“El tiempo hace estragos en la gratitud, aún más que en
la belleza”.
Mario G. Puzo (1920 –1999) Escritor estadounidense de origen
italiano autor de la famosa obra El Padrino (1969).
REFLEXIÓN: Un viejo refrán dice “De bien nacidos es ser
agradecidos”. Y tal vez todos agradecemos, pero a la manera de cada quien y
cada cual, y es allí donde quizá radica el problema. La percepción de gratitud
tiene en las expectativas su elemento más distorsionante. La razón parece
simple, se agradece el esfuerzo y sacrificio de quien da o ayuda, pero
comparado con las expectativas de quien recibe. El filósofo y escritor
español Miguel de Unamuno sugería “No des a nadie lo que te pida, sino lo que
entiendas que necesita; y soporta luego la ingratitud”.
Si bien es cierto que quien da no tiene el deber de hacerlo,
también es cierto que quien recibe no tiene el derecho de recibir. No se trata
de deberes y derechos, se trata simplemente de un acto voluntario de
interacción y sensibilidad entre seres humanos. La clave es la adecuada
combinación entre: Poder Dar y Saber Recibir. En ambos casos, el reto es
hacerlo sin expectativas, para que el acto de compartir lo que tenemos o
poseemos, sea bien recibido por otro, sin juzgar ni valorar lo recibido.
Es cierto que en muchas oportunidades se acostumbra a dar lo
que sobra, ni siquiera lo que ya no hace falta, sino lo que incomoda. Es
común que organizaciones receptoras de donaciones reciban ropa deteriorada,
productos vencidos, equipos obsoletos que ya no tienen reparación y muchas
cosas que debieron irse directamente a la basura. La madre Teresa decía
"Dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más”.
En un sinnúmero de oportunidades, se genera enorme
frustración en aquellos quienes dan, cuando la respuesta o el aprecio
demostrado hacia el gesto de recibir, por parte de otras personas, no es
notorio o evidente. Un viejo y conocido refrán expresa que “De mal agradecidos
está lleno el mundo”, y quizá allí está la explicación; pero también valdría la
pena revisar las dimensiones del esfuerzo o sacrificio que hemos realizado,
para esperar extrema pleitesía de quien recibe. Quizá regalamos “espejitos” y
pretendemos recibir agradecimiento y compromiso eterno. Vale la pena
cuestionarnos nuestra propia capacidad de dar hasta que nos duela.
El novelista y poeta colombiano Álvaro Mutis decía que
“Cuando la gratitud es tan absoluta las palabras sobran”. Particularmente,
estimo que las palabras nunca están de más, aunque lo que se hizo o aún hacemos
lo hagamos con amor o con el placer que nos proporciona el mismo hecho de
hacerlo.
Una analogía entre la gratitud y una película, debe llevarnos
a reconocer que en innumerables oportunidades agradecemos solo a quien aparece
como “actor principal”, en algo que nos beneficia, pero nos olvidamos del resto
del elenco, los técnicos, el personal de apoyo, etcétera, y únicamente
agradecemos o reconocemos a quien lideró la búsqueda y consecución de nuestra
ayuda, aunque no necesariamente haya sido quien más trabajó para que la
lográramos. Al respecto comentaba el filósofo y escritor indio Rabindranath
Tagore “Agradece a la llama su luz, pero no olvides el pie del candil que
paciente la sostiene”.
Podemos dar mucho, no necesariamente en lo material, y aquí
podría estar la otra parte del error y confusión –tanto de quien da como de
quien recibe - al no otorgar debido valor o gratitud a los aspectos no
materiales de la ayuda. Para muchos de quienes dan y para otros tantos de los
que reciben, se otorga extremado valor a lo económico o material, y allí parece
estar esa otra parte del problema, además de las expectativas, mencionadas
párrafos atrás.
En todo caso, para que no perezca la gratitud, vale la pena
tener presente un milenario proverbio chino: “Cuando bebas agua, recuerda la
fuente”, porque no debemos olvidar a quien en algún momento nos ayudó. Y
siempre serán útiles las palabras del poeta español Mariano Aguiló: “Olvida que
has dado para recordar lo recibido”. Agradezcamos siempre toda ayuda o apoyo,
sin evaluarlo, porque no sabemos el esfuerzo realizado por quien nos los brindó
y dejemos que sea su propia conciencia y corazón quienes le juzguen.
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Nota del autor del Blog: Invito a todos mis amigos,
seguidores y apreciados lectores a compartir, con familiares, relacionados y
contactos, esta reflexión y los demás artículos publicados en este blog: http://miguelterancoach. blogspot.com.
Tengamos presente que, en oportunidades, unas sencillas palabras pueden hacer y
ser la diferencia en nuestra vida o en la vida de los demás.
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