martes, 4 de noviembre de 2014

PENSAMIENTO Y REFLEXIÓN DEL DÍA Miércoles 05 de Noviembre de 2014


"Debemos reinventarnos todos los días".
Jean-Paul Sartre (1905 – 1980). Filósofo francés, activista político y crítico literario.

REFLEXIÓN: Uno de los grandes errores que cometemos es considerar, en algún momento de nuestra  existencia, que hemos llegado a la perfección - a tal nivel -  que nos convencemos de ser la mejor versión y modelo. Nada más erróneo, porque todos los días tenemos la oportunidad de mejorar y superarnos. La perfección en sentido humano es una utopía, algo irreal e inalcanzable.

Algunos individuos llegan a considerarse perfectos, infalibles y consideran que “se las saben todas”. Más allá de su propio y personal punto de vista no existe nada, por lo cual no aceptan nada distinto a su pensar y proceder. Esa sensación de perfección absoluta los convierte en individuos soberbios, cuando detrás de ese caparazón en la mayoría de oportunidades solo hay ignorancia y temores.

Al considerar la necesidad de reinventarse,  una de las peores mezclas posibles, es una poción de soberbia, ignorancia y poder, porque allí no hay opción de reinvención. Por el contrario, debemos comprender que somos seres en proceso continuo de crecimiento y desarrollo, en busca de merecer el calificativo de seres humanos. Somos perfeccionables hasta el último de nuestros días.

La posibilidad y –especialmente- la apertura necesaria para reinventarse tienen uno de sus principales enemigos en el éxito. La razón es que cuando el éxito, entendido de cualquier manera, ha sido benevolente y sonriente con nosotros, y creemos haber conseguido la ruta para transitar hacia el éxito, despreciamos múltiples oportunidades para reinventarnos.

Esa reinversión de cada día debe cambiar en el tiempo. Tal vez en etapas más cercanas a la juventud, nuestros intereses personales nos lleven a reinventarnos para alcanzar metas académicas, profesionales y económicas. Algún tiempo más adelante lo hacemos para formar pareja y familia, y así sucesivamente, durante nuestro transitar por la vida.

Nos enfrentamos a un problema cuando insistimos en seguir reinventándonos en áreas o etapas que con los años debimos superar; entonces, allí no vale ni es justificable ninguna re-invención. Pretender reinventarnos físicamente, hasta extremos, cuando ya el paso de los años es notorio, claro y evidente, es señal que requerimos reinventarnos en áreas más humanas, sociales y espirituales. Reinventarse es evolucionar y avanzar, no girar como el perro que muerde su propia cola.

Recordemos y tengamos presente las palabras del naturalista inglés Charles Darwin: “No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio”. En ambientes de cambio, como los que vivimos en estos tiempos, la capacidad de mutar para cambiar y evolucionar es condición vital.

Ese necesario cambio que acompaña la reinvención, debe llevarnos a abandonar nuestra zona de confort y entrar en áreas menos conocidas, que nos generan incertidumbre y angustia. Uno de los resultados positivos de esa reinvención es la oportunidad de volver a tener contacto con la humildad, dejar de sentirnos infalibles, y asumir la decisión de tocar tierra y disponer del ánimo requerido para empezar de nuevo.

Este reinventarse debe ser un proceso que nos permita crecer de manera armónica y equilibrada, donde nuestro cuerpo, mente, corazón y espíritu, creen espacios para enriquecer nuestra vida afectiva, emocional y espiritual.


Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO

Nota: imagen extraída de la web


Nota del autor del Blog: Invito a todos mis amigos, seguidores y apreciados lectores a compartir con familiares, relacionados y contactos, esta reflexión y los demás artículos publicados en el blog: http://miguelterancoach.blogspot.com. Tengamos presente que, en oportunidades, unas sencillas palabras pueden hacer y ser la diferencia en nuestra vida o en la vida de los demás.

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