miércoles, 23 de noviembre de 2022

¡Feliz Día de Acción de Gracias! ¡Happy Thanksgiving Day

“Si no estamos agradecidos por lo que tenemos, es probable que no seamos agradecidos con lo que tendremos”.
Frank A. Clark (1860 -1936). Político estadounidense.


Un proverbio estoniano, complementa lo expresado por Frank. A. Clark
 diciendo “Quien no agradece un poco, no agradecerá mucho”. Sin embargo, agradecer es un tema complejo de entender y aún más de explicar, porque está relacionado con las dañinas y terribles expectativas, tanto de quien da cómo de quien recibe. Por ello, existen variadas versiones del agradecimiento, dependiendo de cada personaje y circunstancia.  


“Un individuo orgulloso rara vez es agradecido, porque piensa que todo se lo merece”, nos decía el clérico y abolicionista de la esclavitud 
 el estadounidense Henry Ward Beecher. Existen individuos, que podemos denominar, poco o nada  agradecidos  e incluso hasta mal agradecidos –que parece peor calificativo - y son aquellos individuos que acostumbran a comparar lo recibido con las expectativas, de lo que pudieron recibir. Cuando esas expectativas son elevadas o desproporcionadas, que generalmente les ocurre, el descontento de ellos será una constante.

No podemos negar que también es realidad la existencia de quienes dan o pagan con “espejitos”,  y llenos de expectativas, esperan a cambio de esos espejitos un agradecimiento eterno e incondicional de los demás.  Estos personajes sienten, sufren y vociferan la falta de agradecimiento de las personas, pero al no ser honestos con ellos mismos para reconocer lo poco de su ayuda, en comparación con sus posibilidades, sienten traicionada su buena voluntad.  Mientras la otra parte, quien recibió la ayuda,  consideró que fue poco lo recibido con relación al esfuerzo realizado o, simplemente,  tenía mayores expectativas, al haber considerado las posibilidades o recursos de la otra persona.  La Madre Teresa de Calcuta decía que debemos dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más, pero la realidad es que –generalmente- se acostumbra a dar de lo que sobra.

Expresaba Quilón de Esparta, uno de los Siete Sabios de Grecia, “Si confieres un beneficio, nunca lo recuerdes; si lo recibes, nunca lo olvides”. Al igual que Quilón de Esparta, el escritor y poeta romano Publio Siro, recomendaba “No olvides jamás el beneficio recibido; pero olvida en el acto lo que has hecho”. En otras palabras, tener presente a quien nos ayudó, pero olvidar nuestras ayudas a otros, para evitar la tentación de cobrarlas en algún momento.

Al dar o compartir como resultado de alguna transacción o negocio en el cual nos beneficiamos, debemos ser equilibrados para otorgar una compensación, recompensa o paga justa, acorde con el trabajo, esfuerzo y compromiso de la otra persona, así como con la ganancia que ello representó.   En términos de lo normal, lo ideal sería alcanzar un adecuado equilibrio entre esfuerzos y recompensa, donde ninguna de las partes involucradas se sintiera utilizada o aprovechada por la otra, llegando a establecer una relación “ganar-ganar”. Una forma para evitar malos entendidos y “escasos agradecimientos” es definir previamente lo que hemos de hacer y lo que estaremos recibiendo, permitiendo negociar con sano equilibrio.

Un refrán popular dice “Vas para el cielo y vas llorando”, refiriéndose a alguien que recibe algo y aún se queja. Muchas personas consideran que están en esta vida para recibir ayudas, favores y prebendas, de todos, por cualquier razón. La mayoría hemos conocido personas en difícil situación económica, que una vez superado el problema, se vuelven en extremo exigentes y criticones.

La escritora británica Gladys B. Stern afirmaba que  "La gratitud en silencio no sirve a nadie”. Sin lugar a duda que agradecemos muy poco o nada comparado con lo recibido. Usualmente estamos más preocupados pensando, sufriendo o quejándonos por lo que nos falta, sin tener tiempo para agradecer todo lo que tenemos. Muchas cosas las valoramos solo cuando las perdemos, entre ellas una de las más comunes es la salud.

Algunas veces agradecemos únicamente lo que está representado en cosas tangibles o materiales, pero se nos olvida agradecer a quien nos hace sonreír, a quien nos brinda su sincera amistad, a quien nos da una palabra de aliento en un momento difícil, a quien enriquece nuestro espíritu, a quien nos aporta conocimiento, a quien estimula nuestros sueños, y sobre todo a quien nos ofrece o da parte de su más valioso tesoro y capital, su tiempo.

Es propicio este día, primeramente para dar gracias a Dios, cualquiera sea la forma en que lo concibamos; y para tener presente la importancia de agradecer y ayudar, logrando ese efecto circular que más temprano que tarde nos beneficiara a todos. Unamos esfuerzos por conservar este día como una fecha dedicada a agradecer todo lo que ya tenemos, a hacernos del compromiso de ayudar cada vez más  y a compartir con nuestros familiares y amigos. Este debe ser un día de reflexión.  

Miguel A. Terán
Web: www.lidervoice.com
Twitter: @MiguelATeranO

 Nota: imagen extraída de la web
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“Sueña, vive, reflexiona, aprende, ayuda y ora”.

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