“La
duda es uno de los nombres de la inteligencia”.
Jorge
Luis Borges (1899-1986). Escritor argentino reconocido como uno de los más
destacados de la literatura del siglo XX.
REFLEXIÓN:
El filósofo, matemático y escritor británico Bertrand Russell, consideraba que en todas las actividades es saludable, de vez
en cuando, poner un signo de interrogación sobre aquellas cosas que por mucho
tiempo se han dado como seguras. Tal cual refirió Aristóteles “La duda es el
principio de la sabiduría”.
Es
sano cuestionarse, cuestionar y dudar,
porque al no hacerlo podemos caer en la somnolencia a que nos lleva la
seguridad en su transitar hacia el error. En cualquier aspecto de nuestra vida
deben existir tanto certezas como dudas. Así evitamos llevarnos sorpresas, al no
haber tenido la sensibilidad ni disposición para detectar aspectos o
situaciones que no estaban funcionando tan bien como creíamos.
La
duda debe llevarnos a investigar y aclarar aspectos sobre el objeto de duda.
Cometemos el error de dudar, en oportunidades por ligereza, haciéndonos eco de
dudas que no hemos tenido la responsabilidad de verificar. “Aquel que duda y no investiga, se torna no solo
infeliz, sino también injusto”, nos decía Blaise Pascal, el científico,
filósofo y escritor francés.
La
capacidad de dudar parece estar asociada a inteligencia, conocimiento y
sabiduría. En esta línea de pensamiento
el escritor y filósofo francés Michel de Montaigne afirmaba que saber mucho da
ocasión de dudar más. El que no sabe de nada no duda de nada, decía George
Herbert, poeta y sacerdote inglés. Y Sir Francis Bacon, filósofo y estadista de
igual nacionalidad, planteaba que la duda era la escuela de la verdad.
Un
viejo refrán dice “Cuando la limosna es mucha hasta el santo desconfía”. El
famoso filósofo y matemático francés René
Descartes consideraba que para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto
sea posible, de todas las cosas.
Por
la ignorancia que en muchas oportunidades nos lleva a solidarizarnos con
causas, eventos o personas, sin previa verificación de la verdad asumida, perdemos
la oportunidad de plantear nuestras dudas, y evitar ser manipulados, convirtiéndonos
en instrumentos de causas cuyo fin desconocemos.
Cuestionemos,
dudemos y verifiquemos antes de afirmar. Aprovechemos para detectar y corregir,
sobre la base de nuestras dudas, antes de que sea muy tarde.
Miguel
A. Terán
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Nota:
Foto ilustrativa extraída de la Web.
Sabias palabras compañero!
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