En Memoria de
mi Querido Padre Pedro Alberto Terán (1929 -2014) Q.E.P.D.
“Tener hijos
no lo convierte a uno en padre, del mismo modo en que tener un piano no lo
vuelve pianista”.
Michael
Levine (1908-1986). Novelista e intelectual francesa.
REFLEXIÓN: La
primera responsabilidad con nuestros hijos se inicia con la adecuada escogencia
de nuestra pareja. El posterior acto biológico de concebir un hijo es solo un
simple paso natural. A partir del momento en que nacen nuestros hijos es
cuando debemos asumir con compromiso y responsabilidad los roles de proveedor,
formador, protector, modelo y ejemplo, para hacer de ellos nuestro mejor
concierto.
Expresaba el periodista y autor estadounidense Hodding
Carter que solo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno,
raíces; otro, alas. Las raíces para que no olviden sus orígenes, cultura,
valores, enseñanzas y momentos. Y las alas, para que puedan volar en busca de
sus propios horizontes y sueños.
Por su parte, la columnista y locutora Abigail Van Buren,
decía que si queremos que nuestros hijos tengan los pies sobre la tierra es
necesario colocarle alguna responsabilidad sobre los hombros. Ello es parte de
lo que debemos hacer como padres, porque más allá del amor se requiere
enseñarles a asumir sus compromisos de vida con responsabilidad.
El famoso hombre de ciencia francés Dr. Louis Pasteur,
planteaba que no debemos evitar a nuestros hijos las dificultades de la vida,
sino enseñarles más bien a superarlas. En la vida real, muchas veces, en ese
desmedido afán por protegerlos y que no sufran lo que nosotros hemos “sufrido”,
les truncamos experiencias necesarias para sus vidas adultas.
La escasa capacidad de frustración de muchos niños de hoy
deja abiertas incertidumbres y dudas en los hombres y mujeres del mañana. Pero
parece lógica, esta capacidad limitada para frustrarse, porque como padres
hemos estado – tal vez demasiado o en exceso– presente para que no les falte
nada, y quizás que les sobre mucho. Es un punto a reflexionar y corregir, cuando
haya lugar y aún estemos a tiempo, aunque –en verdad - nunca es tarde para una
lección de vida, aunque sea en contravía.
En todo caso, parece que un hijo –finalmente - es una
pregunta que le hacemos al destino, comentaba el escritor español José María
Pemán. Y el también, poeta y dramaturgo español Federico García Lorca
consideraba que “Tener un hijo no es tener un ramo de rosas”. Hay hijos de
hijos.
Si bien es cierto, que parece existen componentes
genéticos en nuestra personalidad, también es cierto que los ambientes
negativos, agresivos, de conflicto son insanos para una adecuada crianza.
Muchos niños comienzan la vida en la desventaja del ambiente donde les tocó
nacer y vivir, sus primeros años. Pero siempre la vida está llena de
oportunidades, nada es definitivo, ni lo bueno ni lo malo. Aunque –sin lugar a
duda- los padres pueden ser factor de equilibrio ante la influencia genética,
porque de lo contrario, al no hacer nada la genética podría tomar ventaja.
Un proverbio escocés dice: “Por buena que sea la cuna,
mejor es la buena crianza”. Es mucho lo que podemos dar a nuestros hijos,
especialmente, en lo palpable y material, pero la vida les requerirá o exigirá
–como requisitos - para transitar felices, que crezcan emocional y
espiritualmente, y esto es parte del trabajo más duro de los progenitores,
porque rodearlos de lo material es fácil.
En conclusión, en sus palabras de H. Jackson
Brown, el autor estadounidense de libros de inspiración, ofrece una valiosa
recomendación: “Vive de tal manera que, cuando tus hijos piensen en justicia,
cariño e integridad, piensen en ti”. Porque nuestros hijos aprenden más de lo
que hacemos que de lo que les decimos que deben hacer. El músico y cantante
Joan Manuel Serrat, ratificando lo expresado en las líneas anteriores, afirma
que “Los hijos aprenden poco de las palabras; solo sirven tus actos y la
coherencia de éstos con las palabras”.
También queda presente, para cerrar el círculo, el
compromiso de los hijos con los padres, nunca obligatorio para los hijos, pero siempre
moral y válida lección de vida, especialmente para los nietos. Un sabio y real
refrán nos recuerda: “De tus hijos solo esperes lo que con tu padres hicieres”.
Miguel A. Terán
Twitter:
@MiguelATeranO
Nota: Foto de
mi álbum familiar.
Nota del autor
del Blog: Invito a todos mis amigos, seguidores y apreciados lectores a
compartir, con familiares, relacionados y contactos, esta reflexión y los demás
artículos publicados en este blog: miguelterancoach.blogspot.com. Tengamos presente que, en oportunidades,
unas sencillas palabras pueden hacer y ser la diferencia en nuestra vida o en la
vida de los demás.
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