Pensamiento y
Reflexión del Día (Martes 22 de Abril de 2014)
“La
sensibilidad es el traje de etiqueta del espíritu”.
Miguel Mihura
(1905 -1977). Escritor, dramaturgo y periodista español.
REFLEXIÓN: Una
persona sana de mente, corazón y espíritu posee entre sus características más
visibles y palpables la sensibilidad. Por el contrario, la insensibilidad es
una de las más claras demostraciones de la decadencia humana, moral y
espiritual de personas y sociedades.
Una sociedad
insensible es resultado de la indolencia y apatía de sus integrantes, quienes
dejan de sentir las cosas que causan dolor, pena o lastiman a sus
congéneres. El efecto de la insensibilidad es multiplicador; por ello, cada vez
lo somos de manera más notoria. Tristemente, la insensibilidad parece ser el
espíritu de nuestra época.
Hemos perdido
la compasión por los demás, haciéndonos insensibles ante sus circunstancias y
problemas, solo nos importan los nuestros, porque los consideramos válidos
y más importantes. La insensibilidad hace monstruos, decía el escritor y
filósofo francés Denis Diderot.
Transitamos
ignorantes entre la inconsciencia, la insensibilidad y la frivolidad
de las diferentes clases sociales. Nos acostumbramos, haciéndonos
insensibles; viendo y aceptando como normales muchas anormalidades. La ceguera
espiritual nos hace insensibles, decía Konrad Lorenz, Premio Nobel
de Medicina (1973).
Hay quienes se
definen como individuos sensibles, pero lo son solo por interés, y la
sensibilidad y el interés no tienen ninguna sana relación. Usualmente
confundimos ser flexible con ser sensible, creyendo que si somos flexibles –
entonces - también somos sensibles, cuando en realidad la flexibilidad apenas
nos permite aceptar, mientras que la sensibilidad nos lleva a entender y
comprender.
La abundancia
de cosas materiales y estímulos de todo tipo, están produciendo generaciones de
niños, jóvenes y futuros adultos insensibles, insaciables e inagotables ante la
necesidad de estímulos. Es un hecho que si no criamos niños sensibles no
tendremos adultos sensibles; por ello, es necesario enseñarles desde pequeños a
colocarse –literalmente – en “los zapatos de los demás” para poder entender
antes de juzgar y criticar.
La sensibilidad
es vital para relacionarnos entre unos y otros, con el entorno social y el
ambiente e incluso con nosotros mismos, porque es una característica básica de
cualquier individuo que pretenda ser humano.
Miguel
A. Terán
¡Feliz Día!
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