“Nunca
llegarás a tu destino si te detienes a arrojar piedras a cada perro que te
ladre”.
Sir Winston
Churchill (1874 – 1965). Político y estadista
británico.
REFLEXIÓN:
Cuando tenemos un sueño, objetivo, logro o meta, debemos enfocar todos nuestros esfuerzos en alcanzarlo, evitando hacer daño a otros y siendo
selectivo al escuchar las múltiples opiniones que recibiremos al respecto,
especialmente de aquellas personas que no aportan nada bueno ni nuevo.
Dice un viejo
refrán popular que “No nos ofende quien quiere sino quien puede”. En similar
orden de ideas planteaba el filósofo, político, orador y escritor romano Séneca
que “Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros
opinen de ti”. Esta realidad disminuye significativamente el número de personas
a quienes les permitimos brindarnos su opinión. En resumidas palabras, la idea
es nunca permitir que nos ofendan ni apaguen nuestros sueños, sino saber
escoger a quien le permitimos apoyarnos con sus consejos e ideas.
También
parecen ciertas las palabras del escritor y poeta Percy B. Shelley cuando dijo
que lo que verdaderamente importa en la vida no son los objetivos que nos
planteamos, sino los caminos que seguimos para lograrlos. En otras palabras y
contrario a la expresión de Maquiavelo, diremos que el fin no debe justificar
los medios. Medios ilícitos o fuera de principios y valores no son de ninguna
manera válidos.
Transitar por
la vida pendiente “del que dirán” es insano, porque nos impide avanzar a
la vez que afecta nuestra salud mental, emocional y espiritual. Liberarnos de
esa pesada imagen que pretendemos mantener ante los demás, es una de las
libertades más importantes de la vida, porque nos permite romper las cadenas de
una terrible esclavitud, en la cual somos esclavos desde nuestro interior.
El otro
extremo tampoco es bueno, porque es cierto que debemos ser abiertos a sanas
opiniones. Ese infeliz afán de demostrar éxito –y que nadie nos ladre -
en lo que hacemos, de no aceptar ni concebir el fracaso como parte de estar
vivos, nos lleva por la vida cargados de falsas e innecesarias presiones,
creadas por las innumerables pautas sociales que debemos cumplir, cuando no
hemos entendido que la decisión es únicamente nuestra.
Ese miedo al
qué dirán nos paraliza y nos lleva a vivir una vida miserable, porque no es
nuestra vida sino la que los demás desean que vivamos, mientras se nos escapa
la vida que merecemos. Una vida de prejuicios y más prejuicios no nos llevará a
ningún lugar donde podamos ser felices.
Afirmaba el
filósofo griego Platón: “Quien logra que todo lo que lleve a la felicidad
dependa de sí mismo, y no de los demás, ha adoptado el mejor plan para vivir
feliz”.
Miguel A. Terán
Twitter:
@MiguelATeranO
Nota: imagen
extraída de la web
Nota del autor
del Blog: Invito a todos mis amigos, seguidores y apreciados lectores a
compartir, con familiares, relacionados y contactos, esta reflexión y los demás
artículos publicados en este blog: http://miguelterancoach.blogspot.com. Tengamos presente que, en oportunidades,
unas sencillas palabras pueden hacer y ser la diferencia en nuestra vida o en
la vida de los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario