martes, 3 de marzo de 2015

REFLEXIÓN DEL DÍA (Miércoles 04 de Marzo de 2015)

“Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas”.
Rabindranath Tagore (1861 – 1941). Filósofo, escritor y poeta de la india. Premio Nobel de Literatura (1913).


REFLEXIÓN: La vida brinda innumerables oportunidades, y es normal perder algunas de éstas, pero –con seguridad- vendrán otras nuevas. Estancarnos en el sufrimiento, rabia, tristeza  o miedo que puede ocasionar la perdida solo impedirá que podamos ver nuevas alternativas u opciones.
 El Psiquiatra y psicoterapeuta austriaco Viktor Frankl afirmaba “Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento”. 


Es válido sentir dolor, pero sufrir es opcional decía el sabio Buda. Especialmente en las relaciones personales y vinculaciones afectivas siempre queda una sensación de vacío cuando se acaban o transforman. En otras desvinculaciones surgen incertidumbres y temores; por ejemplo, cuando perdemos un trabajo.  Sin embargo, en innumerables ocasiones perder algo nos brinda oportunidades de cambio y progreso, de romper algunas creencias, descubrir habilidades ocultas, dependiendo de la  actitud que tomemos ante lo ocurrido.  Lo que parecía una tragedia abre nuevos horizontes y caminos. 

Con el paso del tiempo, podemos acostumbrarnos a condiciones, relaciones y situaciones no tan buenas, tal vez por aquello de “más vale malo conocido, que bueno por conocer”, continuamos soportándolas.  En estos casos, lograr cortar o desapegarse puede brindarnos la necesaria paz. Es reconocido que una de las principales causas del sufrimiento son los apegos a personas y cosas. 

Decía el poeta inglés Lord Byron que “El recuerdo de la felicidad ya no es felicidad; el recuerdo del dolor es todavía dolor”. Es cierto que hemos olvidado momentos difíciles de nuestra vida cuando podemos llegar a recordarlos sin dolor. Expresaba Pablo Neruda en su Poema 20 “Es tan corto el amor, y tan largo el olvido”. 

Con la vista nublada por lágrimas o con la mente cerrada, no será posible ver o considerar otras oportunidades, perspectivas u horizontes. Pequeñas estrellas lejanas y opacadas por la cercanía del sol, en realidad pueden ser más grandes y luminosas que éste. Así mismo ocurre con personas, lugares y cosas que no eran parte de nuestra atención ni percepción, hasta que desaparece lo que impedía verlas. En ese momento –casi por necesidad- nos abrimos hacia un mundo hasta los momentos desconocido, quizá prohibido por el miedo y temor, pero que ahora nos brinda prometedoras oportunidades. Como dice la expresión “No hay que llorar por lo que se fue. Hay que abrir los brazos y recibir lo que viene”. 

Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia.

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“Sueña, vive, reflexiona, aprende, ayuda y ora”.


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