La Importancia de las Buenas Amistades para nuestras
vidas.
Miguel A. Terán
En la vida seremos el resultado de la
reflexión sobre las experiencias que vivimos, la educación y formación que nos
procuremos, los libros que leemos, los
lugares que visitamos y las personas con quienes compartimos.
Entre estas últimas están los amigos.
Éstos pueden hacer una gran diferencia en nuestras vidas, para bien o para mal.
Un buen amigo nos ayudará a crecer y compartir ratos de felicidad, porque para
éste somos un fin y no un medio. Decía el médico y escritor español Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de
Medicina 1906, que debíamos apartarnos
progresivamente, sin rupturas violentas, del amigo para quien
representamos un medio en vez de ser un fin.
Ser un fin es cuando alguien nos
valora por lo que somos; por el contrario, cuando alguien nos considera un
medio es valorarnos por la utilidad que representamos. En otras palabras es una
relación por interés, no amistad.
Las amistades inadecuadas pretenderán
imponernos valores alejados de lo sano, tratando de que cambiemos o
flexibilicemos los nuestros para ceder ante seudo o falsos valores, que nos
llevarán por otros senderos, donde algunas veces no hay vuelta atrás.
El
Dramaturgo español Jacinto Benavente (1866-1954) consideraba que lo peor que
hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos.
Una estrategia común de estas inadecuadas
“amistades” es influenciarnos en nuestra forma de pensar, comportarnos, vestir,
etcétera; y hasta cuestionar nuestros valores, exigiendo cambios en todo lo
anterior, como condición indispensable para ser aceptado y pertenecer a algún
grupo en particular.
Al cambiar y transformar nuestro estilo de vida, para
ser parte de este grupo, sin darnos cuenta comenzaremos a ser diferentes, lo
que nos llevará a ser rechazados y discriminados por otros compañeros, y es
allí cuando tomamos un “callejón sin salida”, donde cada vez debemos unirnos
más al grupo que nos transformó y convertirnos más en ellos, como única opción
de tener amigos, pareja o compartir.
El valor de una auténtica amistad
está basado en la comunicación, confianza y mutuo respeto. Este respeto debe
hacerse presente ante aquellos con quienes no compartimos ni valores ni estilos
de vida, para entender que cada quien es libre de hacer lo que mejor considere;
pero teniendo claro que nuestra afinidad y amistad se dirigirá hacia aquellas
personas con quienes compartimos similares valores, expectativas, retos, sueños
y proyectos de vida.
La escogencia de nuestros amigos es entonces
una vital decisión en nuestras vidas.
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