“Cuando
bailas, tu objetivo no es ir a un lugar determinado de la pista de baile. Es
disfrutar cada paso del baile”.
Wayne Dyer (n.
1940). Escritor y orador de auto-ayuda.
REFLEXIÓN:
Algunas veces estamos más preocupados y hasta ocupados en “hacerlo bien”, que
en disfrutar lo que estamos haciendo. En un baile – como en muchas otras cosas
en la vida - podemos considerar que existen tres perspectivas, la mía propia
acerca de cómo lo estoy haciendo, la de la pareja que me acompaña en el baile y
la de quienes observan; con seguridad, todos tendríamos la oportunidad de
disfrutar el baile, como bailarines o espectadores, si no perdiéramos el tiempo
evaluando y juzgando, a menos que ese evento sea un concurso de baile.
El escritor
mexicano Doménico Cieri Estrada plantea que aquel que condiciona su felicidad
al cumplimiento de un objetivo se hace esclavo de ese objetivo. El problema,
además de la esclavitud, consiste en que una vez alcanzado dicho objetivo,
generalmente, aparece otro objetivo de orden superior y de mayores exigencias;
y así, transcurrimos la vida de objetivo en objetivo, sin saciarnos y sin
disfrutar el baile. Los retos son válidos, hay que establecerlos, pero llevándolos
con armonía y equilibrio.
El ensayista y
moralista francés Joseph Joubert afirmaba que “El motivo no siempre existe para
ser alcanzado, sino para servir de punto de mira”, porque podemos apuntar hacia
ese objetivo, pero debemos dosificarlo. Por su parte, el escritor y narrador
español Ángel Ganivet, complementaba lo expresado por Joubert, diciendo que no
debemos seguir ciegamente un rumbo fijo.
Obsesionarnos
en busca de un objetivo o meta nos hace perder el sentido de disfrute y placer
de lo que hacemos, convirtiéndose en un reto que casi se transforma en
obligación.
“Hay quien
cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego”, fue una triste y sabia frase del
escritor ruso León Tolstoi. En realidad es triste transitar por la vida solo
viendo o escuchando lo que está en línea con nuestros objetivos o metas.
La idea es
disfrutar lo que hacemos. Acertadamente lo expresaba el filósofo chino Confucio
al decir “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de
tu vida”. Aunque –es cierto – que no solo en trabajos nos obsesionarnos con
objetivos, metas y logros, desgraciadamente también ocurre en los diferentes
aspectos personales, y ello deteriora mucho nuestra calidad de vida.
El reto es
proponernos objetivos y metas, como una clara opción para avanzar, pero nunca
permitir que éstos no esclavicen hasta el punto de robar el tiempo de nuestros
verdaderos sueños, exprimir nuestras fuerzas e impedir que seamos felices.
Miguel A. Terán
Twitter:
@MiguelATeranO
Nota: imagen
extraída de la web
Nota del autor
del Blog: Invito a todos mis amigos, seguidores y apreciados lectores a
compartir, con familiares, relacionados y contactos, esta reflexión y los demás
artículos publicados en este blog: http://miguelterancoach.blogspot.com. Tengamos presente que, en oportunidades,
unas sencillas palabras pueden hacer y ser la diferencia en nuestra vida o en
la vida de los demás.
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