"Trabajar
para ganarse la vida está bien, pero me pregunto el por qué esa vida que uno se
gana trabajando tiene que desperdiciarla trabajando para ganarse la vida".
Miguelito,
Personaje de la tira cómica Mafalda
REFLEXIÓN:
Parece un juego de palabras, casi como adivinar quién fue primero el huevo o la
gallina, pero detrás de esas palabras hay una gran verdad. Es innegable
realidad que debemos ganarnos la vida trabajando con compromiso, esfuerzo y
dedicación, lo cual permite que disfrutemos cierto nivel y calidad de vida,
dependiendo de algunas circunstancias particulares de cada individuo.
Sin embargo,
esta reflexión del famoso personaje de Mafalda, Miguelito, su amiguito y
vecino, nos lleva a considerar los temas de prioridades y límites, a los cuales
se incorporan la armonía y equilibrio de vida. Cuando el trabajo se convierte
en nuestro único objetivo, éste será nuestra prioridad y corremos el riesgo de
perder conciencia de sus límites, lo cual creará desequilibrios en los demás
aspectos de nuestra vida.
En estos
tiempos el trabajo exige sacrificios adicionales, horarios ampliados que
toman parte de las noches, trabajo en fines de semana o días festivos, que si
bien es cierto contribuyen a mejorar el ingreso económico familiar, también
atentan –por su consumo de tiempo- contra la sana relación de pareja, la
adecuada crianza de hijos, la consolidación de cultura y valores en la familia
y, por ende, impactan negativamente a la sociedad en su conjunto. A ello se puede
agregar que, en las ciudades cosmopolitas, el tiempo de transporte
casa-trabajo- casa usualmente consume muchas horas adicionales, que quitan
tiempo y espacio a otros roles personales –familiares, deteriorando la calidad
de vida.
El famoso dramaturgo
y novelista irlandés Oscar Wilde, en lo
que fue su particular y sarcástico estilo de expresarse, afirmaba que el
trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer. Mientras que la
Madre Teresa de Calcuta, comprometida con su amor y servicio a otros, comentaba
“No puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar”. Por su
parte, el escritor irlandés George Bernard Shaw, Premio Nobel de
Literatura y Premio Óscar de la Academia de las Artes y las Ciencias
Cinematográficas, planteaba “Dichoso es aquel que mantiene una profesión que
coincide con su afición”.
Muchas
personas se definen más y mejor por lo que hacen y no por lo que son,
craso o indisculpable error, porque en algún momento dejarán de hacer y no
sabrán cómo definirse. Es importante tener presente que el trabajo es una de
nuestras múltiples facetas de vida, no la única; no obstante, muchos se
refugian en el trabajo, escapando o huyendo de otros temas, situaciones o
problemas que parece no manejan o procesan adecuadamente, logrando con ello que
las brechas o diferencias se hagan mayores y los problemas se agudicen en el
tiempo.
Y finalmente,
el esfuerzo de todo trabajo remunerado debe ser –además de las satisfacciones -
la recompensa de recibir una paga razonable por ese esfuerzo; pero es vital
entender, que esa paga es un medio, no un fin, porque el verdadero fin es el
uso que damos a ese ingreso y los beneficios que éste nos aporta o brinda en
nivel y calidad de vida.
Debemos
trabajar para ganarnos la vida, pero nunca debemos olvidar el compromiso de
vivir.
Miguel A.
Terán
Twitter:
@MiguelATeranO
Nota: imagen
extraída de la web
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