jueves, 11 de diciembre de 2014

PENSAMIENTO Y REFLEXIÓN DEL DÍA Viernes 12 de Diciembre de 2014

“Los niños han de tener mucha tolerancia con los adultos”.
Antoine de Saint-Exupery (1900 – 1944). Escritor y aviador francés, autor de la famosa obra El principito.

REFLEXIONES: Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan, decía el mismo Antoine de Saint-Exupery. Luce paradójico, pero muchas de las críticas que hacíamos cuando niños y adolescentes  a nuestros padres, son similares a las críticas de nuestros hijos hacia nosotros. En otras palabras repetimos la historia.


Parte del problema de los adultos con los niños, en este caso con sus hijos, radica en que  muchos adultos pretenden alcanzar, a través de sus hijos, los que debieron haber sido sus propios logros. Muchas frustraciones personales, profesionales y hasta emocionales queremos limpiarlas o saldarlas a través de nuestros hijos. Es tal vez por ello, que muchos de estos padres consideran a sus hijos uno de sus proyectos más importantes de vida.

Corremos el riesgo de pretender repetir nuestra vida a través de nuestros hijos o de ser posible mejorarla, y  ello requiere tolerancia de parte de los hijos, como refiere el pensamiento de hoy. Y de similar manera ha quedado plasmado en otras reflexiones, cuando hemos planteado que pretendemos a través de nuestros hijos llegar a ser el deportista o profesional  que nunca fuimos, o que somos, pero queremos que nuestros hijos repitan nuestra historia, dejando a un lado sus sueños, porque consideramos que son mejores y más confiables los nuestros.

Refería El Principito, el personaje de la novela, que "A los adultos les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: '¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?' Pero en cambio preguntan: '¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?' Solamente con estos detalles creen conocerle."

La realidad, tal cual la expresaba el periodista y autor estadounidense Hodding Carter, parece ser que “Solo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas”. Raíces para que tengan presente siempre sus orígenes, de donde vienen y sus valores. Y alas, para que puedan volar, porque la idea no es que se conviertan en un anexo nuestro, sino que hagan sus propias vidas.

El famoso científico e investigador francés Louis Pasteur recomendaba que no evitemos a nuestros hijos las dificultades de la vida, sino más bien les enseñemos a superarlas. Porque, parece una realidad que “Cuando los padres han construido todo, a los hijos solo les queda el derrumbarlo”, tal cual lo expresaba Karl Kraus el poeta y crítico austriaco.

Mientras, en ese mismo orden de ideas y muchos siglos atrás, el gran pensador chino Confucio recomendaba ”Educa a tus hijos con un poco de hambre y un poco de frío”, de lo contrario, tal vez pierdan su capacidad de valorar lo que reciben y tienen, tornándose insaciables y llenos de apegos.

Al sobre protegerlos, al pretender asfaltar el camino que transitarán, al no permitirles el necesario tiempo para que sus raíces profundicen, al cortar sus alas terminarán dependiendo de nosotros, al pretender vivir nuestra vida a través ellos - sin  duda que hijos deben ser muy tolerantes  con sus padres y con los adultos en general - porque con todo ello les estamos robando su infancia, adolescencia y sueños, lo cual - con seguridad-  tendrá consecuencias en su adultez.  

Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO

Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia.

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“Sueña, vive, reflexiona, aprende, ayuda y ora”.

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