“No permitas que una conquista te conquiste, ni dejes que una derrota te
derrote”.
Autor Anónimo.
REFLEXIÓN: Es un hecho que muchas personas son víctimas de su propio
“éxito”. Se dice que nada traiciona tanto como el éxito. El problema parece
comenzar por no haberlo definido antes de salir en su búsqueda, ya que no
sabremos cuándo lo hemos alcanzado y, por tanto, tampoco sabremos cuándo
detenernos.
El escritor portugués y premio Nobel de Literatura (1998) José Saramago,
plantaba una interesante perspectiva de lo que representan la conquista y el
fracaso, utilizando la palabra victoria en sustitución de conquista, decía “La
derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene
algo negativo, jamás es definitiva”. Es cierto que a ambas, tanto a la victoria
como el fracaso, somos nosotros quienes con nuestra actitud y conducta podemos
convertirlas en temporales o casi definitivas.
El filósofo, profesor espiritual y
escritor Vernon Linwood Howard, planteaba años atrás que "Has tenido éxito
en la vida cuando todo lo que realmente deseas es lo que verdaderamente
necesitas". Esa conquista que tanto deseamos, pero que no necesitamos, es
causante de que muchos pierdan contacto con su esencia y humanidad, y tal cual
refirió el escritor argentino Antonio Porchia “Si no levantas los ojos, creerás
que eres el punto más alto”.
El militar y gobernante francés Napoleón Bonaparte, considerado como uno de
los mayores genios militares de la Historia, afirmaba: “La batalla más difícil
la tengo todos los días conmigo mismo”.
En el otro lado está el fracaso, que entendemos como el resultado de no
haber alcanzado o logrado lo que nos habíamos propuesto, y que llevado al
extremo lo tildamos de derrota. Pero que tampoco es válido permitirle el
derecho de acabar con nuestro ánimo y autoestima. El Libertador Simón Bolívar afirmaba que “El arte de vencer
se aprende en las derrotas”. No consideremos nunca la derrota como un fracaso,
porque el fracaso se hace realidad
cuando no somos capaces de asumir la derrota. El escritor suizo Joël Dicker,
recomendaba “Aprende a amar tus derrotas, pues son las que te construirán. Son
tus derrotas las que darán sabor a tus victorias”.
Un proverbio chino nos recuerda que “Aprendemos poco de la victoria pero
mucho de la derrota”, parece mentira, pero es así. Mientras el Presidente
estadounidense John F. Kennedy consideraba que “La victoria tiene un centenar
de padres, pero la derrota es huérfana”. Y Sir Winston Churchill, el reconocido
estadista y Primer Ministro británico, afirmaba que “Los problemas de la
victoria son más agradables que los de la derrota, pero no menos difíciles de
resolver”.
Luego de las victorias y conquistas, debemos aprender a luchar con un
poderoso enemigo el orgullo, la vanidad y la soberbia. Las conquistas nos envanecen haciendo que
nuestro ego nos domine y extraviemos el rumbo hacia nuestro sueño original. La
novelista británica del siglo XIX, Jane Austen, planteaba que “La vanidad y el
orgullo son cosas distintas, aunque muchas veces se usen como sinónimos. El
orgullo está relacionado con la opinión que tenemos de nosotros mismos; la
vanidad, con lo que quisiéramos que los demás pensaran de nosotros”.
Luego de transitar a través de derrotas y fracasos, debemos aprender a
luchar contra nosotros mismos, para impedir que estos dos impostores, como los
definió el escritor británico Rudyard Kipling, nos hagan perder el camino hacia
nuestros verdaderos sueños, llevándonos por otros senderos que no conducen ni a
la paz ni mucho menos a la felicidad. Parece un hecho, que el resultado real de
todas las batallas lo recogeremos al final de nuestra vida, no valdrán de mucho
los triunfos o derrotas parciales, y es allí –en aquel momento- donde el
triunfo o el fracaso, podrían ser algo
definitivo, porque el tiempo se nos habrá acabado.
Miguel A. Terán
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Facebook:
https://www.facebook.com/miguelterancoach
Linkedin:
http://www.linkedin.com/in/miguelterancoach
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia.
Si te ha gustado esta reflexión, DALE ME GUSTA (LIKE) en las redes y COMPÁRTELA. Un buen mensaje toma valor y
fuerza en la medida que se transmite a mayor número de personas. Si cada uno de
nosotros reflexiona y cambia para mejor, todo cambiará para mejor.
“Sueña, vive, reflexiona, aprende,
ayuda y ora”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario