sábado, 25 de octubre de 2014

El Modelo a Seguir – Una escogencia para el éxito en nuestra vida‏


Son muchos los autores que han escrito  acerca de la importancia de seguir las huellas que otros individuos han dejado en su camino hacia al éxito, como una forma para repetirlo. Se habla de la importancia del “modelado” o “modelaje”, aunque está última palabra no existe en  nuestro lenguaje, como una referencia al proceso de ajustarse, seguir o copiar modelos de “éxito” o “excelencia”, casi garantizando alcanzar el mismo logro. Aunque tiempos y condiciones han cambiado, por lo cual debemos ser cuidadosos con el uso de la fórmula ofrecida, más allá de las aclaratorias expresadas en las siguientes líneas.

La idea y la propuesta parecen indicarnos y casi ratificarnos, que si repetimos “exactamente” lo que hizo nuestro modelo,  conseguiremos exactamente los mismos resultados de ese modelo. En otras palabras, un modelo de “éxito” adecuadamente copiado nos debería convertir en alguien de “éxito”. La fórmula parece sencilla aunque, por supuesto, requerirá compromiso, esfuerzo, constancia y dedicación, porque – al igual que todo en la vida- este logro tampoco es algo automático.

Hemos colocado la palabra “éxito” entre comillas, y continuará así, porque quedan muchas dudas acerca del significado de la misma, en cada personaje exitoso. El caso es que tanto éxito como fracaso son definiciones con múltiples interpretaciones.

En conversación sostenida, en días pasados, con mi hija adolescente, acerca del tema del fracaso en la vida; en consideración, a la creencia y casi paradigma, que si los jóvenes no hacen las cosas de cierta y determinada manera en los estudios y la vida, estarán irremediablemente condenados al fracaso. Hoy más que nunca se venden modelos de “éxito” pre-envasados. La oportunidad fue propicia para aclarar  que cualquier discusión relacionada con el éxito y el fracaso, podría convertirse en interminable, si primeramente no aclarábamos el significado de cada uno de estos conceptos.

Ambos conceptos, no parecen ser mutuamente excluyentes, porque una buena parte de los individuos que han alcanzado el “éxito”, reconocen haber transitado el camino del fracaso. Quizá la diferencia es que estos individuos han logrado reflexionar dicha experiencia y obtener provecho de la misma, convirtiéndola en el aprendizaje que les permitió retomar el rumbo hacia el “éxito”.

En días pasados mencioné en una reflexión para este blog, una frase casi lapidaria expresada por la famosa actriz francesa, Brigitte Bardot, la admirada símbolo sexual de las décadas de los años 50´y 60´, quien extraña y paradójicamente dijo: “He tenido éxito en la vida. Ahora, intento hacer de mi vida un éxito”, reconociendo que eran dos cosas diferentes.

Es un hecho que debemos ser cuidadosos con el modelo a copiar, porque existen modelos “buenos” y modelos “malos”, vuelvo a colocar comillas, por si cualquier duda acerca de lo bueno y lo malo. Aunque no hay discusión, acerca de lo malo en aquellos modelos que han basado su supuesto “Éxito” en actos de corrupción, robo, hurto, tráfico de drogas y personas, engaños; así como otras actividades, legalmente lícitas pero moralmente ilícitas, hasta aquellas actividades realmente lícitas, pero que dependiendo del uso que se les dé, convierten  a la persona que las ejerce o practica en alguien amoral.

No obstante, como mencionamos párrafos atrás, para hablar de éxito y fracaso debemos primeramente tener claro qué es el éxito y qué es el fracaso, para cada uno de nosotros. Porque él éxito parece ser algo muy personal y, por tanto, intransferible. Y el fracaso, es algo relativo, porque su real resultado se hace visible y presente en el tiempo; por tanto, muchos “fracasos” de hoy, pueden llegar a ser los “éxitos”, o la materia prima, para los “éxitos” del mañana. Y también ocurre, que muchos “éxitos” de hoy pueden ser los grandes fracasos del mañana.

Es un hecho que nuestras necesidades, cuando de alguna manera evolucionamos, van cambiando en el tiempo; y es esta la razón, por la cual lo que valoramos en algún momento de nuestras vidas no siempre tiene el mismo valor más adelante, para positivo o negativo. Por supuesto, que debemos reconocer que muchas personas son atrapadas por los apegos y, éstos, limitan su desarrollo como seres humanos al mantenerse continua y permanentemente en búsqueda de ese algo, que siempre les falta para ser felices, aunque para quienes les vemos superficialmente  pueden ser ejemplo de “éxito” y “felicidad” a seguir.

La felicidad parece estar atada a simples momentos en diferentes etapas de nuestra vida, que debemos aprovecharlos y disfrutarlos, porque no esperan, no son acumulables y pasan muy rápido. El éxito, por el contrario, deberíamos catalogarlo, clasificarlo y registrarlo al final de nuestro transitar por la vida, porque los “éxitos” parciales pueden –en muchos casos- cuando perdemos el objetivo real de nuestra vida, solo asfaltan el camino para concluir – una vez agotado el tiempo- en un gran fracaso, luego de toda una vida de grandes “éxitos”. La historia, remota y reciente, están llenas de individuos de “éxito” que concluyeron sus vidas en como un gran fracasos.

Entonces, la propuesta es escoger bien el modelo a seguir, tomar de éste lo que es válido de acuerdo a nuestros principios y valores. Percibir y entender el “éxito” de una manera más integral y menos parcial, teniendo presente que un auténtico modelo debe ser armónico y equilibrado en todos los aspectos de su vida, y responsable ante el medio y la sociedad que le rodea, para ser digno de imitar, copiar sus huellas y transmitirlas a las generaciones venideras.  

Miguel A. Terán

Twitter: @MiguelATeranO

Nota: imagen extraída de la web


Nota del autor del Blog: Invito a todos mis amigos, seguidores y apreciados lectores a compartir, con familiares, relacionados y contactos, esta reflexión y los demás artículos publicados en este blog: http://miguelterancoach.blogspot.com. Tengamos presente que, en oportunidades, unas sencillas palabras pueden hacer y ser la diferencia en nuestra vida o en la vida de los demás.

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