viernes, 23 de mayo de 2014

“Si soy lo que tengo y lo que tengo lo pierdo, entonces ¿Quién soy?” Erich Fromm (1900 -1980). Psicoanalista, psicólogo y filósofo alemán.

Acostumbramos a definirnos y a ser definidos o categorizados por lo que tenemos y, también, por lo que hacemos. Los verbos “Tener” y “Ser” son dos extremos que se confunden en la interpretación y  en el lenguaje común;  y a ellos se les une “Hacer”, para completar el trio.

Podemos permanecer nuestra vida o parte de ésta, girando en el círculo de hacer – tener -hacer, sin llegar a entender quiénes somos. El mismo E. Fromm confirmaba que la avaricia y la paz se excluyen mutuamente. En la medida en que el objetivo de nuestras vidas sea tener, cada vez nos alejaremos más del ser; teniendo mucho y siendo poco.

Esta confusión genera innumerables problemas,   porque los objetivos de vida se plantean en términos de pasar el tiempo haciendo,  para tener lo que acumulamos, esperando disfrutarlo algún día o, cuando menos,  disminuir la ansiedad y angustia que produce un incierto futuro. Pero recordemos que “Donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón”. Lucas 12:34

Nuestra vida cambia dependiendo como prioricemos estos tres elementos, hacer-tener –ser, pero nuestra cultura valora lo que se puede ver y palpar; por ello, otorga valor a tener y poseer.

Parece normal que al tratar de explicar quién somos, siempre lo expresamos en base a lo que tenemos o lo que hacemos. Pero no es lo mismo tener educación, que ser educado; tener autoridad, que ser una autoridad; ni amar, que ser amado; ni tener familia, que ser familia; ni que nos tengan miedo a que seamos respetados. Podemos tener un título profesional, pero no ser nada profesionales; por referir solo algunas de nuestras  muchas confusiones. 

Una triste historia refiere a dos personas conversando, y una le dice a la otra: “Cuando niño era feliz jugando con billetes de mentira. Ahora tengo billetes de verdad, pero me hacen feliz de mentira”.

La expresión popular  «Cuanto tienes cuanto vales», parece decir que el día que no tengas, simplemente no vales. El Premio Nobel de la Paz (1952), Albert Schweitzer, refería que en la medida en que el poder de un hombre aumenta, este hombre  se convertirá cada vez más en un pobre hombre, porque será más inhumano en la medida en que se convierte en “superhombre”.

Demos valor a las cosas no por lo que valen sino por lo que significan, fueron palabras de  Gabriel García Márquez.  Tengamos presente que el deseo de tener es infinito en sus límites; por ello, nos arriesgamos a que tanto deseo de tener nos consuma la vida haciendo, mientras se nos olvida ser; entre ello, ser felices.

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Web: www.lidervoice.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

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