El Pensamiento del Día (Jueves 24 de Octubre de 2013)
“Nunca nos engañan, nos engañamos a nosotros mismos”.
Johann Wolfgang Von Goethe (1749 -1832). Dramaturgo, científico y filósofo alemán.
REFLEXIÓN: Es común sentirnos engañados, porque es parte de la habitual costumbre humana encontrar un culpable a lo que ocurre, para evitar reconocer que el culpable somos nosotros mismos. El engaño es en realidad un auto-engaño, según las palabras de Goethe. Como alguien refirió, lo que parece no necesariamente es, y lo que es no necesariamente parece; nuestra percepción crea nuestra propia realidad.
Es innegable que siempre hay pistas o indicativos que nos hacen prever un engaño, en los negocios, amistad, amor y en muchas otras actividades o relaciones, pero la mayor parte de las veces somos nosotros mismos quienes las negamos. Por ello, es común que el último que se “entera” de una traición, engaño o infidelidad es quien fue objeto de la misma.
El problema tiene sus orígenes cuando estamos involucrados o deseamos con tal vehemencia o pasión que algo ocurra, que todo lo que no esté alineado con ese deseo o interés ni lo percibimos. Es común que seleccionemos, organicemos e interpretemos lo que percibimos, y es en este proceso donde podemos desvirtuar lo que realmente ocurre.
Es fácil engañarnos porque basta con creer solo nuestras propias verdades, para llegar a justificar lo injustificable. Una vez que nos hemos convencido a nosotros mismos de la veracidad de nuestra razón o argumento esa será nuestra verdad, hasta que la realidad nos demuestra lo contrario y consideramos que fuimos engañados.
Miguel A. Terán
¡Feliz Día!
Es innegable que siempre hay pistas o indicativos que nos hacen prever un engaño, en los negocios, amistad, amor y en muchas otras actividades o relaciones, pero la mayor parte de las veces somos nosotros mismos quienes las negamos. Por ello, es común que el último que se “entera” de una traición, engaño o infidelidad es quien fue objeto de la misma.
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