jueves, 7 de agosto de 2025

El Dinero: ¿Ángel o Demonio? - Artículo de Miguel A. Terán

Artículo publicado en Los Tiempos Newspaper -Miami, Florida USA Julio - Agosto 2025 

Miguel A. Terán

Psicología, Filosofía y Coaching

www.miguelterancoach.blogspot.com

www.lidervoice.com

El dinero no es malo y esto debemos enfatizarlo. Pero el dinero tampoco es bueno, porque el dinero es simplemente neutro, ni bueno ni malo. No tiene polaridad, ni positiva ni negativa.  Quienes hacemos del dinero algo positivo o negativo, bueno o malo, sucio o limpio, útil o dañino, somos nosotros mismos, dependiendo de lo que estemos dispuestos a hacer para conseguirlo, conservarlo y aumentarlo, así como de la manera en que -una vez conseguido- lo usamos o utilizamos.


El dinero no es ni debe ser un fin en sí mismo, es solo un medio, como tantos otros medios requeridos o utilizados para lograr los verdaderos fines. Es un hecho que quien llega a convertir al dinero en un fin, será atrapado por la avaricia, uno de los Siete Pecados Capitales. El avaro no solo desea poseer o disfrutar, sino atesorar sin límite. El problema con atesorar es que nunca será suficiente, porque el avaro siempre está pensando en el futuro, y ante la incertidumbre de ese futuro, la opción de atesorar es lo único que le proporciona esa falsa “tranquilidad”.

Tristemente, ocurre con mucha frecuencia, que una vez que lo obtenemos nos olvidamos de cuando no lo teníamos, y con ese olvido perdemos la humana sensibilidad por quien carece de dinero, acostumbrándonos a mirar hacia otro lado para evitar cualquier muestra de solidaridad. Esa misma sensibilidad y solidaridad que buscábamos y esperábamos de otros cuando no lo teníamos.

El famoso escritor francés, Alejandro Dumas, decía: “No estimes el dinero en más ni en menos de lo que vale, porque el dinero es un buen siervo y un mal amo”. El dinero es uno de los vicios más fuertes que afectan al ser humano, superando a las drogas. El deseo de dinero, junto al deseo de poder, parece no tener límite. 


Refiere John C. Maxwell en uno de sus libros, que al empresario estadounidense John D. Rockefeller, quien llegó a ser uno de los hombres más ricos del mundo, en una oportunidad le preguntaron “¿Cuánto dinero necesitaría para quedar satisfecho?”, y su respuesta fue “Solo un poco más”, unas palabras que lo condenaron a buscar y acumular dinero hasta el día de su muerte. Fue una víctima de su propia fortuna.

El filósofo chino Confucio consideraba que “Algún dinero puede evitarnos preocupaciones; pero mucho dinero, las atrae”. A quienes les atrapa la obsesión del dinero o de lo material, estarán siempre más preocupados por lo que le falta o por cuidar lo que tienen que por disfrutarlo. "Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen", expresaba el escritor uruguayo Eduardo Galeano.

Comenzamos siendo dueños del dinero, hasta que le damos tanto poder e importancia en nuestra vida, que se convierte en nuestro amo. A partir de ese momento dejamos de vivir para nosotros y comenzamos a vivir para él. A través del tiempo, muchos sabios y pensadores han llegado a reconocer al dinero como una nueva forma de esclavitud.

El famoso músico, guitarrista y compositor jamaiquino Bob Marley consideraba que “El dinero son números y los números nunca finalizan. Si se necesita dinero para ser feliz nuestra búsqueda de la felicidad nunca acabara”. Porque es cierto que “La riqueza es como el agua salada; cuanto más se bebe, más sed da”, tal y como lo expresaba el filósofo alemán Arthur Schopenhauer.

Detrás de drogas, licor, juegos, vicios y apegos en general, está el vacío interior de las personas, quienes –de manera equivocada- tratan de llenarlo externamente. Nos recordaba el fallecido actor Robin Williams que "La cocaína es la manera que tiene Dios de decirte que estás ganando demasiado dinero".

Caer en la pobreza nos aleja y hace perder contacto con el dinero y la paz que éste representa, al impedir que disfrutemos de condiciones humanas de vida; por lo cual, no debería ser una alternativa válida para ningún ser humano. Por el contrario, tener demasiado dinero tampoco es sano, ya que nos aleja de otros aspectos importantes para vivir.

El adecuado balance entre nivel de vida y calidad de vida es ese punto de equilibrio que debemos cuidar con celo, porque es fácil perderlo en el camino. "Si soy lo que tengo y lo que tengo lo pierdo, entonces ¿Quién soy?”, expresaba el psicólogo y filósofo alemán Eric Fromm.

Enseñemos a nuestros hijos el valor de las personas, el esfuerzo y las cosas, pero enseñémosles a vivir en valores, para que no solo se preocupen por el precio, ya que no todo en la vida tiene una etiqueta y –definitivamente – lo que realmente vale en la vida parece no tener precio.

Debemos luchar para lograr la adecuada armonía, balance y equilibrio entre lo material, humano y espiritual, evitando que la búsqueda ilimitada de un nivel de vida disminuya o acabe con la calidad de nuestra vida. Recordemos que “El camino al infierno parece el cielo”.

El reto es llegar a ser individuos de valor por lo que aportamos y por la buena huella que dejan nuestras acciones, y no solo valorarnos o reconocernos por lo que tenemos. En conclusión, somos nosotros mismos quienes hacemos al dinero un ángel o un demonio en nuestras vidas.

Este artículo fue escrito por el autor sin uso ni apoyo de Inteligencia Artificial (IA)

4 comentarios:

  1. Verdaderamente muy cierto. El dinero puede ser una trampa

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  2. Como siempre Miguel: Excelente! Claro y conciso...

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  3. ☝🏻️ Como siempre Miguel: Excelente! Claro y conciso... Tu vecino y amigo del Richmond... Luis Torres

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    1. Gracias Doctor. Me alegra que haya sido de tu agrado. Un abrazo.

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