lunes, 9 de marzo de 2015

REFLEXIÓN DEL DÍA (Martes 10 de Marzo de 2015)

“Una persona inteligente resuelve un problema. Una persona sabia lo evita o previene”.
Albert Einstein (1879-1955). Físico y científico alemán. Premio Nobel de Física (1921).

REFLEXIÓN: Una cosa es resolver un problema y otra muy distinta es evitarlo. En la primera alternativa, sufriremos el desgaste de tiempo y recursos requeridos intentando solucionarlo, no siempre con garantía de lograrlo, además del impacto y daños que ha ocasionado. En la segunda, el esfuerzo está dirigido a anticipar o evitar que los problemas surjan. Tal vez se requieran algunos recursos para lograrlo, pero por lo general esta alternativa será más económica, saludable y ecológica que la anterior. 
Existen individuos muy eficientes resolviendo problemas, pero poco efectivos evitándolos. Paradójicamente, en algunos contextos, situaciones o culturas es más valorado quien resuelve el problema, habiendo podido evitarlo,  que quien tomó las necesarias previsiones para evitarlo; al fin y al cabo, en el segundo caso, como nunca sucede el problema, porque se evitó,  puede que no sea debidamente valorado haberlo evitado. 
En el lenguaje de las organizaciones se habla de individuos pro-activos e individuos reactivos. Los primeros anticipan y evitan, los segundos son dedicados a la actividad de resolver.  En el lenguaje del área legal se dice “Más vale un mal arreglo que un buen pleito”, porque con un  mal arreglo se evita el desgaste que representa un pleito, que no necesariamente garantiza un logro.  Un autor anónimo, consciente de ello,  nos recomienda “Sé selectivo en tus batallas, a veces tener paz es mejor que tener razón”. Una forma de evitar batallas es impidiendo que se genere u ocurran lo factores que las puede causar. 
Sin lugar a duda, que los problemas del hoy son el resultado de las decisiones, acciones y “soluciones” del ayer. Una vez que el problema es una realidad, podría requerirse para sus solución tomar una perspectiva diferente a la que existía cuando fue creado, al respecto el mismo Einstein afirmaba que “No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos”. 
Muchos siglos atrás el filósofo griego Aristóteles reconocía que “La inteligencia consiste no solo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica”. Una forma de hacerlo es evitando que ocurra lo indeseable  y propiciando lo deseable. Por su parte, el astrónomo, astrofísico, escritor y divulgador científico estadounidense Carl Edward Sagan consideraba que “El Saber mucho no es lo mismo que ser inteligente. La inteligencia no es solo información, sino también juicio, la manera en que se recoge y maneja la información”. 
El autor de comedias romano Publio Terencio Africano planteaba que “La sabiduría consiste no sólo en ver lo que tienes ante ti, sino en prever lo que va a venir”. Esa capacidad de ir más allá de las circunstancias del momento y proyectar las consecuencias a futuro, está ligada más con la sabiduría que con el conocimiento en sentido puro. “Saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe; he aquí el verdadero saber”, decía el filósofo chino Confucio. Y Galileo Galilei, el astrónomo, filósofo, ingeniero, matemático y físico italiano, reconocía que “La mayor sabiduría que existe es conocerse a uno mismo”. 
Decía  Lucio Anneo Séneca, el filósofo, político, orador y escritor romano, que  “El mejor indicio de la sabiduría es la concordancia entre las palabras y las obras”, que con seguridad nos evitaría muchos de los problemas que vivimos a diario.  

Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia.

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“Sueña, vive, reflexiona, aprende, ayuda y ora”.


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