jueves, 2 de octubre de 2014

Pensamiento y Reflexión del Día Viernes 03 de Octubre de 2014

“Una familia feliz no es sino un paraíso anticipado”.
Sir John Bowring (1792-1872). Economista político inglés.

REFLEXIÓN: Un grupo familiar donde reine la armonía, paz y respeto, es un hogar; lo contrario, es una simple casa. Las diferencias en la definición de un hogar y de una casa no tienen relación con recursos económicos, estatus, academia ni con el nivel de vida. A un hogar lo definen los sanos valores que guían a sus integrantes y el amor que en ese lugar se comparte. Son clara realidad las palabras del político, científico e inventor estadounidense Benjamín Franklin, quien afirmó que “La paz y la armonía constituyen la mayor riqueza de la familia”.

Por el contrario, es también una triste realidad que en nuestras “modernas” sociedades el núcleo familiar ha venido desintegrándose y descomponiéndose con mayor rapidez y frecuencia, que nunca antes, y la consecuencia es que cada vez hay más casas y menos hogares,  dejando un pronóstico preocupante para el futuro. El Papa Juan Pablo II decía que «La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida».

Respuestas y soluciones las hay, pero se hace necesario que primero nos revisemos nosotros como guías, líderes o miembros de nuestras familias, para reconocer –con honestidad - si estamos contribuyendo a formar familia y nuestros hogares son de verdad hogares.  Un sabio proverbio chino nos dice: «Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa». 

Los filósofos Confucio y Aristóteles, en diferente tiempo y lugares, coincidieron en afirmar que para que exista la armonía en una sociedad, ésta debe existir primero en la familia.  Las familias son la raíz de la sociedad, por ello en cualquier sociedad donde la familia se desintegra puede esperarse caos y desorden.

El arquitecto e ingeniero suizo Le Corbusier, considerado uno de los arquitectos más influyentes en el pasado siglo XX, afirmaba que “Nunca debemos descuidar a la familia por cuidar los negocios”. Las familias han venido perdiendo tiempos y espacios, ante la tecnología, el consumismo, el trabajo en exceso, la actividad social, y otras más, debilitándose así el pilar fundamental de la sociedad.

El reto de cada uno de nosotros es comprometernos en el objetivo de formar hogares,  dedicando el tiempo y esfuerzo requerido para lograr que nuestras familias vivan en valores, porque ese será nuestro verdadero y auténtico aporte a la sociedad y al futuro. Para ello, es importante tener presente que nuestro ejemplo será mejor referencia y guía que nuestras palabras, en la construcción de las familias que requiere la sociedad.

Miguel A. Terán

Twitter: @MiguelATeranO

Nota: Foto ilustrativa extraída de la Web.

Nota del autor del Blog: Invito a todos mis apreciados lectores a compartir estas reflexiones y otros artículos publicados en mi blog: miguelterancoach.blogspot.com. Tengamos presente que unas sencillas palabras pueden hacer y ser la diferencia en la vida de alguien.

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