lunes, 3 de noviembre de 2014

PENSAMIENTO Y REFLEXIÓN DEL DÍA Lunes 03 de Noviembre de 2014

“La humildad antecede a todas las perfecciones”.
Marcel Aymé (1902-1967) Escritor francés, autor de obras teatrales, novelas y cuentos.

REFLEXIÓN: Si existe una característica que todos creemos poseer esa es la humildad, tal vez compartiendo espacios con la razón, que también todos creemos poseer, a veces ambas en abundancia. Pero la humildad, nos refiere el escritor, comunicador y músico peruano Micky Bane,   es un don tan efímero que, tan solo al decir que lo posees, se esfuma.  Planteaba el reformador alemán Martin Lutero que la humildad de los hipócritas es el más grande y el más altanero de los orgullos. En otras palabras, también existe la falsa humildad, que más temprano que tarde la reconocerán todos, menos quien la utiliza porque estará convencido que es humilde.

Debemos entender que la humildad no es pobreza material, porque no tiene nada que ver con posesiones; por el contrario, humildad  es la riqueza espiritual que nos permite convertirnos en mejores seres humanos. Se dice que para ser grande primero debemos aprender a ser pequeños, porque la humildad es la base de toda grandeza.

El brillante educador brasileño Paulo Freire afirmaba que “No hay dialogo sin humildad”. Dialogar no puede llevarse a cabo desde una perspectiva arrogante. Por ello, cuando una de las partes no reconoce con humildad y fe, la existencia y la contribución del otro, será imposible el diálogo.

En oportunidades, necesitamos ayuda o asistencia, pero condicionamos la posibilidad de considerarla y aceptarla,  solo si la propuesta está alineada con nuestra perspectiva, no desde la perspectiva o punto de vista de quien pretende brindarnos esa ayuda o asistencia. Si del otro lado escucho algo que no está en línea con mi punto de vista, entonces, menosprecio o desprecio el apoyo recibido. En innumerables ocasiones se solicita o pide algún consejo, inclusive profesional, pretendiendo solo escuchar lo que queremos escuchar.

Actuar de esa manera nos hace presa fácil de los legendarios “Cantos de Sirena”, hoy día transformados de esos mitológicos seres a vendedores de todo tipo, quienes con su astucia nos cantan y seducen  para engañarnos y llevarnos a donde desean. Saber que no se sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad, expresó muchos siglos atrás el filósofo chino Lao-tsé. La soberbia acaba con la humildad y ambas con nuestra condición de seres humanos.

La reconocida novelista inglesa Agatha Christie consideraba que “Cuando no hay humildad, las personas se degradan”. Ocurre con frecuencia que el dinero y el poder transforman a las personas, convirtiéndolas en individuos soberbios y cada vez más alejados de la humildad y de la realidad. El escritor estadounidense Ernest Hemingway planteaba que “El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad”. Por su parte, el Rey Salomón, descrito en la Biblia como el hombre más sabio, dejo el siguiente mensaje imperecedero: “Donde hay soberbia, allí habrá ignorancia; mas donde hay humildad, habrá sabiduría”.

“Hay que buscar la verdad y no la razón de las cosas. Y la verdad se busca con humildad”, nos decía el filósofo y escritor español Miguel De Unamuno. Una fórmula muy sencilla y simple para ser humilde la planteó Don Bosco cuando dijo: “No nos creamos necesarios”.


Miguel A. Terán

Twitter: @MiguelATeranO

Nota: imagen extraída de la web


Nota del autor del Blog: Invito a todos mis amigos, seguidores y apreciados lectores a compartir, con familiares, relacionados y contactos, esta reflexión y los demás artículos publicados en este blog: http://miguelterancoach.blogspot.com. Tengamos presente que, en oportunidades, unas sencillas palabras pueden hacer y ser la diferencia en nuestra vida o en la vida de los demás.

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