domingo, 31 de agosto de 2014

Pensamiento y Reflexión del Día Lunes 01 de Septiembre de 2014

“La experiencia no consiste en lo que se ha vivido, sino en lo que se ha reflexionado sobre lo que hemos vivido”.
José María De Pereda (1833 -1906). Novelista español.

REFLEXIÓN: Vivir experiencias sin reflexionarlas es perder la oportunidad de aprender la enseñanza o lección que éstas nos dejan. Nuestra real oportunidad está en aprovechar esas lecciones o mensajes, porque la verdadera experiencia no es solo lo que vivimos, sino cómo experimentamos, interpretamos y concientizamos lo vivido; y cómo utilizaremos a futuro el conocimiento y la sabiduría que hemos adquirido. 

El escritor canadiense, Laurence Johnston Peter, dijo que solo había una cosa más dolorosa que la experiencia, y es, no aprender de la experiencia. Una experiencia difícil, dura o desgastante en lo material, psicológico, emocional o espiritual, será justificable si y solo sí  aprendemos el mensaje que ésta nos deja.  El tiempo invertido en reflexionar  experiencias propias y ajenas, es una auténtica inversión; de hecho, hace más de dos milenios el escritor y poeta Publio Sirio planteaba que el tiempo de la reflexión es una economía de tiempo.

El filósofo Sócrates nos recomendaba reflexionar con lentitud, pero ejecutar con rapidez las  decisiones que hemos tomado. En la vida real, y más aún en estos tiempos, disponemos de poco momentos para ambos procesos, reflexión y ejecución, por lo cual la probabilidad de equivocarnos es muy amplia.

Debemos estar conscientes, que lo que en verdad nos permite alcanzar ese aprendizaje no es la experiencia en sí misma, sino el  proceso de reflexión, que ha de llevarnos a analizar y evaluar lo que hemos vivido. Al respecto refería el político inglés Harold MacMillan que la reflexión calmada y tranquila desenreda todos los nudos.

La falta de reflexión nos lleva a desviar el camino de nuestra vida, desvirtuando nuestros sueños y metas iniciales. Son muchos quienes terminan la vida lejos de donde la soñaron y desearon, porque se limitaron a dar respuestas al cómo y cuándo, sin reflexionar un porqué ni un para qué. La oportunidad de reflexionar nos llevará a considerar el camino recorrido, los avances, retrocesos y desvíos, para no perder la ruta o por lo menos estar conscientes de las razones del cambio.

Tener conciencia del aprendizaje que deja la reflexión de las experiencias, debe enseñarnos a valorar no solo la experiencia propia, sino también la experiencia ajena,  ya que tal cual alguien refirió: «De todos podemos aprender, porque quien no es un buen ejemplo, con seguridad será una buena advertencia».

Lo triste y paradójico de la forma en que pretendemos vivir nuestra vida, es que al no  priorizar el tiempo necesario para reflexionar sobre lo vivido, nos condenamos a repetir errores y sufrimientos, sin superar dificultades, desperdiciando valioso tiempo y perdiendo oportunidades de aprender y crecer. En resumen, reflexionar es un valioso hábito de vida, que debemos utilizar antes, durante y después de cada experiencia.

Miguel A. Terán

Twitter: @MiguelATeranO


Nota: Foto ilustrativa extraída de la Web.

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