En la complejidad del mundo de hoy, “El
problema fundamental no es la información escasa, sino la información
excesiva”.
Dr. Peter Senge (n. 1947). Investigador, profesor
universitario, escritor y orador estadounidense.
REFLEXIÓN: Eliminar lo superfluo, distinguiendo
entre lo esencial y lo prescindible es vital para sobrevivir en estos tiempos.
La excesiva abundancia de datos e información de todo tipo, especialmente en
internet y las redes, hace imposible disponer de tiempo para interpretarla,
reflexionar y aprender. La tecnología al permitir acceso a innumerables
fuentes de datos e información, exige que afinemos nuestro criterio al momento
de escoger las mejores alternativas.
Es un hecho que, tal cual, deterioramos nuestra
salud física alimentándonos de manera inadecuada o deficiente; también
deterioramos nuestra salud mental, emocional y espiritual cargándonos o saturándonos
de información irrelevante, innecesaria, inútil, manipulada, desvirtuada,
sesgada o de pésima calidad. Nuestra armonía, paz y felicidad interior
depende del alimento con el que nutrimos nuestra mente, corazón y espíritu.
La información en exceso no aporta ninguna ayuda,
por lo contrario, genera dispersión o estrés a la vez que nos roba valioso
tiempo, que podríamos utilizar en otras actividades, inclusive hasta en un sano
y merecido descanso. Mucha de la información que circula en internet y en las
redes es retransmitida por usuarios sin filtrarla ni verificarla. Pasar
información en exceso, aunque sea interesante, valiosa o divertida, por efecto
de saturación deteriora la credibilidad y el respeto de la fuente. El manejo de
los diferentes temas, entre ellos, los religiosos y políticos, requiere cierta
sutileza, dosificación y moderación para evitar que se etiquete a quien los
envía y pierdan su efecto algunos interesantes y útiles mensajes.
La realidad es que nos llenamos de datos, sin
tiempo para convertirlos en información y de información sin tiempo para
interpretarla y hacerla conocimiento. Perdemos espacios y tiempo para
reflexionar debidamente los mensajes, dejando escapar oportunidades de
aprendizaje, necesarias para utilizar sabiamente lo aprendido y alcanzar
armonía, balance y equilibrio en nuestra relación interna y con el
entorno.
Nuestra capacidad de procesar información tiene
límites, tal vez por ello, Albert Einstein afirmaba que “Cada día sabemos más y
entendemos menos”. Parece que nadamos en mares de información y nos ahogamos de
ignorancia. Todos podemos contribuir dosificando y verificando la calidad de la
información que transmitimos, tanto en el mundo real como en el virtual.
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia.
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la medida que se transmite a mayor número de personas. Si cada uno de nosotros
reflexiona y cambia para mejor, todo cambiará para mejor.
“Sueña, vive, reflexiona, aprende, ayuda y ora”.
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