martes, 9 de septiembre de 2014

Pensamiento y Reflexión del Día Miércoles 10 de Septiembre de 2014

“Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente”.
Rey Salomón (1011 AC – 928 AC). Sabio y último monarca del Reino Unido de Israel.

REFLEXIÓN: El dinero no es malo y esto debemos enfatizarlo. Pero el dinero tampoco es bueno, porque es simplemente neutro. No tiene polaridad, ni positiva ni negativa.  Quienes hacemos del dinero algo positivo o negativo, bueno o malo, sucio o limpio,  somos nosotros mismos, dependiendo de  lo que estemos dispuestos a hacer para conseguirlo y conservarlo,  así como de la manera en que -una vez conseguido- lo utilizamos.

Pudiendo haber aceptado la oferta de Dios, de darle lo que quisiera,  el Rey Salomón solo pidió un corazón dócil, para juzgar a su pueblo y poder discernir entre lo bueno y lo malo al momento de gobernar. Es por ello y mucho más,  que el Rey Salomón  es descrito por la Biblia como el hombre más sabio de la tierra.

El dinero no es ni debe ser un fin en sí mismo, es solo un medio, como tantos otros medios requeridos o utilizados para lograr los verdaderos fines. Es un hecho que quien llega a convertir al dinero en un fin, será atrapado por la avaricia, uno de los Siete Pecados Capitales. El avaro no solo desea poseer o disfrutar, sino atesorar sin límite. El problema con atesorar es que nunca será suficiente, porque el avaro siempre está pensando en el futuro, y ante la incertidumbre de ese futuro, la opción de atesorar es lo único que le proporciona “tranquilidad”.

Cuenta una historia –casi fábula - que un pescador encontró una lámpara, de la cual al frotarla salió un genio, quien le ofreció al pescador tres deseos. El pescador pensó detenidamente su primer deseo y pidió “Sabiduría”, para escoger los otros dos deseos. Una vez el genio lo hizo sabio, le pregunto por su segundo deseo, y el pescador respondió “No necesito los otros dos”.

Lo contrario a atesorar es distribuir, utilizar, emplear y compartir, sin llegar a dilapidar, derrochar o despilfarrar, que tampoco serían alternativas válidas. En este orden de ideas, para evitar la acumulación o atesoramiento, el filósofo y estadista británico Sir Francis Bacon, afirmaba que el dinero es como el estiércol o abono, no es bueno a no ser que se esparza o extienda.

El famoso escritor francés, Alejandro Dumas, decía: “No estimes el dinero en más ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo”. El dinero es uno de los vicios más fuertes que afectan al ser humano, superando a las drogas. El deseo de dinero, junto al deseo de poder, parece no tener límite. El filósofo griego Epicuro de Samos decía: “¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia”.

Por su parte, el filósofo chino Confucio consideraba que algún dinero puede evitarnos preocupaciones; pero mucho dinero, las atrae. A quienes les atrapa la obsesión del dinero o de lo material, estarán siempre más preocupados por lo que le falta o por cuidar lo que tienen que por disfrutarlo. Comenzamos siendo dueños del dinero, hasta que le damos tanto poder e importancia en nuestra vida, que se convierte en nuestro amo. A partir de ese momento dejamos de vivir para nosotros y comenzamos a vivir para él.

Miguel A. Terán

Twitter: @MiguelATeranO


Nota: Foto ilustrativa extraída de la Web.

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