lunes, 3 de noviembre de 2014

PENSAMIENTO Y REFLEXIÓN DEL DÍA Martes 04 de Noviembre de 2014

“La gente se siente sola porque construye murallas en lugar de puentes”.
Joseph Fort Newton (1876 – 1950). Ministro, pastor y autor estadounidense.

REFLEXIÓN: Una enfermedad social que cada día nos ataca con más contundencia es la soledad. Podemos casi considerarla un mal de estos tiempos, donde cada quien anda en lo suyo y se olvida de los demás, hasta que la soledad le atrape. “Si yo estoy bien, todos están bien” parece la errónea consigna o el eslogan de muchos.  

El problema es tan grave que, en el presente, nos olvidamos hasta de nosotros mismos y pasados los años no somos compañía ni siquiera para nosotros mismos. El escritor y Premio Nobel de Literatura, el colombiano Gabriel García Márquez, planteaba que «El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad».

La realidad debe ser que nunca estemos solos, porque deberíamos – cuando menos - ser compañía para nosotros mismos; pero esa actitud de hacernos compañía, requiere tiempo para sembrarla. La consagrada actriz española Carmen Maura,  considera que la soledad es la conquista a la que debe dedicarse todo ser humano. Aprender a estar sin otro,  resulta fundamental, sin tratar de convertirnos en ermitaños, sino teniendo capacidad para pasar buenos momentos de soledad. El poeta y ensayista inglés John Milton, plantaba que la soledad a veces es la mejor compañía.

No es lo mismo la soledad voluntaria que la soledad involuntaria; en la primera, la sensación es de «estar solo»; en la segunda, es «sentirse solo», son sensaciones muy distintas, aunque ambas, las podemos definir como soledad. Esa segunda, «sentirse solo», representa la auténtica soledad .

La soledad voluntaria e incluso la involuntaria, si sabemos dar un sentido a esta última, nos permiten disfrutar de muchas cosas, que no se disfrutan igual en compañía de otros. El filósofo, abogado y escritor, francés Voltaire afirmaba que “La mejor de todas las vidas es la de una ocupada soledad”. Por su parte, el cantautor y músico guatemalteco Ricardo Arjona, nos dice que “La soledad es como un suplicio ingenioso de la naturaleza, que hace que nos encontremos con nosotros mismos, para poder valorar a los demás”.

Cada vez nos amurallamos más y cerramos vías de acceso a puentes, lo cual nos aleja de otros. “Si eres orgulloso, conviene que ames la soledad; los orgullosos siempre se quedan solos”, nos decía el poeta mexicano Amado Nervo.

Sin embargo, cuando la vida nos cambia y el éxito nos sonríe y deslumbra, corremos el riesgo de sustituir consecuentes y fieles amistades,  por nuevas y efímeras.  Muchas “amistades” de fiestas y buenos momentos, resultan absolutamente infieles y pasajeras, cuando las situaciones se deterioran y aparecen las crisis y problemas, y allí nuestra única compañía será la soledad, si hemos aprendido a compartir con ella.  

Una de las soledades más tristes, es aquella en la que estamos acompañados y a pesar de ello, nos  sentimos solos. El recientemente fallecido actor Robin Williams, expresó acertadamente esa contradictoria “soledad en compañía”, cuando dijo: “Solía pensar que la peor cosa en la vida era terminar solo y no lo es. Lo peor de la vida es terminar con alguien que te hace sentir solo”. En otras palabras, parece que sentirnos solos no necesariamente es por falta de compañía, he aquí una complejidad adicional de la soledad.  

Una de las soledades más duras y difíciles de sobrellevar es la que nos deja la ausencia temporal o definitiva de amigos y seres queridos. Para quienes emigran, el vacío que deja la ausencia de su tierra, familia, amigos y raíces, es también una dura soledad.  

En estos tiempos, hemos construido muchos puentes tecnológicos, por los cuales transitamos en un mundo virtual, pero construimos igual cantidad de murallas en nuestra vida real. La invitación es a ser cuidadosos, porque “La soledad es peligrosa, ya que cuando estamos solos mucho tiempo, poblamos nuestro espíritu de fantasmas”, nos decía el escritor francés del siglo XIX Guy de Maupassant.

Retomemos la construcción de puentes de amistad y compañía real y no solo virtual, pero –sobre todo - dediquemos tiempo y esfuerzo a derribar murallas para lograr el necesario contacto y sensibilidad humana, dos antídotos contra la soledad.  

Miguel A. Terán

Twitter: @MiguelATeranO

Nota: imagen extraída de la web


Nota del autor del Blog: Invito a todos mis amigos, seguidores y apreciados lectores a compartir, con familiares, relacionados y contactos, esta reflexión y los demás artículos publicados en este blog: http://miguelterancoach.blogspot.com. Tengamos presente que, en oportunidades, unas sencillas palabras pueden hacer y ser la diferencia en nuestra vida o en la vida de los demás.

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