“La gente se siente sola porque construye murallas en
lugar de puentes”.
Joseph Fort Newton (1876 – 1950). Ministro, pastor y
autor estadounidense.
REFLEXIÓN: Una enfermedad social que cada día nos ataca
con más contundencia es la soledad. Podemos casi considerarla un mal de estos
tiempos, donde cada quien anda en lo suyo y se olvida de los demás, hasta que
la soledad le atrape. “Si yo estoy bien, todos están bien” parece la errónea
consigna o el eslogan de muchos.
El problema es tan grave que, en el presente, nos
olvidamos hasta de nosotros mismos y pasados los años no somos compañía ni
siquiera para nosotros mismos. El escritor
y Premio Nobel de Literatura, el colombiano Gabriel García Márquez, planteaba
que «El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto
honrado con la soledad».
La realidad debe ser que nunca estemos solos, porque
deberíamos – cuando menos - ser compañía para nosotros mismos; pero esa actitud
de hacernos compañía, requiere tiempo para sembrarla. La consagrada actriz
española Carmen Maura, considera que la soledad es la conquista a la que
debe dedicarse todo ser humano. Aprender a estar sin otro, resulta
fundamental, sin tratar de convertirnos en ermitaños, sino teniendo capacidad
para pasar buenos momentos de soledad. El poeta y ensayista inglés John Milton,
plantaba que la soledad a veces es la mejor compañía.
No es lo mismo la soledad voluntaria que la soledad involuntaria;
en la primera, la sensación es de «estar solo»; en la segunda, es «sentirse
solo», son sensaciones muy distintas, aunque ambas, las podemos definir como
soledad. Esa segunda, «sentirse solo», representa la auténtica soledad .
La soledad voluntaria e incluso la involuntaria, si
sabemos dar un sentido a esta última, nos permiten disfrutar de muchas cosas,
que no se disfrutan igual en compañía de otros. El filósofo, abogado y
escritor, francés Voltaire afirmaba que “La mejor de todas las vidas es la de
una ocupada soledad”. Por su parte, el cantautor y músico guatemalteco Ricardo
Arjona, nos dice que “La soledad es como un suplicio ingenioso de la
naturaleza, que hace que nos encontremos con nosotros mismos, para poder
valorar a los demás”.
Cada vez nos amurallamos más y cerramos vías de acceso a
puentes, lo cual nos aleja de otros. “Si eres orgulloso, conviene que ames la
soledad; los orgullosos siempre se quedan solos”, nos decía el poeta mexicano
Amado Nervo.
Sin embargo, cuando la vida nos cambia y el éxito nos
sonríe y deslumbra, corremos el riesgo de sustituir consecuentes y fieles
amistades, por nuevas y efímeras. Muchas “amistades” de fiestas y
buenos momentos, resultan absolutamente infieles y pasajeras, cuando las situaciones
se deterioran y aparecen las crisis y problemas, y allí nuestra única compañía
será la soledad, si hemos aprendido a compartir con ella.
Una de las soledades más tristes, es aquella en la que
estamos acompañados y a pesar de ello, nos sentimos solos. El recientemente
fallecido actor Robin Williams, expresó acertadamente esa contradictoria
“soledad en compañía”, cuando dijo: “Solía pensar que la peor cosa en la vida
era terminar solo y no lo es. Lo peor de la vida es terminar con alguien que te
hace sentir solo”. En otras palabras, parece que sentirnos solos no
necesariamente es por falta de compañía, he aquí una complejidad adicional de
la soledad.
Una de las soledades más duras y difíciles de sobrellevar
es la que nos deja la ausencia temporal o definitiva de amigos y seres
queridos. Para quienes emigran, el vacío que deja la ausencia de su tierra,
familia, amigos y raíces, es también una dura soledad.
En estos tiempos, hemos construido muchos puentes
tecnológicos, por los cuales transitamos en un mundo virtual, pero construimos
igual cantidad de murallas en nuestra vida real. La invitación es a ser
cuidadosos, porque “La soledad es peligrosa, ya que cuando estamos solos mucho
tiempo, poblamos nuestro espíritu de fantasmas”, nos decía el escritor francés
del siglo XIX Guy de Maupassant.
Retomemos la
construcción de puentes de amistad y compañía real y no solo virtual, pero
–sobre todo - dediquemos tiempo y esfuerzo a derribar murallas para lograr el
necesario contacto y sensibilidad humana, dos antídotos contra la soledad.
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Nota del autor del Blog: Invito a todos mis amigos,
seguidores y apreciados lectores a compartir, con familiares, relacionados y
contactos, esta reflexión y los demás artículos publicados en este blog: http://miguelterancoach.blogspot.com. Tengamos
presente que, en oportunidades, unas sencillas palabras pueden hacer y ser la
diferencia en nuestra vida o en la vida de los demás.
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