viernes, 6 de septiembre de 2013

SENSIBLE O FLEXIBLE

SENSIBLE O FLEXIBLE
Una importante diferencia
Miguel A. Terán

En muchos ámbitos, contextos o situaciones de nuestra vida confundimos flexibilidad con sensibilidad, cuando en realidad son conceptos distintos. Podemos afirmar que sensibilidad incluye flexibilidad, pero flexibilidad es apenas una parte del ser sensible.
A diferencia de un individuo rígido, el individuo flexible  es susceptible a cambios según las circunstancias o necesidades,  pudiendo evaluar o escuchar ideas u opiniones diferentes a la suyas propias; y cuando le son convenientes o convincentes, y puede superar sus creencias y paradigmas, hace esfuerzos genuinos por cambiar o modificar su posición original o inicial.
La flexibilidad es resultado de entender pero no necesariamente de comprender, tal cual lo dice la expresión: «te entiendo, pero no te comprendo», porque posiblemente aceptamos una situación, pero al no entenderla o aceptarla nos cuesta solidarizarnos con la misma. En otras palabras fuimos flexibles, pero no sensibles.
Por el contrario, un individuo sensible se conecta de manera profunda con las ideas, opiniones, eventos, sucesos o circunstancias, y por supuesto con las personas y los cambios. Sus decisiones tienen una razonable mezcla de emociones y sentimientos que le guían al momento de evaluar e interpretar las circunstancias, hechos o eventos.
Son seres sensibles a lo que ocurre a su alrededor, lo cual les permite  equilibradas conclusiones desde distintas perspectivas.  Cuando somos sensibles nos interesamos y preocupamos de verdad por los demás o por lo que ocurre, llegando a realizar sacrificios y esfuerzos para colaborar en todo lo que nos sea posible.
En algunos contextos ser sensible es mal interpretado, al considerarse  signo de debilidad; pero de ninguna manera puede ser señal de debilidad  para un ser humano preocuparse genuinamente por otros, escucharles, apoyarles, colaborarles, y más. Muchas personas evitan sensibilizarse para no involucrarse, pero con esa actitud se les escapa el compromiso de los otros.
En el mundo organizacional, al igual que en el personal, nos será imposible crear una auténtica relación de amistad, colaboración o trabajo, sin ser sensibles. El compromiso de la gente que nos rodea no se obtiene solo con flexibilidad, se requiere dar muestras genuinas de sensibilidad para alcanzarlo.
Un mundo diferente no puede construirse con individuos indiferentes, tal cual lo expresan algunos escritos que ruedan en las redes. La indiferencia atenta contra la sensibilidad, porque un individuo indiferente no puede ser sensible; por ello, la indiferencia es uno de los peores enemigos de la sensibilidad.  La sensibilidad nos exige creer,  confiar, tener una comunicación abierta y profundo respeto por el otro. Por el contrario, al individuo desconfiado no le será posible ser sensible, porque siempre juzgará mal o lleno de dudas, cualquier evento o circunstancia que le ocurre a otra persona.
Una característica no solo requerida, sino indispensable,  en las personas que supervisen personal es que éstas sean sensibles. Una de las diferencias clave entre un líder y un empresario, gerente o supervisor es el nivel de sensibilidad del líder. Sensibilidad hacia las circunstancias, expectativas, necesidades, deseos  y sueños del otro. Un líder está alerta, interesado y preocupado por lo que ocurre en su entorno.
La persona sensible es empática, se coloca de verdad en el lugar de la otra persona “en los zapatos del otro”, para entender desde la perspectiva del otro sus planteamientos e inquietudes. Cuando permanecemos en nuestros propios zapatos solo veremos nuestro propio punto de vista.
El mundo sería más fácil de vivir si tuviéramos un interés genuino por las personas y su bienestar, porque al hacer de ello una actitud y conducta reciprocas, esas personas estarían también genuinamente interesadas en nuestra felicidad y bienestar.
Agosto, 2013.


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