martes, 28 de octubre de 2014

Los Mares de Tierra Santa: El Mar de Galilea y el Mar Muerto‏

¿Qué mensaje nos dejan?
 En Tierra Santa existen dos mares, el Mar de Galilea, del cual se toma gran parte del agua que abastece a Israel. Las zonas urbanas y rurales situadas en sus márgenes tienen un verde que realza el paisaje, son fértiles, de naturaleza exuberante. Buena parte de los peces consumidos en la región, desde los tiempos bíblicos, provienen de este lago. Los visitantes locales – y turistas – nunca dejan de maravillarse de su belleza subacuática, en su coloridísima abundancia de flora y fauna. El Mar de Galilea es vida por todos lados.

El otro es el Mar Muerto. Diez veces más salado que los océanos de la Tierra, no permite  la vida de peces ni de otros seres acuáticos. La tierra en sus alrededores es seca, pobre, fea. Aquí no hay trazas de vida, ni murmullos de hojas, ni canto de pájaros, ni risas de niños. Los viajeros escogen otra ruta, solamente por urgencia lo cruzan, el aire es espeso sobre sus aguas y ningún hombre ni bestias, ni aves pueden consumirla. Por todos lados, el Mar Muerto está muerto de verdad.

Lo interesante es que ambos mares se alimentan del mismo río, el Jordán. Después del mar de Galilea, el Jordán continua, y desemboca en el Mar Muerto. Inmediatamente después de caer en esas aguas muertas, los peces y las plantas acuáticas mueren, son instantáneamente momificados y, lentamente, consumidos por la salinidad corrosiva. El fuerte sol provoca la evaporación de una gran parte de agua. El mismo río que le da vida algunos kilómetros atrás muere en el Mar Muerto. El mismo Jordán hace que los dos existan, pero el Mar de Galilea es generoso, multiplica la vida, mientras que el Mar Muerto es la visión de la infertilidad.

¿Qué hace esta gran diferencia entre mares vecinos?

No es el río Jordán. El lleva la misma agua a los dos. No es el suelo sobre el que están, ni el campo que los rodea. La diferencia parece ser que el Mar de Galilea recibe las aguas del río pero no lo retiene, las deja fluir. Por cada gota que a él llega, otra sale. El otro, el Mar Muerto retiene cada gota de agua que llega, allí queda, estancada e inútil. No comparte su agua, se la queda toda y tal vez por ello está muerto.

Es una interesante reflexión, que nos brinda la naturaleza,  para hacer una analogía con nuestras vidas y nuestras posesiones de cualquier tipo. Lo que llega a nosotros en lo material, intelectual, conocimiento, amor, y más, podemos hacer que fluya hacia otros o estancarlo en nosotros; y entonces, habremos escogido ser como alguno de estos mares.


Nota: Esta información sobre el Mar de Galilea y el Mar Muerto fue tomada de diferentes fuentes en la red.

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