Son muchos los
autores que han escrito acerca de la importancia de seguir las huellas
que otros individuos han dejado en su camino hacia al éxito, como una forma
para repetirlo. Se habla de la importancia del “modelado” o “modelaje”, aunque
está última palabra no existe en nuestro lenguaje, como una referencia al
proceso de ajustarse, seguir o copiar modelos de “éxito” o “excelencia”, casi
garantizando alcanzar el mismo logro. Aunque tiempos y condiciones han
cambiado, por lo cual debemos ser cuidadosos con el uso de la fórmula ofrecida,
más allá de las aclaratorias expresadas en las siguientes líneas.
La idea y la
propuesta parecen indicarnos y casi ratificarnos, que si repetimos
“exactamente” lo que hizo nuestro modelo, conseguiremos exactamente los
mismos resultados de ese modelo. En otras palabras, un modelo de “éxito”
adecuadamente copiado nos debería convertir en alguien de “éxito”. La fórmula
parece sencilla aunque, por supuesto, requerirá compromiso, esfuerzo,
constancia y dedicación, porque – al igual que todo en la vida- este logro
tampoco es algo automático.
Hemos colocado
la palabra “éxito” entre comillas, y continuará así, porque quedan muchas dudas
acerca del significado de la misma, en cada personaje exitoso. El caso es que
tanto éxito como fracaso son definiciones con múltiples interpretaciones.
En
conversación sostenida, en días pasados, con mi hija adolescente, acerca del
tema del fracaso en la vida; en consideración, a la creencia y casi paradigma,
que si los jóvenes no hacen las cosas de cierta y determinada manera en los
estudios y la vida, estarán irremediablemente condenados al fracaso. Hoy más
que nunca se venden modelos de “éxito” pre-envasados. La oportunidad fue
propicia para aclarar que cualquier discusión relacionada con el éxito y
el fracaso, podría convertirse en interminable, si primeramente no aclarábamos
el significado de cada uno de estos conceptos.
Ambos
conceptos, no parecen ser mutuamente excluyentes, porque una buena parte de los
individuos que han alcanzado el “éxito”, reconocen haber transitado el camino
del fracaso. Quizá la diferencia es que estos individuos han logrado
reflexionar dicha experiencia y obtener provecho de la misma, convirtiéndola en
el aprendizaje que les permitió retomar el rumbo hacia el “éxito”.
En días
pasados mencioné en una reflexión para este blog, una frase casi lapidaria
expresada por la famosa actriz francesa, Brigitte Bardot, la admirada símbolo
sexual de las décadas de los años 50´y 60´, quien extraña y paradójicamente
dijo: “He tenido éxito en la vida. Ahora, intento hacer de mi vida un éxito”,
reconociendo que eran dos cosas diferentes.
Es un hecho
que debemos ser cuidadosos con el modelo a copiar, porque existen modelos
“buenos” y modelos “malos”, vuelvo a colocar comillas, por si cualquier duda
acerca de lo bueno y lo malo. Aunque no hay discusión, acerca de lo malo en
aquellos modelos que han basado su supuesto “Éxito” en actos de corrupción,
robo, hurto, tráfico de drogas y personas, engaños; así como otras actividades,
legalmente lícitas pero moralmente ilícitas, hasta aquellas actividades
realmente lícitas, pero que dependiendo del uso que se les dé, convierten
a la persona que las ejerce o practica en alguien amoral.
No obstante,
como mencionamos párrafos atrás, para hablar de éxito y fracaso debemos
primeramente tener claro qué es el éxito y qué es el fracaso, para cada uno de
nosotros. Porque él éxito parece ser algo muy personal y, por tanto,
intransferible. Y el fracaso, es algo relativo, porque su real resultado se
hace visible y presente en el tiempo; por tanto, muchos “fracasos” de hoy,
pueden llegar a ser los “éxitos”, o la materia prima, para los “éxitos” del
mañana. Y también ocurre, que muchos “éxitos” de hoy pueden ser los grandes
fracasos del mañana.
Es un hecho
que nuestras necesidades, cuando de alguna manera evolucionamos, van cambiando
en el tiempo; y es esta la razón, por la cual lo que valoramos en algún momento
de nuestras vidas no siempre tiene el mismo valor más adelante, para positivo o
negativo. Por supuesto, que debemos reconocer que muchas personas son atrapadas
por los apegos y, éstos, limitan su desarrollo como seres humanos al mantenerse
continua y permanentemente en búsqueda de ese algo, que siempre les falta para
ser felices, aunque para quienes les vemos superficialmente pueden ser
ejemplo de “éxito” y “felicidad” a seguir.
La felicidad parece
estar atada a simples momentos en diferentes etapas de nuestra vida, que
debemos aprovecharlos y disfrutarlos, porque no esperan, no son acumulables y
pasan muy rápido. El éxito, por el contrario, deberíamos catalogarlo,
clasificarlo y registrarlo al final de nuestro transitar por la vida, porque
los “éxitos” parciales pueden –en muchos casos- cuando perdemos el objetivo
real de nuestra vida, solo asfaltan el camino para concluir – una vez agotado
el tiempo- en un gran fracaso, luego de toda una vida de grandes “éxitos”. La
historia, remota y reciente, están llenas de individuos de “éxito” que
concluyeron sus vidas en como un gran fracasos.
Entonces, la
propuesta es escoger bien el modelo a seguir, tomar de éste lo que es válido de
acuerdo a nuestros principios y valores. Percibir y entender el “éxito” de una
manera más integral y menos parcial, teniendo presente que un auténtico modelo
debe ser armónico y equilibrado en todos los aspectos de su vida, y responsable
ante el medio y la sociedad que le rodea, para ser digno de imitar, copiar sus
huellas y transmitirlas a las generaciones venideras.
Miguel A. Terán
Twitter:
@MiguelATeranO
Nota: imagen
extraída de la web
Nota del autor
del Blog: Invito a todos mis amigos, seguidores y apreciados lectores a
compartir, con familiares, relacionados y contactos, esta reflexión y los demás
artículos publicados en este blog: http://miguelterancoach.blogspot.com. Tengamos presente que, en oportunidades,
unas sencillas palabras pueden hacer y ser la diferencia en nuestra vida o en
la vida de los demás.
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