“El lujo es una necesidad que empieza cuando acaba la necesidad”.
Coco Chanel
(1883 - 1971). Diseñadora de moda francesa creadora de la marca Chanel.
REFLEXIÓN:
Comencemos por aclarar que el lujo en realidad es un deseo, no una necesidad.
De manera tal que – en términos de lo normal - los deseos deberían comenzar
cuando las necesidades estén satisfechas. Sin embargo, no siempre ocurre que
los deseos vienen detrás de las necesidades. La razón, para que ello ocurra, es
que desde la perspectiva consumista los deseos son transformados en “falsas
necesidades” por el efecto de la publicidad, la presión cultural y social. Los
deseos son el resultado de un aprendizaje social.
A diferencia
de las necesidades, que son básicas y relacionadas con carencias fisiológicas o
psicológicas, los deseos –casi en general – no tienen límite, porque se
satisfacen solo parcial o temporalmente. Deseos tales como dinero y poder,
entre otros, no tienen límites, porque no llegan a saciarse y siempre falta un
poco más. El
escritor español Francisco de Quevedo decía que “Lo mucho se vuelve poco con sólo desear otro poco
más.”
Lo que es un
lujo para alguien de escasos recursos económicos, es una “necesidad” para otro,
con mayor disponibilidad de recursos económicos.
No son lo
mismo necesidades que deseos, ni nivel de vida que calidad de vida. El nivel de
vida está relacionado con lo material, lo cuantitativo y los deseos; mientras la
calidad de vida está relacionada con lo cualitativo y las necesidades más
profundas del ser humano.
De la adecuada
satisfacción de necesidades depende nuestra propia existencia, por ello,
alimentarse, vestir, dormir, etcétera son necesidades que no se pueden
postergar ilimitadamente en el tiempo. Por su parte, la satisfacción de los
deseos puede llevarnos a una vida más placentera, pero si bien es cierto que
permiten mejorar nuestro nivel de vida, algunas veces las exigencias y el
desgaste resultado de los esfuerzos para buscarlos, obtenerlos y conservarlos
atentan contra la calidad de nuestra vida, deteriorando parejas, familias,
hijos y sociedad.
En los países
del primer mundo las necesidades básicas están cubiertas, por lo cual la gente
se dedica a la satisfacción de deseos. En los países del tercer mundo o en vías
de desarrollo, la gente también pretende dedicarse a satisfacer sus
deseos, pero con la diferencia que muchos individuos no tienen las necesidades
básicas cubiertas, lo cual no hace ningún sentido lógico en el orden de
prioridades. Por ello, podemos ver a alguien con un equipo celular de última
generación y sin dinero para pagar una matrícula de estudios o, peor aún, con
la nevera vacía.
Hablando de
pobreza y riqueza, y considerando que los deseos son insaciables, el
filósofo y Escritor Francés François Marie Arouet “Voltaire”, afirmaba que
“Sólo es inmensamente rico aquel que sabe limitar sus deseos”. Quizá similar
razonamiento logró, hace casi dos milenios, el filósofo griego Epicteto
cuando afirmó que “El deseo y la felicidad no pueden vivir juntos”.
Miguel A.
Terán
Twitter:
@MiguelATeranO
Nota: imagen
extraída de la web
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El Genio de
los Deseos
Un hombre se
entera un día de la existencia de un mercader que vendía un genio, que
complacía todos los deseos de su amo.
Reunió todo el
dinero de que disponía y se dirigió presuroso al mercado, rogándole al vendedor
que se lo vendiera.
El vendedor se
lo vendió no sin antes advertirle:
- "Debes
pedirle nuevos deseos continuamente, pues si no lo mantienes ocupado, te cortará
la cabeza".
- "No te
preocupes", respondió el comprador. "Son tantas las cosas que deseo,
que no tendrá tiempo para descansar".
Salió contento
del lugar y al poco camino la voz del genio le dice:
- "¿Y
bien amo, que deseas?"
Sorprendido el
hombre contesta:
- "Deseo
ser dueño de un enorme palacio". En pocos segundos se erguía ante él un
magnífico palacio.
- "¿Y qué
más?", volvió a preguntar el genio, al tiempo que el palacio se poblaba de
servidores.
- "Deseo
un harén con muchas y hermosas mujeres".
Al instante
bellas jóvenes lo rodearon.
- "¿Y
ahora mi amo?"
- "Pues
deseo un gran banquete con exquisitos manjares, muchos invitados, músicos y
baile". Con la última palabra se presentó ante su vista todo lo
solicitado.
Entonces, el
nuevo dueño del genio se sintió aterrorizado, corrió hasta el mercader y le
dijo:
- "Tú me
lo advertiste, pero dime, por favor, ¿qué puedo hacer? El genio es tan rápido
que en algún momento no tendrá qué hacer y me matará".
- "Eres
una persona agradable y te ayudaré", respondió el mercader. "Dile al
genio que construya una columna altísima y que suba y baje por ella hasta que
tú le ordenes que pare. Mientras tanto, puedes dejar de desear y disfrutar lo
que ya tienes".
¡Disfruta lo
que tienes y no solo a desear lo que te falta!
Autoría:
Desconocida. Tomado de la web.
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