martes, 16 de diciembre de 2014

Objetivos 2015 – Aspectos a considerar para transitar del sueño a la acción y los logros.

Miguel A. Terán

REFLEXIÓN: Es casi un hábito hacer propósitos de cambios y mejoras para cada año que comienza, costumbre que repetimos año tras año casi como un ritual, pero que no siempre finaliza llena de logros una vez transcurridos los 365 días.

Una buena parte de esos propósitos se quedan en sueños o buenas intenciones; generalmente, porque nunca fueron puestos como objetivos, les faltó precisión, metas y planificación, pero sobre todo convicción y compromiso, para lograr la requerida y necesaria disciplina.  El hábito de postergar que ya tiene una palabra propia en español procrastinar, que significa diferir o aplazar, así como posponer o postergar, es un reflejo del escaso compromiso y la consiguiente falta de disciplina.

Son variadas las razones para que esto ocurra, comenzamos equivocándonos al no evaluar ni reflexionar lo que hicimos durante el año que recién concluye, para tomar como referencia y repetir las buenas experiencias y resultados en el nuevo año, a la vez que evitamos lo improductivo y desgastante.

También es vital ubicar o precisar el lugar donde nos encontramos y tener muy claro el lugar a dónde queremos llegar. Es absolutamente imposible dirigirnos a un lugar que no conocemos, ni sabemos dónde queda y peor aún si desconocemos desde dónde estamos partiendo. La condición actual y la condición deseada son vitales para trazar una ruta, precisar los recursos necesarios y avanzar.

En otras palabras, es indispensable a la hora de considerar objetivos, saber dónde estamos y a dónde queremos llegar, porque de lo contrario giraremos en círculos o tomaremos cualquier rumbo. Decía Lucio Séneca, el filósofo, político, orador y escritor romano, que:  “Ningún viento es favorable para quien no conoce el puerto al que quiere arribar”. En la misma dirección el Profesor y escritor canadiense Laurence J. Peter, reconocido por haber formulado el Principio de Peter, afirmaba: “Si no sabes dónde vas, acabarás en otra parte”.

Esto es tan cierto, que un pasaje de Las Aventuras de Alicia en el país de las Maravillas, la famosa obra del escritor británico Charles Lutwidge Dodgson, conocido bajo el seudónimo de Lewis Carroll.

Alicia pregunta al gato Minino de Cheshire:

“- ¿Quieres decirme el camino que debo tomar para salir de aquí?” 
- “Eso depende mucho del lugar al que quieras ir”, dijo el gato. 
- “Poco me preocupa a dónde ir”, dijo Alicia. 
- “Entonces, poco importa el camino que tomes”, replicó el gato.

El dramaturgo, crítico literario y pensador alemán Gotthold Ephraim Lessing consideraba que “El hombre más lento, que no pierde de vista el fin, va siempre más veloz que el que vaya sin perseguir un punto fijo”. Absoluta verdad, siempre y cuando hayamos definido de manera armónica, balanceada y equilibrada ese punto a seguir. Porque la idea no es obsesionarse con un objetivo y dejar la vida a un lado, mientras nos dedicamos de manera enfermiza a perseguirlo. 
Este es el otro aspecto importante y básico a considerar, la globalidad de los objetivos, para –como dijimos líneas atrás – armonizar, balancear y equilibrar los diferentes aspectos de nuestra vida como individuos y en nuestras relaciones de pareja, familia, hijos, trabajo, profesión, finanzas, espiritualidad, salud, descanso y recreación, amistades, sociedad, comunidad, etcétera. 
Definir objetivos sesgados, incompletos y sin armonía ni balance entre unos y otros, traerá como resultado desequilibrio en las diferentes facetas y etapas de nuestra vida, lo cual hará mella en nuestra ancianidad.  Recordemos las palabras de filósofo y matemático Pitágoras de Samos, cuando afirmó: “Una bella ancianidad es, ordinariamente, la recompensa de una bella vida”. 
Los objetivos deben estar alineados con nuestros principios y valores de vida. Al respecto el empresario, autor y orador motivacional estadounidense Jim Rohn, afirmó que   “El valor principal de la vida no está en lo que conseguimos. El valor principal de la vida está en lo que logramos ser”. En otras palabras, debemos ser cuidadosos, para no convertirnos en un individuo desconocido para nosotros mismos, mientras transitamos en la desenfrenada búsqueda del éxito. 
Y para concluir, los objetivos deben dividirse y establecerse en corto, mediano y largo plazo, de manera tal que lo que hagamos hoy tenga relación y planificada secuencia y consecuencia en nuestros objetivos y resultados del mañana.
En resumen, precisar dónde estamos y a dónde queremos llegar, es vital para evaluar nuestros logros, pero sobre todo debemos ser honestos al considerar en quien nos hemos convertido durante el proceso, para saber si fuimos o no exitosos. Nuestros objetivos nos enfocaran en la búsqueda de nuestros logros, pero será el tiempo quien evaluará nuestro éxito.   

¡Feliz Navidad! Y ¡Feliz Año 2015!






Twitter: @MiguelATeranO

Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia.

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“Sueña, vive, reflexiona, aprende, ayuda y ora”.

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