un poco más”. Las expectativas son elevadas, la sociedad se
encarga de presionar, pero llenar ese vacío entre expectativas y
realidad, es una pesada carga y difícil tarea, tanto para nosotros como para
ellos.
A muchos les cuesta aceptar que sus hijos son
seres humanos, comunes y corriente, con virtudes, defectos, fortalezas y
debilidades, sueños y pesadillas y que “La perfección es una pulida
colección de errores”, como dijo el escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti.
Reconociendo que es un hecho que necesitamos cometer errores, muchos errores,
para perfeccionarnos. Desgraciadamente, ocurre tal cual refirió Albert
Einstein, que “La perfección de los medios y la confusión de los fines parecen
caracterizar a nuestra época”. Nos preocupamos por mejorar y –hasta
perfeccionar- los medios para alcanzar algo, pero nos olvidamos de preguntarnos
si el fin u objetivo que buscamos es válido.
La columnista y autora estadounidense Abigail Van
Buren, recomendaba “Si usted quiere que sus hijos tengan los pies sobre la
tierra, colóqueles alguna responsabilidad sobre los hombros”. En similar orden
de ideas, el reconocido científico francés Louis Pasteur, recomendaba “No le
evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a
superarlas”, porque al fin y al cabo, educar, formar y desarrollar a nuestros
hijos tiene como objetivo enseñarles a continuar transitando por la vida
sin nuestra compañía.
Seremos equilibrados y prudentes en las
apreciaciones y opiniones sobre nuestros hijos, cuando, sin engañarnos ni
tratar de engañar a otros, reconocemos con humildad que ellos o ellas no son
objetos de comparación, exibición ni de competencia; y por tanto,
no es necesario buscarles diferencias y semejanzas, porque son únicos como lo
es cada ser humano y así debemos aceptarlos, amarlos y dar gracias a Dios por
habernos premiado con ellos.
Tus hijos no son tus hijos (Kahlil Gibran)
Tus hijos no son tus hijos son hijos e hijas de la
vida deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti y aunque
estén contigo no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos,
pues, ellos tienen sus propios pensamientos. Puedes abrigar sus cuerpos, pero
no sus almas, porque ellas, viven en la casa del mañana, que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no
procures hacerlos semejantes a ti porque la vida no retrocede, ni se detiene en
el ayer.
Tú eres el arco del cual, tus hijos como flechas
vivas son lanzados. Deja que la inclinación en tu mano de arquero sea para la
felicidad.
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia.
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reflexiona y cambia para mejor, todo cambiará para mejor.
“Sueña, vive, reflexiona, aprende, ayuda y ora”.
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