“Viajamos para cambiar, no de lugar, sino de ideas”.
Hipólito Taine (1828-1893) Escritor francés.
REFLEXIÓN: “Donde fueres haz lo que vieres” es un viejo refrán que nos invita a
considerar las costumbres, hábitos y prácticas del lugar al cual llegamos, para
adaptar nuestro comportamiento. Ello nos permitirá que seamos aceptados con
mayor facilidad a la vez que podremos sentirnos mejor.
Por supuesto, la idea es siempre tomar lo bueno de ese
nuevo lugar y tratar de conservar lo bueno que traemos de nuestro lugar de
origen. Cuando estamos de visita en algún lugar, en razón de vacaciones u otra
estadía o permanencia corta, podemos conservar nuestros hábitos y costumbres,
siempre y cuando no molestemos a los demás ni irrespetemos leyes o prácticas.
Pero cuando la permanencia es larga o definitiva, debemos considerar muy en
serio los cambios a realizar, para podernos adaptar adecuadamente al lugar.
Algunas veces, cuando cambiamos de lugar de
residencia, pretendemos vivir con lo mejor de ambos mundos, y esta
práctica se convierte en agotadora y desgastante, por lo cual se hace necesario
realizar cambios, siempre y cuando los mismos no afecten o distorsionen
nuestros valores.
La escritora y crítica social estadounidense Lillian E.
Smith, dijo “Me di cuenta rápidamente que no hay viajes que nos lleven lejos a
menos que se recorra la misma distancia en nuestro mundo interno que en el
externo”. Debemos cambiar profundamente, porque de lo contrario será solo un
cambio cosmético, que lejos de contribuir a nuestra adaptación al nuevo lugar,
representará una permanente contradicción.
El cambio generalmente conlleva ganancias y perdidas. No
conservar nuestro nivel de confort, en un nuevo lugar, es perder algo
importante. Pero debemos ver lo positivo de los nuevos logros, resultado de los
cambios realizados. El novelista estadounidense Henry Miller consideraba que
“Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”.
Hace casi cuatro siglos, el dramaturgo italiano Carlo Goldoni, afirmaba que “Quien no
sale nunca de su tierra está lleno de prejuicios”. Es una realidad que todos
los que hemos tenido que viajar y residenciar en otros lugares, aunque sea
dentro de un mismo país, nos vemos obligados a cuestionar nuestras creencias y
paradigmas originales, como resultado de ver nuevos lugares y conocer nuevas
personas. En ese orden de ideas afirmaba el escritor y orador Mark Twain
que “Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la
intolerancia y la estrechez de mente”.
Parecen realidad las palabras del filósofo griego Séneca:
“Viajar y cambiar de lugar revitaliza la mente”. El Psiquiatra español Luis Rojas Marcos afirma que viajar es
una buena forma de aprender y de superar miedos.
El escritor y poeta portugués Fernando Pessoa consideraba
que “La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que
vemos no es lo que vemos, sino lo que somos”. También ocurre que luego de
viajar por cierto tiempo, al regresar a nuestro lugar de origen, lo sentimos
diferente porque ya somos distintos. "No hay nada como volver a un lugar
que no ha cambiado para darte cuenta de cuánto has cambiado tú" decía el
político sudafricano Nelson Mandela.
“Todos los viajes tienen sus ventajas. Si el viajero
visita países que están en mejores condiciones, él puede aprender cómo mejorar
el propio. Y si la fortuna lo lleva hacia peores lugares, quizás aprenda a
disfrutar de lo que tiene en casa” expresaba Samuel Johnson, el poeta y
ensayista inglés. Sin embargo, ocurre que añoramos lo bueno que encontramos en
otros lugares, pero pocas veces nos preguntamos cómo puedo contribuir a mejorar
mi lugar de origen, para hacer que se parezca al que visité.
Al viajar debemos hacerlo con mente abierta para mejorar
y superarnos como personas. Observar nuevos lugares representa una oportunidad
de reflexión, aprendizaje y cambio.
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia.
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“Sueña, vive, reflexiona, aprende, ayuda y ora”.
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